CULTURA
Esto es lo que hay detrás del renacer cultural de Cali
La vida cultural en Cali es cada vez más vertiginosa, llena de opciones diversas y sin tiempo para parar a lo largo del año.
El pasado domingo, mientras presentaba su novela ‘Leandro’, el escritor caribeño Alonso Sánchez Baute inició su charla así: “primero que todo quiero felicitarlos a todos ustedes por esta gran Feria que tienen. Es la primera vez que vengo, y me sorprende muchísimo ver la calidad del evento que tienen y la cantidad de personas que vienen. Los felicito”.
No era una galantería falsa con el objetivo de nada más que agradecer a quienes le abrieron un espacio para presentar un libro. No.
Era la expresión de un hecho que gravita en el aire, algo a lo que se le podría llamar renacimiento o despertar, o tal vez de otro modo, pero en todo caso, un algo novedoso.
¿Qué?
Se puede poner de muchas maneras. En los últimos cuatro años, por ejemplo, Cali ha podido no solo iniciar una Feria Internacional del Libro pública, con entrada libre, incluyente y plural, sino que la ha podido mantener y potenciar.
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No es retórica. En 2016, según datos oficiales de la Feria Internacional del Libro, la FILCali costó alrededor de $300 millones, mientras que este año el evento ha tenido un costo superior a los $2 mil millones. Un aumento que se debe fundamentalmente, explica el director del evento, Juan Camilo Sierra, al hecho de que desde 2016 el número de libros expuestos en la Feria, de autores invitados y de editoriales se ha elevado casi que de un modo exponencial.
Los gremios de la ciudad, como el teatral, sin embargo, se han quejado de los recortes presupuestales a los festivales. Este año, por ejemplo, el de teatro tuvo un recorte de alrededor
de $300 millones.
Para poner un dato, se puede decir que en 2016 la Feria del Libro tuvo alrededor de 200 invitados, y en la que termina hoy, el número superó los 600. Y no se trata simplemente de que el evento esté recibiendo mayor financiación, sino, explica Sierra, de que es el público el que cada vez exige una Feria más grande.
“En 2016 se vendieron 18.000 libros, y el año pasado se vendieron 44.000. Eso quiere decir que, contrario al prejuicio de que la gente no lee, la realidad es que en Cali se lee cada vez más y la gente demanda cada vez más libros y más autores”.
Para el propio Sierra, lo que sucede con la FILCali es un síntoma de un fenómeno generalizado y del que se pueden enumerar otros síntomas felices: el Festival de Literatura Oiga Mire Lea, el Festival Internacional de Cine de Cali, el Festival Internacional de Teatro, la Bienal de Danza, entre muchos otros.
“A lo que está sucediendo en la ciudad se le puede llamar un despertar o un renacimiento... Lo que está sucediendo es que la ciudad está recuperando una gran herencia cultural que siempre ha tenido y que es muy fuerte. Cali es la ciudad de Jorge Isaacs, del Grupo de Cali, del TEC, la principal casa de la Librería Nacional, la ciudad en donde nació la editorial Norma, etcétera. El narcotráfico fue una nube que se posó sobre la ciudad, pero hoy estamos saliendo de eso y la cultura en general se está viendo fortalecida gracias a los antecedentes culturales de Cali, que siempre han estado allí y que están volviendo a crecer”.
La hipótesis de Camilo se ve refrendada perfectamente por el Festival Internacional de Cine de Cali, que se realizó por primera vez en 2008 y del que este año, entre el 7 y el 11 de noviembre, se realizará su decimoprimera versión.
Cali, la ciudad pionera del cine colombiano, ha tenido desde 2008 un evento cinematográfico internacional que ha podido contar entre sus invitados a cineastas de la talla de Barbet Schroeder, Abbas Fahdel, Frank Beauvois, Romain Goupil, entre muchos otros, un Festival que se ha caracterizado, durante los once años en los cuales Luis Ospina fue su director artístico, por traer a Cali lo mejor del cine independiente de todo el mundo, exhibiendo películas que solo se ven en circuitos de grandes festivales como Cannes, San Sebastián, Venecia o Berlín.
