Masacres, bandas delincuenciales y extorsiones: ¿el Valle está otra vez en medio de una guerra de narcos?

Las recientes masacres registradas en los municipios de La Unión, El Cerrito y Cartago, —el pasado domingo—, que han dejado diez personas muertas, sumado a las grandes incautaciones de estupefacientes que han venido realizando las autoridades en el departamento, han planteado una posible guerra del narcotráfico en el Valle del Cauca.

Sin embargo, esta tesis ha sido puesta en duda por algunos expertos en seguridad que señalan como responsables de estos asesinatos a pequeñas agrupaciones que se disputan el control de las rentas extorsivas y el microtráfico en municipios, especialmente del centro del Valle, sin desconocer la presencia de grandes grupos que tienen una fuerte incidencia en la dinámica criminal de la región como las disidencias de las Farc.

En este sentido, Juan Manuel Torres, coordinador de la Oficina Pacífico de la Fundación Paz y Reconciliación, Pares, apuntó a que lo que está pasando en el Valle “uno lo enlazaría más a asesinatos selectivos, a ajustes de cuentas”.

En cuanto a las masacres, explicó que estas obedecen a otras circunstancias como es el crecimiento de la estructura Adán Izquierdo, de las disidencias de las Farc, en todo el centro del Valle, exactamente en El Cerrito, Andalucía, Tuluá, Buga y Sevilla.

Según dijo, cuatro años atrás este era un grupo pequeño, pero ahora tiene un gran peso en el departamento en temas de secuestros, asesinatos y quema de trenes cañeros.

“El entramado criminal en el Valle se viene complejizando de una manera impresionante con la combinación entre microtráfico, extorsión, control de precios, de productos y hasta de mercados. Y como telón está la amenaza creciente de la Adán Izquierdo”, indicó Torres.

Aunque hay participación de grandes y medianas organizaciones, son pequeñas agrupaciones las que empiezan a disputarse esos mercados, como se ha visto en La Unión, Cartago, Obando y Tuluá, donde han aumentado las muertes, pero las víctimas no tienen perfil de narcotraficantes, sino que son jóvenes de barrios populares a cargo de alguna estructura criminal.

Por su parte, Camilo González, presidente de Indepaz, sostuvo que lo que perciben con estas situaciones de violencia, es que forman parte de dinámicas de sicarios, de grupos armados ligados a vendettas, a presiones de gente del narcotráfico, a la mafia.

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Aunque también hay grupos armados organizados y de alto impacto, según las estadísticas de los últimos seis meses, no se puede decir que las masacres estén ligadas a la lógica de estas organizaciones.

“Entonces hay una situación de persistencia, de violencia más de tipo mafioso y sicarial que de grupos de alto impacto”, reiteró González.
Entre tanto, el coronel (r) y exsecretario de seguridad de Cali, Carlos Javier Soler, también descartó que se trate de enfrentamientos entre narcotraficantes, al tiempo que desestimó que obedezca a retaliaciones por las recientes incautaciones de alucinógenos que además pusieron en evidencia una nueva modalidad de transportar la droga a través del alquiler de vehículos de alta gama. “Se trata más bien de alguna lucha por el menudeo, el control de plazas de vicio y de algunos territorios o barrios, pero no es un tema de narcotráfico grande”, indicó Soler.

lberto Sánchez Galeano, experto en seguridad, coincidió en que no se puede hablar de una guerra del narcotráfico en el Valle, sino de unos procesos de reacomodamiento de algunas estructuras en sectores muy particulares de Buga, Cartago y Tuluá, pero que no tienen capacidad de incidir a nivel regional o nacional dentro de su actividad criminal.

Sin embargo, enfatizó que las autoridades no pueden verlo como hechos aislados de microtráfico, sino como parte de una tendencia más amplia de cambio en las dinámicas criminales e intensificación de algunos aspectos de violencia.

“Hay que decir que esto viene pasando en los últimos cinco años, y que no es un fenómeno reciente como lo han señalado la Gobernadora y algunos alcaldes”, manifestó.

El Valle del Cauca es considerado un corredor estratégico para el narcotráfico porque cuenta con un puerto sobre el Pacífico y el Aeropuerto Internacional Alfonso Bonilla Aragón, pero también porque convergen cuatro departamentos del suroccidente que recogen todas las fases del negocio ilícito: cultivo, producción, acopio y distribución.

Para Andrés Galindo, analista en seguridad, el problema del narcotráfico en el Valle ha cambiado de actores, pero en su esencia sigue intacto. “Así que el panorama se mantiene y es preocupante. Cali sigue siendo la gran capital colombiana más cercana a la mayor extensión de cultivos de coca en el mundo”, aseguró.

El profesor Jainer Enrique García, de la Universidad Santiago de Cali, dijo que estos hechos corresponden a la reagrupación de organizaciones para tratar de usurpar o apropiarse de espacios de otros grupos. Esto genera una especie de “sobrepoblación de traficantes en un sector, y como es un negocio rentable, hay grupos que quieren liderar toda la cadena y provocan enfrentamientos entre ellos mismos”.

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Finalmente, el comandante de la Policía Valle, coronel Ever Yovanni Gómez Reyes, confirmó que en el departamento hay 1430 hectáreas de hoja de coca sembradas en los municipios de Buenaventura, Dagua, Bolívar y Calima – Darién, según datos del Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos, Simci.

Y agregó que en lo corrido del año se han inmovilizado 22 vehículos e incautado más de 10 toneladas de estupefacientes en el departamento.

Según informó, algunos de los grupos que inciden en toda la violencia que sacude al Valle del Cauca son el frente Ernesto Che Guevara, del ELN; la columna móvil Jaime Martínez y la compañía Adán Izquierdo, de las disidencias de las Farc; la Segunda Marquetalia, así como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, AGC. A estos se suman agrupaciones delincuenciales organizadas como Los Flacos, en el norte del Valle, y La Local, en Buenaventura, además de delincuencia común entre los que se destacan La Inmaculada, en Tuluá; La Empresa de la M y La Firma en La Unión, Roldanillo y Toro.