PIRATAS
La difícil 'batalla' de controlar los terminalitos piratas que tiene Cali
La Secretaría de Movilidad realiza operativos relámpago contra los vehículos con servicios no autorizados. A octubre 31 de 2019, iban 2931 infractores, con 2244 vehículos inmovilizados.
Para poder inmovilizar un vehículo de transporte informal, este debe estar rodando en la vía cometiendo dicha infracción. Pero si los carros se parquean a la espera de los pasajeros, como ocurre en los terminalitos ‘piratas’, los agentes de tránsito no pueden sancionarlos.
Así de complejo es combatir este fenómeno, explica Héctor Mauricio Álvarez, supervisor del Grupo contra Transporte no Autorizado, de la Secretaría de Movilidad de Cali, que día a día sale a las calles a librar esta batalla.
“Así nosotros tengamos la convicción y el conocimiento de las llamadas pistas de vehículos que prestan el transporte informal, la infracción debemos comprobarla en la vía. El transporte no autorizado se detecta y se comprueba es en movimiento; en la pista lo máximo que podemos hacer es imponer un comparendo por estacionamiento en zona prohibida”, argumenta el supervisor Álvarez.
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De ahí que para él, lo más efectivo es “cuando los cogemos realizando la actividad ilegal”, pues el procedimiento debe ser con videos, audios y demás requisitos, para poder hacer la inmovilización del vehículo e imponer la sanción.
De hecho, los guardas han detectado muchas zonas donde parquean los del transporte informal, “pero se dedican es a obstaculizar la vía, situación que tratamos de controlar”, señala el funcionario.
“El mayor inconveniente es que no podamos tener varias unidades (agentes) en estos sitios, porque somos muy pocos para tanta situación que debemos atender”, sostiene el supervisor.
Se refiere a que en número de placas hay 642 agentes, pero en la vía hay solo 400, máximo 450 guardas, laborando en varios frentes de trabajo: accidentalidad, regulación donde no hay semáforos o están dañados; educación (campañas y cursos pedagógicos); quejas ciudadanas, corregimientos, Plan Fortaleza de la Alcaldía (seguridad) y grupos operativos especiales, como el de Transporte Informal, entre otros.
A eso se le suma que Cali es una ciudad de paso obligatorio entre el centro y el sur del país, y o a Buenaventura y viceversa.
Si según las recientes cifras del Dane, Cali tiene 2.227.642 habitantes, más las personas que viven fuera pero vienen en carro o en moto a estudiar, trabajar, atender citas médicas o hacer diligencias, o van de paso, la proporción es como de 4950 personas por cada guarda.
Esto sin contar las motos que las registran en municipios cercanos para no pagar impuestos, pero sus dueños viven en Cali y las ruedan en Cali.
A juicio de Álvarez, por todas estas razones, Cali maneja un flujo vehicular bastante alto y “demuestra que se requieren, mínimo, entre 1200 y 1500 agentes de tránsito para la ciudad”.
A pesar de esas limitaciones, el cuerpo de guardas mantiene los operativos relámpago 24/7 contra el transporte no autorizado, inclusive en fines de semana y festivos. Y se intensifican en horas pico, cuando aprovechan para infringir la norma. Hay otras modalidades, pero la gran mayoría de infractores son de autos particulares que circulan prestando servicio público.
José Alex Morales, líder del Centro de Gestión de la Secretaría de Movilidad de Cali, cree que el fenómeno se mantiene pese a que los operativos en su contra son constantes, porque estos transportadores ilegales se las ingenian para enterarse de los medios de la Secretaría de Movilidad para enfrentarlos. “Cada día tenemos que reforzar los operativos, porque nos están evadiendo”, admite Morales.
Entonces, han tenido que reaccionar de otra manera. En vista de que grupos de hasta diez satélites (hombres en moto) persiguen a los agentes para alertar a los ‘piratas’ hacia dónde van los guardas, se optó por hacer operativos relámpago.
