Camas separadas: la nueva tendencia que se impone entre las parejas

Todas las relaciones de pareja tienen sus particularidades y cada una de ellas pone sus propias reglas de convivencia, pero hay un tema en especial que, cada vez más, ponen en consideración las parejas modernas, se trata del ‘sleep divorce’ o divorcio de cama o dormitorio, que hace alusión a dormir en espacios diferentes.

Una opción que, aunque para unos, solo es una señal de que algo anda mal en la relación, para otros es la oportunidad de revolucionar las formas tradicionales de ser y convivir en pareja.

“Esta elección permite, entre otras cosas, fortalecer más la independencia, la intimidad, porque aunque se es pareja, cada persona debe poder mantener un espacio reservado para sí. Así que, si una pareja ve esto como una posibilidad, tendría ventajas muy grandes, pues partirán del hecho de poder dormir juntos cuando se quiera, se tratará más de compartir espacios teniendo cada uno un lugar particular”, explica la psicóloga, sexóloga y terapeuta de pareja Paula Dávila, y añade: “Sin duda, la convivencia será mucho más tranquila. Dormir en cuartos separados no significa que no puedan dormir juntos, es más un tema de elección y eso, finalmente, será lo más gratificante”.

Sin embargo, comenta la experta, es importante pensar si la condición de dormir separados se está dando porque hay una dificultad de pareja o si en realidad esto podría darle un nuevo aire a la relación, pues en caso de ser lo primero, no sería lo ideal.

“Cuando llegamos a decir que tenemos cuartos separados es porque hemos acordado un pacto, un pacto buscando comodidad, buscando un espacio propio que pueda generar un orden diferente. La convivencia tiene muchas dificultades y dentro de eso está la organización de los espacios, tener que compartir el baño, la cama, ..., así que es una alternativa muy buena cuando la pareja no está en una situación de crisis. Cuando hemos hecho la elección de un tipo de vida diferente”.

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Y es que realmente son muchos los beneficios que trae consigo ocupar distintos espacios. Así lo han comprobado numerosos estudios y lo confirman también los expertos, pues esta nueva modalidad, pactada de una manera respetuosa y consciente, se ha convertido en la forma de permanecer juntos bajo el mismo techo y vivir felices.

Según un estudio desarrollado por el Sleep Council británico, el porcentaje de parejas que duermen en camas separadas ha subido del 8 % al 12 % en cinco años, encontrando que los beneficios de esta práctica van desde una mejor calidad del sueño a un potencial incremento en las relaciones sexuales.

“Convencionalmente nos hemos encontrado que la descripción de una pareja feliz incluye dormir juntos, en posición de cucharita y tranquilamente a lo largo de toda la noche. Sin embargo, se dejan de lado muchas cosas: los ronquidos, las diferencias en temperaturas corporales, los movimientos a lo largo de la noche, las costumbres como el uso del celular hasta altas horas o el necesitar algún ruido de fondo antes de conciliar el sueño (música, películas, series). Es ante estas situaciones donde se puede hablar del “sleep divorce” o divorcio de habitación o dormitorio, pues tener un espacio propio, además de permitir un descanso adecuado, mejorará nuestro estado de ánimo y permitirá mayor facilidad para realizar tareas diarias”, explica la psicóloga clínica y sexóloga Paola Beltrán.

Un estudio desarrollado por la Universidad de Nuremberg reveló que los inconvenientes para dormir y los conflictos de pareja tienden a ocurrir de manera simultánea.

Ahora bien, sobre cómo plantearle a una de las partes la posibilidad de dormir separados, los expertos recomiendan hacerlo siempre desde el respeto y la empatía, con cariño, explicando a la otra persona los motivos que le han llevado a querer dormir separados y escuchando siempre las opiniones del otro.

