ESTADOS UNIDOS
Tensión entre EE. UU e Irán: ¿qué tan cerca está el mundo de otra guerra?
La disputa entre ambos países se ha intensificado. Un conflicto armado tendría consecuencias globales, dicen analistas.
La tensión entre Estados Unidos e Irán sigue en aumento. El presidente de la primera potencia del mundo, Donald Trump, aseguró que cualquier ataque por parte de Teherán contra algún estadounidense “será respondido con una fuerza grande y abrumadora” y que, en algunas zonas, eso significa una aniquilación; mientras tanto, Irán amenaza con infringir el histórico acuerdo nuclear.
La disputa ha crecido desde que Washington se retiró el año pasado del convenio nuclear de 2015 entre Irán y las naciones más grandes del orbe, y restableció las sanciones al país persa.
La que ha sido una complicada guerra económica podría transformarse en una amplia contienda política y diplomática con perspectivas de un enfrentamiento militar en un futuro próximo.
Trump anunció el 24 de junio la imposición de sanciones al líder supremo de Irán, Ali Jameneí, y a ocho comandantes de esa nación. También afirmó que será sancionado el ministro de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif.
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Estas acciones pueden incluir, más adelante, la totalidad de la diplomacia de Teherán y el establecimiento de limitaciones operativas a la República Islámica de Irán.
Por otra parte, los radicales conservadores iraníes no pueden soportar la condena contra Jameneí, quien es líder supremo en Irán y religioso para gran parte de la comunidad musulmana chií, y con esta medida EE. UU., de algún modo, les estimula una pasión para un enfrentamiento militar.
El analista político, Mehdí Motaharnya, explicó que “al parecer los estadounidenses de modo indirecto están empujando a Irán hacia una guerra, ya que saben que para los conservadores radicales iraníes el refugio en la guerra es la ruta de salida de la situación actual”.
“Los estadounidenses, con el cierre de las vías diplomáticas y las sanciones contra el líder, están incrustando una situación para que la invasión militar se comience por parte de Irán”, opinó el analista.
Una guerra militar que el año pasado era solo un tema posible, con la creación del punto sin salida en la diplomacia ha alterado en los últimos meses a Teherán y Washington y la posible guerra se ha transformado en una pasión por ella.
Según Motaharnya, “esa pasión en las fuerzas radicales de Irán se expone de modo evidente y se visualiza con su reciente ataque contra el aparato no tripulado estadounidense; mientras EE. UU. oculta esa pasión y avanza según el escenario que ha planteado para no ser iniciador de la guerra”.
El experto en conflictos armados Víctor de Currea-Lugo cree, a su vez, que las posibilidades de una guerra entre estos países están abiertas, pues históricamente ha habido una gran confrontación entre ellos.
Explica que con la llegada de Barack Obama a la Presidencia hubo una mirada diplomática que llevó a una negociación, pero que Trump la “pateó” cuando llegó al poder.
“El problema de Trump es que no es predecible, en ese sentido así como hizo demostración de fuerza contra Corea del Norte para terminar sentado con el líder, cualquier cosa puede pasar, pero nada descarta que se pueda dar un conflicto armado”.
Por su parte, Jonathan Marcus, analista en temas de defensa y diplomacia de la BBC, cree que un conflicto entre Washington y Teherán es más probable ahora que en ningún otro momento, desde que Donald Trump llegó a la Casa Blanca.
No sería una guerra fácil
La tensión en la zona del Golfo Pérsico es elevada desde mayo pasado, cuando cuatro buques petroleros fueron saboteados en un puerto emiratí, poco después de que Estados Unidos no renovara las exenciones a la compra de petróleo iraní.
El 20 de junio el Gobierno de ese país derribó un dron vigilante estadounidense con la justificación de que había violado el espacio territorial y entrado a su país, mientras Washington aseguraba que el aparato atacado estaba en aguas internacionales.
El ministro iraní de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, dijo que “la acción estadounidense es provocadora y contraproducente”. Asimismo, el Gobierno afirmó esta semana que sus fronteras son sus líneas rojas y que, en caso de que este tipo de violaciones se repitan, Teherán volverá a reaccionar de modo contundente.