Y están rotando el personal, puesto que se detectó que los satélites al servicio de los ‘piratas’, han identificado las placas de los agentes dedicados a esos opera- tivos, persiguiéndolos por toda la ciudad, incluso hasta sus casas. Hoy, en cualquier momento y en cualquier zona, se montan los operativos sorpresa y se mantiene una reserva para que no se sepa quiénes son los agentes asignados a esa tarea, explica Morales. Ahora, son los guardas los que tratan de evadir a los satélites para poder dar caza a los ‘piratas’.
Otras causas que alimentan el fenómeno, es que “el Masivo no da la talla para las necesidades de la ciudadanía, y el bajo nivel de cultura ciudadana, pero sobre todo, el mal servicio del transporte público; todo confluye para que el fenómeno se incremente”, admite Álvarez. Por ejemplo, indica que antes uno tomaba el Papagayo 7 en Sameco y lo llevaba hasta Pance. “Era una buena ruta por toda la autopista, pero ahora se pierde mucho tiempo en transbordos”, sostiene.
“Yo voy a Jardín Plaza, pero si me voy en el MÍO, me toca coger un bus que me lleva hasta la Estación Calipso, y allí hacer un transbordo hasta Capri y luego, otro hasta Universidades, así uno se demora más de una hora; en cambio en un ‘pirata’ llego en 20 minutos”, explica una mujer mientras busca urgida en Cuatro Esquinas el carro que esté listo para salir y no la siente a esperar llenar el cupo.
“Uno paga $300 más de lo que vale en el MÍO, pero no da vueltas, llega más rápido”, justifica un playero o encargado de ‘subir’ pasajeros a los carros que ‘pistean’ en uno de los terminalitos sobre la Avenida Ciudad de Cali, vía donde más se concentra el fenómeno. Otros ni se estacionan, sino que van rodando y se detienen en la mitad de la vía a esperar clientes, obstaculizando la movilidad, de los mismos articulados del MÍO.
Ante la queja reiterada y casi unánime de la ciudadanía de que las rutas diseñadas por los ‘piratas’ son más rápidas y prácticas que las del MÍO, Morales dice que eso ya se ha planteado por la Secretaría de Movilidad y la Alcaldía, pero dicen que no hay suficientes buses.
El promedio mensual por de sanciones por esta infracción es de 293 comparendos. Entre septiembre y octubre, el promedio osciló entre 300 y 320.
El desempleo es otro combustible para el transporte informal. Es irónico, pero lo dice un técnico en tránsito. Estudió un año en la Escuela de Tránsito Francisco de Paula Santander, creada por dos agentes de tránsito. Pagó más de $3.000.000, pero no logró engancharse como guarda. Ahora es transportador ‘pirata’.
El hombre, de 26 años parquea en un de los terminalitos de transporte informal que parecen ‘normales’ para pasajeros y conductores: el del Paso del Comercio, en la Avenida Ciudad de Cali y espera turno con seis carros más, cuyos conductores bromean mientras esperan pasajeros.
“Meter hojas de vida al tránsito es perder el tiempo, esos puestos son de concejales y diputados, algunos ni siquiera han hecho el curso y están allá”, se justifica el hombre, que dice llevar cuatro años como transportador ilegal.
Con doce viajes que haga al día, puede ganar en promedio $100.000, de los cuales debe sacar para tanqueo y para lo que pida el carro (mantenimiento). “Esto es para uno sostenerse, no es para ganar plata”, afirma, pese a que el carro es suyo.
“Si uno se gana un día $100.000, al otro día los guardas le quitan $200.000”, dice refiriéndose a que ya le han puesto dos comparendos y hasta le han inmovilizado el carro. Pero él les muestra su carné de técnico en tránsito y le preguntan: ¿por qué hace esto? “Sencillo: porque no hay empleo”, les contesta.
Sus colegas dicen que trabajan a destajo: entregan $50.000 diarios al dueño del carro, si el auto es nuevo, o $30.000, si es viejo. Pero si les inmovilizan el vehículo, les cuesta $824.000 la multa más 20 días a $26.000 en patios más grúa. Una suma que los frena en seco.
