Los responsables de restaurar la iglesia de San Francisco revelan cómo lo harán

María Eugenia Velasco, directora de la escuela-taller de Popayán, será quien lidere el proceso de restauración de la Capilla de La Inmaculada, ubicada al lado de la iglesia de San Francisco.

La arquitecta llegó en la madrugada de ayer a Cali y le contó a El País que ya adelanta las primeras evaluaciones del daño en la fachada del claustro religioso.

¿Cuál será el paso a paso en la labor de restauración?

Primero hay que hacer unos primeros auxilios, lo que implica poner una sobrecubierta para que la lluvia no haga más daños, pues fue la humedad la que habría causado la catástrofe. Ya se solicitaron los plásticos y empezarán a ser instalados.

La iglesia de San Francisco fue erigida entre 1803 y 1817. El templo lo conforman el convento de San Joaquín, la capilla de La Inmaculada, la Torre Mudéjar, la iglesia de San Francisco y un museo de arte religioso.

Hay que desmontar una buena parte de la cubierta y el pedazo de viga, que fue la parte de fachada que se perdió. Ya se está hablando con los ingenieros para ver cuál es la manera más segura y así evitar que esos pedazos causen más destrozos. Debemos empezar a ver qué tan profundo es el daño, qué es lo que hay recomponer.
En el interior no se percibieron daños, o sea, no hubo colapsos. Ahora la estructura de la cubierta está en riesgo porque el muro que la sostenía está a medio caerse, entonces se va a apuntalar esa estructura.

Cuando hay este tipo de catástrofes, hay que hacer una evaluación técnica con personas especializadas para saber cuál es la magnitud y todo el balance de daños: si solo son externos o si toda la estructura está comprometida.

Según su experticia, ¿cuánto tiempo puede tomar la reconstrucción de la fachada?

Las obras de restauración tienen varios factores. Uno es el económico; esto es a veces más costoso que una obra nueva porque hay que evaluar qué podemos recuperar. También está un tema técnico, en el que se necesita personal calificado. Y tercero, la magnitud de la obra. Sin embargo, podemos hablar de un año o de dos años de obra, dependiendo de la magnitud. Todavía no está determinado si son 50 metros de fachada que se pueden hacer en seis meses o hay que hacer una intervención general del edificio, pues muchas veces estos problemas que se evidencian son la punta del iceberg, entonces hay que entrar, hay que revisar.

"Si vemos que otras partes de la estructura están comprometidas, entonces también tendrán que desmontarse para evitar daños”.
María E. Velasco, restauradora.

¿Qué otras experiencias importantes ha tenido la escuela-taller de Popayán en restauración?

Hemos intervenido algunos templos y edificios en Popayán, como la Casa Obando, el Templo del Carmen, el Templo de la Encarnación o el Edificio de la Imprenta. También estuvimos en el Teatro Municipal de Buga y en la misma iglesia de San Francisco, pero arreglando las cubiertas en 2007.

¿Cómo ese conocimiento se podrá quedar en Cali?

Cuando llegamos a un territorio a realizar nuestras labores, convocamos a jóvenes del mismo para que participen de la restauración, por lo que los capacitamos. De hecho, a veces lo hacemos con personas de la misma zona en donde ocurrió el incidente.

Es por eso que generamos capacidades instaladas y dejamos técnicos especializados.

Alberto Escobar, director de Patrimonio del Ministerio de Cultura, comentó que lo ocurrido en la iglesia de San Francisco es un llamado para que los propietarios de Bienes de Interés Cultural (BIC) accedan a diferentes beneficios para hacerles mantenimiento. También expresó su preocupación por el estado de estos inmuebles en el Valle.

El MinCultura anunció que la reparación costará $ 1000 millones, cuya mitad será aportada por ustedes. ¿Cómo será la inversión?

Todos los bienes de interés cultural tienen segundas oportunidades y pueden usarse para diferentes necesidades de una ciudad”.

Alberto Escobar, Dir. de Patrimonio Mincultura.

Este proceso apenas inicia. Esta mañana tuvimos una reunión con la directora de la escuela-taller de Popayán. Evaluaremos los alcances de los daños para saber cuántas personas necesitaremos para las obras, sus especialidades, respuestas que podremos dar la otra semana. Lo importante es que aquí podremos capacitar a las personas para que hagan muros en tapia, certificarse en obras en altura, mampostería en ladrillo, entre otras labores que se desarrollarán en medio de la restauración de este inmueble.

El Alcalde Ospina dijo que esa inversión puede aumentar. ¿Es cierto?
La instrucción de la Ministra de Cultura es que la iglesia debe quedar en el estado en el que los caleños la recuerdan. Eso seguramente requerirá un dinero adicional, pero tampoco hemos hecho un presupuesto juicioso como esta obra lo requiere, esto es una primera aproximación.
Confiamos en que sí alcance el dinero, pero si se requiere algo más, podemos ver la posibilidad de conseguir otros recursos.

¿Qué es lo que más le quita el sueño en este proyecto?

El mantenimiento a una edificación como esta, de San Francisco, no cuesta más de $ 10 millones, por lo que no hacerlo tiene unas consecuencias como lo que pasó. A mí me quita el sueño que este sea uno de los lugares más transitados y una persona pudo resultar herida por el desplome, lo que no pasó, afortunadamente. Eso es algo en lo que deben pensar los responsables del inmueble (la Arquidiócesis de Cali).
Creo que la experiencia con la escuela-taller puede ayudar a que se conviertan en aliados para los mantenimientos futuros.

¿Cree que hubo negligencia?

De acuerdo con la Ley General de Cultura, la responsabilidad recae sobre sus propietarios. Pero, lo que no me gustaría es poner una multa y buscar culpables, sino encontrar cómo esta situación nos mueve a todos para atender lo ocurrido en la iglesia; de hecho, la comunidad franciscana dijo que iba a asumir los costos de los primeros trabajos del inmueble.

¿Qué otros bienes de interés cultural le preocupan en el Valle?

Hay varias declaratorias en el Valle de antiguas haciendas, como La Aurora (El Cerrito), cuyo estado me inquieta. También está la situación de las estaciones del antiguo ferrocarril, que tiene la declaratoria más amplia de bienes en Colombia con 400 de ellas. Se han recuperado algunos en Bugalagrande y Cartago, pero otros están sin uso, como en Timba, donde pueden aprovecharla como centro cultural, o Puerto Tejada, donde ya ni siquiera existe la estación.