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“Hoy en día no le tengo miedo a nada, salgo a la calle con la frente en alto orgullosa de lo que soy. Invito a todo el mundo a quitarse las máscaras”. | Foto: Tomada del Instagram de Natalia Ponce

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Natalia Ponce de León habla de su vida cinco años después de ataque con ácido

El 27 de marzo de 2014 Natalia Ponce de León fue atacada con ácido. “Mujeres, no callen, el silencio es la violencia más grande de todas”.

1 de abril de 2019 Por: Redacción de El País

Hace cinco años ya que Natalia Ponce de León fue atacada en Bogotá con ácido sulfúrico, por Jonathan Vega Chávez, un desconocido, quien le arrojó un litro de dicha sustancia quemándole la cara, los brazos, una pierna y medio abdomen.

Después de 26 operaciones, y “un renacer muy lindo”, —como define ella su proceso de transformación—, dice que ha vivido además de un cambio físico, un crecimiento espiritual y mental. Pero conserva su esencia, “la de la niña alegre, la mujer temperamental, contenta, social, rumbera”.

“Jonathan Vega, la persona que me atacó, el 27 de marzo de 2014, me quemó el físico, me quemó el 37 % de mi cuerpo, incluida toda mi cara, pero no me pudo quemar el alma, se hizo mucho más fuerte. En estos cinco años he entendido acerca del amor propio, del perdón, de la constancia, de la tolerancia, de la paciencia”.

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Natalia Ponce de León, presidenta de la fundación que lleva su mismo nombre —que promueve, defiende y protege los derechos humanos de las personas que han sido quemadas con químicos en Colombia—, estuvo en la ciudadela comercial Unicentro, Cali. Allí transmitió un mensaje a todas las mujeres: “No callen, el silencio es la violencia más grande de todas”. Tampoco se trata, dice ella, de victimizarse, sino de ser resiliente.

Natalia Ponce lideró la campaña ‘La última máscara’, con la cual recibió dos Leones de Oro en Cannes de Publicidad en 2016. “Para que ninguna otra colombiana tuviera que usar una máscara nunca más”.

Ahora, Natalia, que debió usar máscaras a la fuerza, para recuperar su rostro, afirma: “Quisieron apagar la luz de mi vida, pero lo único que lograron fue encenderla, empoderarla y llenarla de esperanza”, dice.

¿Qué significó escribir un libro en el que describe el ataque que sufrió y en el que da detalles sobre su agresor?

Ese libro lo trabajamos con la periodista Martha Soto, es una crónica de cómo fue el ataque con ácido. Para mí fue una catarsis, lo lanzamos en el 2015 en la Feria del Libro en Corferias, y fue de los diez más vendidos en Colombia, siendo un país que no lee. Tiene toda una investigación, se divide por capítulos y es muy duro, la mayoría de mis familiares y amigas no se lo han podido leer. Uno de los capítulos es acerca de Jonathan Vega, a quien no conozco, nunca fue mi novio, nunca ha sido mi amigo, aunque por ahí lo sigan diciendo los medios, él no es nada mío. Por eso le pedí el favor a la periodista Martha Soto que investigara quién era ese hombre, ella entrevistó a médicos, a expertos de la rama judicial, familia y allegados. ‘El renacimiento de Natalia Ponce de León’ lo consiguen en la Librería Nacional, yo también lo vendo y la Fundación.

¿Cómo ve a la mujer actual en cuanto a empoderamiento se refiere?


Todavía falta mucho, hay mucho silencio de parte de muchas mujeres, falta que se empoderen. Mi mensaje es que no callen, el silencio es la violencia más grande de todas porque irse comiendo el dolor uno solo es muy duro. Hay muchas mujeres muy poderosas en el mundo, activistas, que defienden los derechos humanos, pero siento que a la mujer le falta empoderarse bastante todavía. Hoy en día se están cambiando un poco esos roles que nos ha metido la sociedad siempre, que la mujer es la que tiene que cuidar la casa, los hijos, y el hombre es el proveedor, el que lleva todo al hogar.

Una de las violencias más grandes es la económica, esa dependencia de la mujer al hombre, en mi círculo social, muchas amigas mías callan por ese miedo de bajarse un poco de estatus, aguantan esa violencia económica. Nada, mujeres, sean independientes, a formarse, a educarse, sean felices y no dependan económicamente de un hombre. Violencia no es solamente un golpe, hay muchos otros tipos de agresión que tienen que reconocer como la económica, la física, la psicológica. La mujer ahora es un poco más libre.

¿Qué siente cuando les habla a otras mujeres que están pasando por algún episodio de violencia?

Me trae bastante felicidad, porque recibo muchísimo amor. El mensaje de mi conferencia es ‘La vida renace’ y el logo de mi fundación Natalia Ponce de León es un ave fénix y su mensaje es ese, que todos podemos renacer. Mi conferencia es un mensaje de motivación, de esperanza, entender qué es el perdón, el amor propio.

¿Encontró el “por qué” pasó lo que tuvo que vivir?

Todos nos preguntamos todo el tiempo “¿por qué?” y ahí es donde no puede uno avanzar. Hay que salirse del “¿por qué?” y entender el para qué pasan las cosas, porque todo pasa para algo. Y entendí que fui la elegida en esta vida para destapar esta olla que había, porque Colombia es un país con índices muy altos respecto a ataques con agentes químicos; en 2011 y 2012 fuimos el primer país con más ataques con ácido, en comparación con países como Bangladesh y Pakistán.

¿Y qué mensaje le transmite a los hombres?


Mis conferencias van dirigidas también a ellos, pidiéndoles que se unan y que participen, porque la violencia no solo nos afecta a las mujeres, nos afecta a todos.

¿Ya perdonó a su agresor?

Uno perdona, pero no olvida. No es que haya perdonado a Jonathan Vega, me perdoné a mí, sané mi alma, porque tuve mucha rabia, muchas ganas de venganza, perdí la esperanza y la fe muchas veces. El perdón no es pararse al día siguiente de la agresión y decir: “Perdoné a Jonathan Vega”, eso es un proceso largo y es perdonarse primero su ser, su alma, no sentir tanto odio y transformar esos pensamientos negativos en positivos. Ese es el verdadero perdón, perdonarse uno para perdonar a esta persona que me hizo este dolor. Yo a Jonathan Vega no lo odio, siento hasta lástima por él, pero él en mi vida no existe, es pasado.

En Cali

- “En Cali hay muchas mujeres quemadas con agentes químicos, las conozco, es una zona del país donde se presenta bastante este tipo de agresión. Nosotros en la Fundación las asesoramos para que sus derechos no sean vulnerados. La ley 1773, que se expidió el 6 de enero de 2016, convirtió los ataques con ácido en un delito autónomo dentro de la categoría de lesiones personales, aumentando las penas a 40 años”.

- “Se van a empezar las capacitaciones en varias ciudades de Colombia para entrenar a jueces y a fiscales para aplicar las normas. A las mujeres las apoyamos con programas como Decido Ser, en temas como la resiliencia, y proyectos como ‘Por mí, por ti, por los dos’, para prevenir violencias en adolescentes. Y el otro programa es La Vida Renace, que trabaja la reconciliación.

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