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Así quedaron los vehículos accidentados frente a la galería Alameda, cuando el conductor del carro gris, al parecer ebrio, transitó en contravía a alta velocidad. | Foto: Foto: Archivo de El País

ACCIDENTE DE TRÁNSITO

¿Están los caleños conduciendo cada vez peor?, análisis de malas prácticas en las vías

Maniobras peligrosas, conocer la norma y no aplicarla y mal ejemplo en la niñez, convierten a conductores en un peligro en las vías. Perfil emocional influye.

24 de marzo de 2019 Por: Alda Livey Mera Cobo -  reportera de El País

Aunque parezca inverosímil, o lo tilden de exageración, 22.357 conductores caleños estuvieron a punto de morir o de causar muertos en un accidente, como el ocurrido en el barrio Alameda el pasado 16 de marzo, solo en lo que va corrido de 2019.

Las cifras no mienten. Entre el 1 de enero y el 15 de marzo de este año, esos 22.357 caleños incurrieron en conductas temerarias, tales como pasarse un semáforo en rojo o un pare, transitar en contravía, exceder la velocidad o conducir embriagado.

Estas tres últimas infracciones serían en las que habría incurrido José Antonio Pineda, conductor del carro particular que se estrelló contra un taxi en la galería Alameda este 16 de marzo. Siniestro que fue mediático porque en esa combinación mortal perdieron la vida el pasajero del taxi, Óscar Marino Bejarano, asesor de la Secretaría de Infraestructura de Cali, y Pineda, el conductor infractor, dejando además cuatro heridos, la pérdida total de ambos vehículos y un poste derribado.

Estas conductas impropias aumentan los índices de siniestralidad en la ciudad, como ese accidente; de mortalidad, como esas dos víctimas, y de morbilidad, como los heridos a los que los bomberos tuvieron que sacar de entre las latas retorcidas.

Según el Observatorio de Movilidad de Cali, 192 conductores fueron sancionadas por no tomar la distancia mínima del vehículo que le antecede, en enero - febrero de 2019, lo que causa accidentes.

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Pero, ¿porqué cada vez más conductores caleños van en contra vía de la ley?

Silvio Rebolledo, psicólogo de la Universidad del Valle especializado en psicología del tránsito, explica que los graves accidentes son provocados por tres conductas conocidas como temeridad manifiesta, subjetividad e inmediatez y anomia.

La temeridad manifiesta es ese conductor que tiene claro el riesgo que va a correr, por ejemplo sabe que va a beber y/o a consumir estupefacientes, pero aún así se va a una fiesta o celebración manejando en su vehículo, carro o moto. “El problema es que en Colombia eso se ve como una infracción, pero en Europa, es un delito que da entre 4 y 8 años de cárcel”, dice Rebolledo.

“Aquí, si de pronto hay lesionado, la sanción es larga, si hay un muerto, hay una sanción de por vida, pero cuando uno va a ver, ni han pagado la multa ni han reparado a las víctimas ni han mejorado como personas”, señala el psicólogo.

También sufren de temeridad manifiesta, quienes se atreven a hacer piques ilegales, como los que supuestamente ocurrieron en el túnel mundialista, o el que un grupo de jóvenes pretendía hacer el pasado 17 de marzo a la medianoche, y que cuando llegó la autoridad de tránsito, uno de ellos intentó huir en contravía, arrollando a un motociclista que registró grado 2 de alcohol.

Y cuando no los han hecho en ese hundimiento de la Avenida Colombia, pues toman como pista la Avenida Cañasgordas o el Kilómetro 18 de la vía al mar o el Coliseo El Pueblo. “Quieren demostrar que ellos sí son capaces de hacer lo que otros no harían nunca”, explica el psicólogo.
Conducir embriagado es otra conducta temeraria y agravante de la accidentalidad en Cali. “El alcohol es un desinhibidor, es quitar la puerta de esa parte del cerebro que te dice, ‘no hagas eso, está mal’. Entonces el conductor ebrio se vuelve arriesgado, temerario”, explica el psicólogo especialista en tránsito.

La subjetividad e inmediatez

Son esas personas a las que los trancones los estresan demasiado y los vuelven agresivos y a las que el semáforo les hace pensar que están perdiendo minutos importantes de la vida, las que luego pueden llegar a perder la vida en un minuto.

