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Un año de la ruptura de diálogos con el ELN, ¿es posible reanudarlos?
Según la Fundación Ideas para la Paz, FIP, el gobierno debería volver a poner esta opción 'sobre la mesa'. Analistas plantean la acción militar como otra alternativa.
Pese a que parece cada vez más lejana, la posibilidad de una salida negociada a la confrontación con el ELN, es algo que el Gobierno colombiano debería volver a poner ‘sobre la mesa’.
Así lo plantea la Fundación Ideas para la Paz (FIP) en su último informe titulado ‘¿Qué hacer con el ELN?, opciones ante una derrota militar lejana y un diálogo improbable’.
Lo anterior, si se tiene en cuenta que ya se cumplió un año de la ruptura del proceso de paz que adelantaba el Gobierno con ese grupo armado, luego de que este se adjudicara el atentado a la Escuela de Cadetes de Policía General Santander, que ocurrió el 17 de enero de 2019 en Bogotá y que dejó 99 víctimas, dentro de las cuales se encuentran 22 cadetes fallecidos.
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Para Juan Carlos Garzón, director de Dinámicas del Conflicto y Negociaciones de Paz de la FIP, a pesar de que el Gobierno de Iván Duque “endureció” los términos de las negociaciones con el ELN ya que, por ejemplo, le pidió que cesara los secuestros y su accionar armado, esto no se cumplió porque esa guerrilla “no mostró ningún indicio” de aceptar estas condiciones.
No obstante, Garzón asegura que eso no significa que todas las puertas para abrir un “eventual proceso de exploración” entre las partes, estén cerradas.
“Justamente, debido a que el ELN es el actor de mayores dimensiones del conflicto armado en el país y además tiene una presencia importante en Venezuela -país con el que las relaciones hoy son muy tensas- es que hay que abrir la discusión sobre qué se va a hacer con el ELN, teniendo en cuenta que el escenario de derrotar a este grupo o debilitarlo, como se pensó con las Farc, está muy lejano”, explica Garzón.
Y es que según el informe de la FIP, en los últimos cinco años el ELN se fortaleció en algunos de sus núcleos históricos, amplió su influencia en lugares donde la había perdido e incrementó su accionar en zonas dejadas por la antigua guerrilla de las Farc, tal como sucedió en los departamentos de Arauca, Boyacá y Casanare.
De acuerdo con el Ministerio de Defensa, en 2017 el ELN creció cerca de 1000 miembros, llegando a ser un grupo con más de 4000 integrantes (aunque las más recientes estimaciones de inteligencia están más cerca de los 2500 miembros).
A lo anterior, se suma que esta guerrilla tiene una influencia consolidada en Venezuela y opera en los dos países. Allí no solo tiene una importante retaguardia, sino que controla zonas claves para la extracción de recursos naturales. Dada esta realidad es que, según la FIP, la confrontación con el ELN debe ser entendida, también, del otro lado de la frontera.
Al respecto, es que la FIP propone que se deben generar una condiciones para reabrir un proceso de diálogo con el ELN, si se tiene en cuenta que a través de la negociación con los actores armados ilegales, “es que Colombia ha logrado el desarme de guerrillas y paramilitares, así como la progresiva desactivación de la violencia”.
Una de estas opciones es la implementación de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (Pdet) como centro de la agenda social en los territorios de influencia del ELN, a través de los cuales el Estado podría ganar legitimidad y “abrir una ruta” en la que la agenda de esa guerrilla puede ir perdiendo fuerza.
“Lo segundo es que las partes avancen en medidas de generación de confianza, y ahí estamos pensando, especialmente, en lo que tiene que ver con los impactos humanitarios como la posibilidad de parar los secuestros y de hacer un cese al fuego”, dijo Garzón.
El director de Dinámicas del Conflicto y Negociaciones de Paz de la FIP añadió que otro punto clave para encontrar una salida negociada con el ELN, es restablecer la relación con los terceros, como Cuba y Noruega.
Acción militar, otra alternativa
Para el analista político Alfredo Rangel, el Estado colombiano “está en la obligación de golpear muy duramente” al ELN con el fin de debilitarlo y ponerlo en situación de aceptar las condiciones del Gobierno para iniciar una negociación.
“Esta es la única estrategia que funciona con los grupos terroristas. El ELN y, sobre todos sus sectores más violentos y más militaristas, consideran que la organización se sigue fortaleciendo y expandiendo por lo que, en consecuencia, no es el momento para una negociación”, asegura Rangel.
Lo mismo opina el consultor en seguridad y defensa, Jhon Marulanda, quien indica que a los diálogos con esta guerrilla “se debe llegar con una posición de fuerza y superioridad”.
“El Estado debe infringir daño al liderazgo de este grupo narcoterrorista para ofrecerle una opción de sometimiento a la Justicia. No es posible, que otras organizaciones ilegales se deban someter a la Justicia, mientras que al ELN se le deba abrir una puerta de diálogo, como plantea el señor obispo de Cali. Eso no tiene sentido ya que, tanto los unos como los otros, están dedicados al narcotráfico y a otras actividades ilegales”, manifiesta Marulanda.
El narcotráfico, la minería ilegal y el contrabando, son algunas de las actividades con las que el ELN ha conseguido fortalecer algunas de sus estructuras.
Piden extradición para negociadores
La extradición de los negociadores del ELN que se quedaron en Cuba luego de que el Gobierno colombiano rompiera el proceso de paz que adelantaba con el ELN, es otro de los puntos por resolver.
Así lo asegura el consultor en seguridad y defensa, Jhon Marulanda, quien cree que el Gobierno del presidente Iván Duque debería “dar el paso de romper las relaciones con ese país, así como pasó con Venezuela”.
“Y, de esta manera, se presiona para que estos caballeros del ELN sean entregados a la Justicia. Cuba ha sido la eterna martirizante de Colombia y en estos momentos está protegiendo a unos asesinos como lo son los cabecillas de esa guerrilla”.
Como se recordará, en noviembre del 2019, Colombia se abstuvo de votar en la ONU para levantar el bloqueo económico a Cuba señalando “actos hostiles”, entre los que se incluyen no haber extraditado a los negociadores del ELN que están en la isla.