Tras el derribo del dron en el Golfo Pérsico, Trump aseguró que había frenado en el último momento un plan de ataque selectivo contra Irán que habría causado unos 150 muertos.
En este sentido el analista político iraní, Mohamad Marandí, dijo que el Gobernante estadounidense no ha frenado la guerra por 150 personas, “sino porque sabe que entra a un tema en el que no puede lograr victoria”.
Para Marandí, entre “Irán y EE. UU. puede haber un conflicto militar” pero no durará mucho, “ya que la respuesta de Irán será mucho más fuerte que el ataque” de Washington”.
Muchas opiniones se apoyan en que una guerra en el Golfo Pérsico sería amplia y con duras consecuencias para toda la región e incluso el mundo.
En ese sentido, De Currea-Lugo dice que “el ejército de Irán no es un ejército sin experiencia militar, como el caso de Jordania, sino que es probado en la guerra, con alta capacidad y con una convicción de patriotismo y nacionalismo muy alta”.
Jonathan Marcus también asegura que si bien Estados Unidos puede lanzar ataques contra la infraestructura militar, Irán tiene los medios para contraatacar.
“Puede usar una variedad de medidas desde minas, ataques de pequeños botes o submarinos para interrumpir las operaciones en las aguas confinadas del Golfo. Los petroleros podrían ser atacados obligando a los estadounidenses a tomar medidas para protegerlos también”.
Asegura que donde el país norteamericano tiene una gran ventaja es en la “recopilación de inteligencia y la conciencia situacional”.
“Pero como lo demuestra el derribo de un dron muy sofisticado y sumamente costoso, también hay vulnerabilidades importantes en los Estados Unidos. Todo lo que Irán puede pensar que tiene que hacer es dañar o hundir algunos buques de guerra estadounidenses para que el precio de este conflicto sea uno que el señor Trump no querrá pagar”, dice el analista.
Afirma que una guerra con el país persa sería costosa e impredecible y “no resolvería el problema del programa nuclear ni la creciente prominencia de Irán en la región”.
Precisamente, el general de división del Cuerpo de los Guardianes de la revolución iraní, Gholam Alí Rashid, advirtió esta semana a Washington que “en el caso de un conflicto en la región, su alcance y duración no podrá ser gestionado por ningún país”.
Sobre la posibilidad de una salida diplomática de esta crisis, De Currea-Lugo plantea que, cuando se firma un pacto internacional, se debe cumplir y el grave problema es que Estados Unidos se retiró del acuerdo que permitía que Teherán congelara su carrera nuclear.
“La decisión de retirarse del pacto genera un gran mensaje de irresponsabilidad, de no cumplimiento respecto a lo pactado y el espacio de la negociación del pacto, sería el camino para retornar a una vía diplomática”, indica.
El analista concluye que el problema de fondo es “el fracaso de la comunidad internacional para hacer valer un pacto firmado, el retiro de Estados Unidos de soluciones negociadas con el argumento de que fue un mal acuerdo, y el gran lobby guerrerista que acompaña a Donald Trump, que parece estar empeñado en hacer trizas la poca paz que queda en algunos sitios de Oriente Medio”.
Bloquean medida
El Senado de EE. UU., controlado por los republicanos, bloqueó el viernes una iniciativa que tenía como objetivo restringir el poder del presidente Donald Trump para declarar la guerra a Irán.
La medida, impulsada por los senadores demócratas Tim Kaine y Tom Udall, pretendía impedir que el Mandatario utilice fondos para llevar a cabo acciones militares sin la autorización del Congreso.
A pesar de que la votación sigue en curso, más de 40 senadores republicanos ya han rechazado esa propuesta, por lo que es imposible alcanzar los 60 votos necesarios para aprobarla y añadirla como una enmienda a la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA).
Para ser aprobada era necesario que todos los senadores demócratas y trece republicanos votasen a favor, pero solo cuatro conservadores (Susan Collins, Mike Lee, Jerry Moran y Rand Paul) lo han hecho hasta el momento.
“Ninguno de nuestros colegas demócratas apoyaría esto si hubiera un presidente demócrata”, señaló en una de sus intervenciones en el Senado el líder de la mayoría republicana en la Cámara Alta, Mitch McConnell.
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