ECONOMÍA
Las 'nubes' que ensombrecen el buen panorama de la economía colombiana
El gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, sostiene que hay riesgos por el lado de la inflación. Reitera que este año la economía podrá crecer 9,8% y en el 2022, 4,7%. La construcción es la protagonista.
Si bien en este año se percibe un buen comportamiento de la economía, jalonada principalmente por el consumo y la venta de vivienda nueva, persisten riesgos que pueden afectar ese desempeño.
Este año la economía colombiana podrá crecer más del 9 % y en el 2022, una cifra cercana al 5 %.
¿Cuáles son esos riesgos y qué le puede pasar al país? El gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, habló con El País sobre ese y otros temas.
¿Cuáles son las bases para estimar que el PIB va a crecer 9,8 % este año?
A lo largo del 2021, el equipo técnico del Banco ha revisado al alza los estimativos de crecimiento para este y el próximo año.
Esas revisiones se basan en los datos que se vienen conociendo sobre el desempeño de la economía, los cuales han sorprendido favorablemente. Así fue con los resultados del PIB del primero y segundo trimestres y también por la información parcial que se tiene sobre el período más reciente.
Esa información sugiere que en el tercer trimestre la economía colombiana habría crecido más del 12 % y que ya habríamos alcanzado niveles de actividad superiores a los observados antes de la pandemia.
El dinamismo reciente ha sido liderado principalmente por el consumo, con una tendencia positiva que continúa en lo corrido del cuarto trimestre.
¿Qué se prevé para el 2022?
La recuperación de la inversión y los altos precios internacionales de nuestros principales productos de exportación, unidos a la base baja de comparación del primer semestre de 2021 permitirán que la economía colombiana continúe mostrando tasas de crecimiento favorables.
Por supuesto, sobre las estimaciones persisten niveles de incertidumbre altos. Sin embargo, los escenarios más probables previstos por el equipo técnico permiten ser optimistas sobre el desempeño favorable de la economía. En el escenario central tendríamos tasas de crecimiento de 9,8 % para el presente año y de 4,7 % para el próximo.
¿Que sectores han sido protagonistas en ese crecimiento?
Los pronósticos de crecimiento para 2022 suponen un desempeño destacado del sector de la construcción, con altas ventas de vivienda, la ejecución de obras de infraestructura ya presupuestadas y un aumento de la inversión en el sector minero-energético.
Las exportaciones también contribuirían al crecimiento, impulsadas por la recuperación gradual de la demanda externa, por el aumento en las cantidades producidas de productos básicos como el petróleo y el carbón, y por la recuperación proyectada de la demanda de servicios de turismo por parte de extranjeros.
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¿Hemos crecido por el alto nivel de endeudamiento del país?
Ciertamente, la crisis generada por la pandemia obligó al Gobierno a aumentar sus gastos de manera significativa en un contexto en que los ingresos tributarios estaban cayendo de manera dramática.
Ello generó un déficit fiscal que necesariamente tuvo que financiarse con endeudamiento interno y externo. Tener acceso a ese endeudamiento fue algo afortunado para que el Gobierno pudiera cumplir el papel de apoyo a las empresas y a los hogares más vulnerables.
El gasto realizado por el Gobierno durante la crisis cumplió además un papel contracíclico desde el punto de vista macroeconómico, apoyando la economía durante la crisis.
Para el futuro, sin embargo, los retos en el frente fiscal serán considerables porque no sólo tendremos que volver a niveles de gasto acordes con lo que estamos en capacidad de financiar con impuestos, sino que también tendremos que honrar las obligaciones financieras que se adquirieron para enfrentar la crisis.
¿O sea que hay riesgos que pueden afectar la economía en el mediano y largo plazos?
El entorno macroeconómico sigue caracterizado por un alto grado de incertidumbre.
Por el lado externo, existe el riesgo de unas condiciones financieras internacionales menos favorables que lo que se prevé en el escenario central proyectado por el Banco.
Los datos recientes de inflación en los Estados Unidos sugieren presiones inflacionarias importantes en ese país, lo que podría implicar ajustes en la política monetaria por parte de la Reserva Federal.
Adicionalmente, la percepción de riesgo sobre las economías emergentes, que tuvieron que endeudarse de manera importante durante la pandemia, podría hacer más costosa y difícil la consecución de recursos de financiamiento externo, con implicaciones sobre el crecimiento y la inflación.