Rebolledo cita a la psicóloga argentina Silvia Bleichmar, quien sostiene que la mala crianza genera adultos imprudentes o que siempre andan de afán. El psicólogo explica que el niño siempre aprende del ejemplo de los adultos (modelamiento), y cuando sea adulto y conduzca, va a actuar o a reaccionar igual que lo hacían sus padres.

O si aprendió a conducir con un familiar o un amigo (moldeamiento), hereda todos los errores de ese instructor improvisado al volante. O por impregnación, que es el aprendizaje inconsciente que hace el niño entre los 3 y 5 años, influencia que aparecerá cuando ya tenga licencia de conducción y salga a la vía.

Y una tercera conducta temeraria es la anomia, que desde el punto de vista de la psicología de tránsito, significa que el conductor conoce la norma como concepto, pero que no la reconoce como algo que hay que respetar. Es decir, no la aplica en su vida. Por ejemplo, los motociclistas que invaden los bicicarriles o los carros que invaden el carril del MÍO, dice Silvio Rebolledo, psicólogo de la Escuela de Conducción Sebastián de Belalcázar.

Las conductas temerarias son más frecuentes en los motociclistas y causan los accidentes más graves, porque “sufren de inmediatez y por eso, se pasan los semáforos en rojo, se vuelan los pares, se suben a los andenes o adelantan por la derecha”, denuncia Rebolledo.

Por ejemplo, él dice que un motociclista inmediatista ‘jalona’ más infractores porque si arranca con el semáforo en rojo, otro motociclista distraído lo puede seguir por inercia psíquica y desencadenar un accidente. O también porque tienden a pasar en amarillo creyendo que van a alcanzar y el contrario también arranca en amarillo y el desenlace puede ser un choque. O puede quedar en medio de la zona antibloqueo (líneas amarillas), que es una infracción de tránsito sancionable con una multa de $414.405 (15 SMDLV).

Elkin Rodríguez, subsecretario de Servicios de Movilidad, y Secretario (e) de Movilidad, atribuye estos malos comportamientos viales a que no hay conciencia de la ciudadanía, ya que los altos índices de accidentalidad se dan por acciones irresponsables, como no respetar el semáforo en rojo o en amarillo. De ahí que esta infracción sancionó a 7840 conductores en lo que va corrido de 2019 con corte al 15 de marzo, según cifras del Observatorio de Movilidad de Cali.

El funcionario destacó que esta infracción creció en forma descomunal frente al mismo periodo de 2018, que apenas tuvo 384 sancionados. La causa es que se han intensificado los controles para quienes se pasan el semáforo en amarillo, aplicando de manera drástica la resolución 3027 de 2010, que prohíbe cruzar cuando esta luz de alerta está encendida.
Rodríguez admite que hay que trabajar más en la concientización de las personas, con campañas preventivas y educativas, pero hay personas inadaptadas.

Con relación a los piques ilegales que se pretendían hacer en el túnel mundialista, especificó que el Código Nacional de Tránsito no sanciona estas acciones peligrosas como tal, pero a quienes incurran en ella sí se les aplica la sanción de exceso de velocidad o de conducir en contravía, las dos faltas que cometió el hombre que arrolló al motociclista cuando la autoridad de tránsito llegó al hundimiento de la Avenida Colombia.

Pero no fueron solo estos jóvenes. Otros 12.469 conductores caleños tomaron las vías de Cali como pistas de carreras y fueron multados por exceso de velocidad. De hecho, es la infracción por la que más se imponen comparendos.

Dado ese mal comportamiento en las vías, que incrementa los índices de accidentalidad, mortalidad y morbilidad, Silvio Rebolledo reclama que en la atención de siniestros hay ingenieros, técnicos, abogados, pero no dejan intervenir al psicólogo especializado en tránsito. “Hoy en día existe la psicología de tránsito, que hace investigación sobre el ser humano como actor vial, pero aquí se trabaja en mejorar la vía, en mejorar el vehículo, en mejorar la gestión, pero no en mejorar al ser humano que conduce, este está descuidado.”

En su opinión, la sociedad quiere que haya cultura vial, pero se necesita un proceso de educación vial fuerte, que debe empezar desde el jardín infantil y la escuela primaria. También debe llegar a los hogares, dice, porque la temeridad manifiesta y la inmediatez se cultivan desde la crianza. Y darle importancia a las mesas de seguridad vial del municipio, del departamento y del país, “donde debe estar el psicólogo de tránsito porque tenemos mucho que aportar”.

Lea además: ¿Qué requisitos debe cumplir un casco seguro para motociclistas?

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