De ahí que prefieren pagar $50.000 semanales a ‘la frecuencia’. Confiesa que en Cali hay diez grupos de piratas, que no son los dueños de los carros, pero sí que operan estas frecuencias de Avantel.
Y están organizados por rutas. Por ejemplo, los del terminalito de Paso del Comercio, van directo a Jardín Plaza; los de Cuatro Esquinas, tienen tres rutas que van a Guadalupe, Pasoancho y Home Center; los de Ciudad Córdoba van para el centro y la carrera 39. Así, hay rutas a Montebello, por la Pasoancho y muchas más que atraviesan la ciudad sur-norte- y oriente-occidente-oriente.
“El éxito de esto es que es ideal para el que quiere llegar rápido, la gente no quiere que le den vueltas”, dice otro conductor de transporte informal. Incluso, se rumora de casos en los que un solo dueño los pone a trabajar contraentrega, pero no está identificado ninguno.
Dos pistas apetecidas, como las de Jardín Plaza y Holguines, han desaparecido. Con las obras de infraestructura del sur, la Secretaría de Movilidad ha dispuesto tres agentes de tránsito en ese congestionado cruce en dos turnos: desde 5:30 de la madrugada, hasta las 2:00 de la tarde, cuando releva otro hasta las 8:00 de la noche.
“Estamos aquí para resolver cualquier eventualidad o accidente que se presente y pueda dificultar la movilidad, para evitar congestión, pero desde que haya presencia de la autoridad, se han alejado los piratas; eso sí, apenas nos vamos, a los cinco minutos llegan”, Nelson Delgado, supervisor de movilidad en el sur.
Otro agente admite que su función es de regulación, pero desde que esté el dispositivo, “ellos respetan, pero el fenómeno migra hacia otros sitios”.
Inmovilizados
3538 vehículos particulares fueron sancionados en 2018 por dedicarse al transporte informal, de los cuales, 3064 fueron inmovilizados. A octubre 31 de 2019, iban 2931 infractores, con 2244 inmovilizados.
No viaje con ellos
Las recomendaciones de la Secretaría de Movilidad es no utilizar este tipo de vehículos, porque no cuentan con las pólizas adicionales que sí tienen los vehículos de servicio público y que amparan a los pasajeros ante un eventual siniestro y accidente, advierte José Alex Morales, líder del Centro de Gestión de la Secretaría de Movilidad de Cali.
”La gran mayoría están en muy malas condiciones técnicomecánicas y como son de transporte particular, no están obligados a tener pólizas de responsabilidad contractual”, añade.
Además, la identidad del conductor es desconocida, lo que no sucede en un taxi de servicio público. “Y el conductor no es el propietario del vehículo por lo general, de tal manera que si ocurre un accidente, no se sabe a quién reclamarle. Esa es otra forma de evadir los controles, pues la tarjeta de propiedad siempre está a nombre de otra persona que no se sabe quién es ni dónde hallarla”, explica Morales.
Los sitios críticos
- El sitio con más número de procedimientos por transporte ilegal, es la Calle 70 (Autopista Suroriental) con Cra. 25. Sigue la Avenida Ciudad de Cali con Cra. 1D y Diagonal 15.
- Calle 30N con Avenida 2 Norte.
- Calle 25 (Av. Simón Bolívar) con Cra. 98, Valle del Lili.
- Calle 25 con Cra. 56, en Cañaverales.
- En Alfonso López, Calle 70 con Cra. 8; Calle 73 con 7C y Calle 73 con Cra 7.
- Calle 13 con Cra. 56 Primero de Mayo.
- Calle 18 con Cra 122 Ciudad Jardín.
- Calle 25 con Cra. 68, con Cra 50 y con Cra. 66.
Multados
300 vehículos fueron sancionados (285 de ellos inmovilizados) en 2018 por prestar servicio no autorizado (uber, mototaxismo, taxi ejerciendo como colectivo o buses sin tarjeta de operación).
En 2019, van 188 multados, 178 de ellos con vehículo inmovilizado.
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