¿Sobre el tema inflacionario, los precios seguirán altos?
Existe el riesgo de que las presiones de costos relacionadas con los precios de las materias primas y el transporte internacional sean más pronunciadas y duraderas, lo que podría impulsar los precios al alza en el corto plazo más allá de lo estimado.
Es precisamente para mitigar esos riesgos que el Banco de la República está actuando de manera oportuna, ajustando gradualmente las tasas de interés y moderando la magnitud de la postura expansiva que tuvo la política monetaria durante la crisis.
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Este año el IPC superará el rango meta que había previsto el Emisor, estiman algunos analistas. ¿En efecto será así o que considera?
Para finales de 2021, el equipo técnico del Banco estima que la inflación podría ubicarse cerca del 4,9 %, claramente por encima de la meta de 3 %.
Esta alta inflación se explica en alto grado por el incremento de los precios y de los costos internacionales. A ello se suma la reversión parcial de algunos de los alivios de precios implementados en 2020.
Adicionalmente, la rápida recuperación económica hace que los excesos de capacidad productiva se estén reduciendo más rápido de lo previsto, lo que para algunos sectores empieza a reflejarse en presiones al alza sobre los precios.
La expectativa generalizada es que el desfase de la inflación con respecto a la meta se irá corrigiendo a lo largo del 2022.
¿Pero los precios van a mantener la tendencia al alza, especialmente los de los alimentos?
El repunte de la variación anual del IPC de alimentos en los últimos meses ha estado asociado con incrementos en los precios internacionales, una oferta reducida de cárnicos, un ciclo productivo a la baja en algunos alimentos perecederos (en especial de las frutas), así como por factores climáticos adversos.
Sobre este rubro aún se mantiene una alta incertidumbre debido a la cantidad de choques que está enfrentando, aunque se prevé que su máximo se alcanzaría hacia finales de este año.
En 2022 se espera que empiece a ceder, en la medida en que disminuyan los precios internacionales y mejoren las condiciones climáticas.
La tasa de interés se ubica ahora en 2,50 % . ¿Se acabó la temporada de tasas bajas?
La Junta Directiva decidió de manera unánime iniciar un proceso de normalización de la política monetaria a partir de la reunión de septiembre.
Aún con los ajustes realizados recientemente, la tasa de interés actual es claramente inferior a la inflación observada e incluso a la inflación definida como meta.
Esto se traduce en tasas de interés reales negativas que no podemos mantener indefinidamente en las nuevas condiciones que estamos enfrentando en este período de pospandemia y de rápida recuperación de la actividad económica.
Hacia adelante, la oportunidad y la velocidad del proceso de normalización de la política monetaria dependerán de la evolución futura de la inflación y sus expectativas, reconociendo que persisten excesos de capacidad productiva y permitiendo que la economía se vaya acomodando a las nuevas condiciones.
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Nadie tiene la bola de cristal para saber lo que va a pasar con el dólar, pero considera que va a seguir en el rango de los $3.800 en el corto plazo?
El Banco no hace proyecciones sobre la tasa de cambio, ya que ella puede variar por muchas razones.
Entre las cuales se encuentran las condiciones financieras externas, los términos de intercambio, la productividad sectorial relativa del país, las decisiones de ahorro e inversión de los agentes domésticos, las expectativas de inflación y devaluación de los agentes y aspectos relacionados con la política monetaria y fiscal.
El Banco sigue un esquema de inflación objetivo en un régimen de tipo de cambio flexible. Dicha flexibilidad es un pilar fundamental para el logro de los objetivos de la política monetaria.
La tasa de interés
Como se recordará, la Junta Directiva del Banco de la República continuó con el proceso de normalización monetaria y decidió subir la tasa de interés en 50 puntos básicos hasta 2,50% para este mes de noviembre.
La decisión del Emisor fue por mayoría de cinco votos contra dos. Dos codirectores votaron para elevar la tasa de interés en 25 básicos.
La decisión del Banco sorprendió al mercado financiero y a los analistas, que estaban esperando que la tasa aumentara tan solo 25 puntos básicos, pero lo hizo porque la actividad económica continuó recuperándose a un mayor ritmo de lo esperado.