Édison Pazmiño, médico sexólogo explica que esto va a depender mucho de la madurez que se tenga en la relación, sobre todo si es una unión sólida, estable, para llegar a este tipo de acuerdos. “Culturalmente hemos asumido que la pareja tiene que estar junta en todo momento, al inicio se duchan juntos, hacen muchas cosas juntos, pero luego se va marcando una distancia y frente a esto es tan válido estar bien y dormir juntos, como estar bien y convivir por separado, cada pareja va observando de qué manera puede hacer las cosas más agradables y evitar así conflictos por simples detalles de organización, por ejemplo. Pero ojo, el roce de la piel hace el afecto. Entonces, aunque durmamos en habitaciones diferentes, no debemos distanciarnos mucho”.

Pazmiño aclara que siempre uno de los preceptos de la relación es que la pareja se tiene que extrañar y por ende es importante que cada uno tenga su espacio, su tiempo, sus propios amigos, para que pueda compartir de manera individual, pero claramente, también buscar espacios para estar en pareja y seguir cultivando el vínculo.

Así las cosas, Pazmiño sugiere la posibilidad, incluso, de programar los encuentros íntimos, para evitar que esto afecte la relación. “Hay que ser conscientes de que debemos nutrir la relación y no hablo solamente sobre encuentros sexuales, hablo de compartir espacios íntimos fuera de la cama, porque si no se maneja de manera adecuada y con los acuerdos adecuados, podrá generar un conflicto de pareja”.

Y, sobre si es la opción más acertada para convivir, el experto apunta que, si realmente esto permite que no se fatiguen los estímulos sexuales, que no se sature el deseo por el otro, entonces será una opción que permitirá oxigenar en gran medida la relación, pero si por el contrario, se convierte en un pretexto porque definitivamente no se quiere estar en pareja, habría que replantearlo.

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Algo en lo que también concuerda Dávila, para quien siempre, cuando se hace este tipo de pactos, hay muchas más posibilidades de que se incremente el gusto de poder compartir en pareja, “no tengo que dormir contigo porque me toque, porque compartimos la misma cama, sino porque de verdad coincidimos en que queremos hacerlo. Así que en lugar de ser una barrera, elegir dormir en cuartos separados será una variante que le pone un toque muy interesante a la relación”.

Eso sí, finalmente aclara que, los efectos, ya sean negativos o positivos, van muy ligados a la cosmovisión de la pareja, “hay gente que necesita, desde la necesidad, no desde la sana decisión, dormir con su pareja, porque ya la costumbre hizo efecto, porque necesita sentir al otro/a para poder tener calma y tranquilidad, cosa que no es sana. Yo tendría que poder dormir sola sin tener dificultades para conciliar mi sueño con o sin la presencia del otro, así que creo que no debería tener efectos negativos, creo que dormir separados sí puede hacer que yo extrañe la presencia del otro, que yo desee estar con ese otro, que lo añore y entonces el encuentro sea mucho más esperado y deseado, como cuando se es novio”.

“Esto definitivamente podría ser muy positivo, pero pienso que hay que tener un nivel de madurez alto y unos pilares de comunicación importantes en pareja”, concluye la experta.

Lo cierto, es que si de algo estamos seguros, es que perder a la pareja del lado de la cama podría ser un incentivo para mantener encendida la llama de la pasión.

Paola Beltrán psicóloga clínica y sexologa, recomienda:
-Tome la decisión de manera conjunta, haciendo uso de una comunicación clara y asertiva.
-Evalúe los pros y contras.
Permitiendo que cada una de las personas explique qué representaría este cambio para la relación.
-Establezca unos acuerdos y límites para llevarlo a cabo.

Beneficios
+Descanso adecuado.
+Mejor estado de ánimo.
+Mayor facilidad para realizar tareas diarias.
+ Conectar con la individualidad, permitiendo explorar nuevos intereses para compartir luego en pareja.
+ Mayor valor a los espacios compartidos.
+ Mayor estimulación del deseo sexual.