Las duras lecciones que el covid-19 le dejó a la economía nacional

El 2020 fue uno de los años más difíciles para Colombia en términos de salud y economía. El Producto Interno Bruto (PIB) cayó 6,8 % y de los doce sectores productivos que se miden, ocho terminaron en negativo.

El 8,7 % de las empresas del país están cerradas o en proceso de cierre, según Confecámaras. Igualmente, 160.000 micronegocios desaparecieron y la tasa de desocupación terminó en 15,9 %. Según información de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, Anif, los hogares colombianos perdieron $30 billones en ingresos, por la destrucción de puestos.

La pandemia y la crisis derivada del virus dejan varias lecciones, que según analistas, el país debe aprender y superar para avanzar en la recuperación. El profesor Carlos Sepúlveda, decano de economía de la Universidad del Rosario, explicó que un choque de la magnitud del que se vivió en el 2020, enfrenta al país de manera cruda a sus fortalezas y debilidades.

Como fortalezas destacó la institucionalidad macroeconómica que califica de “fuerte y estable”, un sistema financiero sólido, contar con instrumentos de focalización para familias de bajos recursos y “algo que considero importante es que tenemos un sistema de estadística robusto”.

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Por otra parte, afirmó que también quedaron en evidencia unas debilidades como la vulnerabilidad de la clase media, la dependencia de una sociedad informal, un mercado laboral rígido y “la evidente desigualdad, tanto entre las regiones como de género, las mujeres enfrentaron un costo mayor en la pandemia”, destacó el académico.

Sobre el tema el economista Jaime Collazos cree que otra gran lección que deja la pandemia en la economía es la necesidad de no depender de un solo proveedor internacional.

“Muchos empresarios que importaban sus materias primas e insumos de mercados como el asiático se vieron afectados por la parálisis que generó la pandemia en varios procesos de su cadena de suministro. La enseñanza que les dejó el covid fue buscar otros proveedores preferiblemente a nivel nacional y así no verse afectados también por la volatilidad del dólar”.

Agregó que esto abre también oportunidades en la medida en que se desarrolle la industria local y esta provea las materias primas que exige el mercado. Esto pensando en la recuperación que debe buscar el país en el corto plazo.

Aunque a la mayoría de sectores productivos les fue mal en 2020, algunos lograron destacarse como el agro, el sector financiero y las actividades inmobiliarias, mientras que el resto apuestan por recuperarse este año.

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Las actividades agrícolas y financieras crecieron 2,8% y 2,1% respectivamente el año pasado.

Jorge Enrique Bedoya, presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia, afirmó que el campo le cumplió a Colombia, se garantizó la seguridad alimentaria, contribuyó a defender el empleo de la ruralidad y cumplió en materia de exportaciones, pues estas crecieron 6,9 %. “Son tres elementos que muestran la fortaleza y capacidad estratégica del campo para el país”. Agregó que quedan muchos retos pendientes como mayor asociatividad, no depender de intermediarios, más logística, aspectos en los que el país debe trabajar.

Por otro lado Hernando José Gómez, presidente de la Asobancaria -gremio que agrupa a los bancos- afirmó que estas entidades seguirán apoyando a los colombianos con el Programa de Acompañamiento a Deudores, que se extenderá hasta finales del primer semestre y que ha canalizado ayudas a cerca de 2 millones de personas. Según el gremio, estos colombianos han obtenido disminuciones promedio de 28 % en la cuota de sus créditos, reducciones en las tasas de interés, ampliaciones de plazo de 29 meses en promedio y nuevos periodos de gracia de cinco meses. Entre abril y diciembre del 2020, la banca otorgó 203 millones de créditos por $257,2 billones. “La prioridad es seguir siendo un aliado para el Gobierno y los colombianos”, dijo.

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Cálculos de Fedesarrollo indican que la crisis del 2020 dejaría 7,9 millones de personas más en la pobreza. Sin embargo, según las directivas de la entidad, la cifra será menor por los programas de apoyo del Gobierno que habrían amortiguado el 30% de los efectos.

Teniendo en cuenta eso, la pobreza moderada se incrementaría 11,1 puntos porcentuales (aproximadamente 5,6 millones de nuevas personas en esa situación) que se suman a los 13,4 millones que ya existían para llegar a 19 millones) y la pobreza extrema se incrementaría en 2 millones de ciudadanos.

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Según las proyecciones de la Anif, la economía colombiana crecería este año 4,3 %. Se recuperaría el sector de la construcción por los planes de vivienda nueva y las obras civiles. La entidad también prevé que se presentará un repunte en las actividades más golpeadas, pero este dependerá del desempeño del mercado laboral.

El jefe de investigaciones de BTG Pactual, Munir Jalil, afirmó que el 2021 será el año de la recuperación y crecimiento, pero a velocidad moderada, y en el 2022 se tendrá un crecimiento “normal”, marcado por la incertidumbre del año electoral.

La construcción (-27,7 %) y el comercio (-15,1 %) fueron dos de las actividades económicas con mayor decrecimiento en el 2020. Pese a eso, Camacol, gremio de la construcción, prevé que este año cambiará el panorama y que la ejecución de proyectos de vivienda nueva ayudará en esa recuperación. En el Valle se prevé iniciar la construcción de 30.000 viviendas.

“Se debe priorizar la recuperación de la actividad constructiva, luego de las ventas observadas en 2020, desde el sector debemos iniciar, más proyectos, esto será fundamental para lograr una reactivación sostenida”, dijo Sandra Forero, presidente del gremio.

Por su parte los líderes del sector del comercio dicen que el reto que tiene el Gobierno es estimular la creación de empleo en el país. Este sector perdió 225.000 puestos al cierre del último trimestre del 2020 y alojamiento y restaurantes otros 307.000.

“Creemos, como lo hemos dicho, que es momento de sentarnos a construir futuro en la solución al desempleo en una iniciativa liderada por el Gobierno Nacional y concertada con las centrales obreras, empresarios y la contribución de la academia y la dirigencia política”, dijo Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco.

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