“Todo esto ocurre”, dice Juan Merino, director de la Biblioteca del Centenario, “porque hay alrededor de la cultura una serie de personalidades caleñas muy importantes, que se han dedicado a fortalecer todos los eventos culturales de la ciudad, y eso unido al hecho de que ha habido un apoyo público muy fuerte”.
Ese apoyo se ha visto materializado en la marca Temporada de Festivales, una iniciativa en la que se aglutinan la mayor parte de los eventos culturales de la ciudad apoyados por la Secretaría de Cultura. “La Temporada de Festivales es una iniciativa que representa la diversidad, capacidad de creación y de ejecución, materializada en el desarrollo de más de 12 festivales de talla internacional que posicionan a Cali como epicentro del circuito de las artes nacionales”, dice la secretaria de Cultura de Cali, Luz Adriana Betancourt.
La temporada este año se inició en mayo con el Festival Internacional de Teatro, continuó en junio con el Festival de Macetas, en julio con el encuentro internacional de Danzas Folclóricas Mercedes Montaño, en agosto con el Petronio Álvarez, en septiembre con el Festival Internacional de Poesía, con Ajazzgo, el Festival de Blues and Folk y el Festival Mundial de Salsa, en octubre con la Feria del Libro y la Bienal de Danza, en noviembre con el Festival de Cine y culmina en diciembre con la Feria de Cali.
12 Festivales hacen parte de la Temporada de Festivales que se realiza en Cali durante todo el año y son apoyados por la Administración Municipal.
Es decir, desde mayo, Cali ha tenido una programación cultural ecléctica con eventos internacionales, que pasa por el teatro, la danza, el cine, la literatura, la música y la cultura popular.
Para Juan Pablo López, director artístico de la Bienal Internacional de Danza, que se realizará en la ciudad a partir del 28 de octubre, eventos como la misma Bienal lo que hacen es confirmar de nuevo el lugar de importancia que tiene Cali para la cultura en general del país.
“El hecho de que Cali tenga un Bienal Internacional, que es el único evento de estas características en Colombia, ubica a Cali como un referente de la danza a nivel mundial. Los bailarines internacionales ahora quieren venir a Cali y pasar por la ciudad, porque sienten que es un escenario importante y necesario en América Latina. Y por otro lado Cali es una ciudad increíble, con un público increíble que cada vez quiere más”, dice el director artístico de la Bienal de Danza.
El Festival Petronio Álvarez continúa siendo el más mediático y el que mayor púbico representa en la ciudad, luego de la Feria de Cali.
Juan Camilo Sierra, director de la Feria Internacional del Libro de Cali, culmina diciendo: “pero no solo se trata de eventos. No, Cali está proponiendo a través de sus artistas una manera particular de ver la región, de mirar el país desde el territorio. La herencia cultural está despertando y está creciendo, y los eventos son solo un síntoma de un proceso mucho más largo y rico”.
Festival Teatro
Desde la creación del TEC a mediados del siglo pasado, Cali ha sido una ciudad pionera en el teatro en Colombia y una de las más importantes de América Latina. El Festival Internacional de Teatro visibiliza esa tradición y a los nuevos creadores de las artes escénicas de la ciudad.
Llega la Bienal
La Bienal Internacional de Danza, por su parte, inicia el próximo 28 de octubre. Este año trae compañías de Francia, Canadá, Japón, Chile, así como varios grupos colombianos. Más de 700 artistas, 11 compañías internacionales y 27 nacionales, estarán presentes
en la cuarta Bienal Internacional de Danza de Cali.
Oiga Mire Lea se consolida
El Festival de Literatura Oiga Mire Lea se ha consolidado en cinco años como uno de los eventos de las letras más importantes del país. Gracias a la presencia de autores como Martín Caparrós, Leila Guerriero, Ángela Becerra, Juan José Millás, Alberto Salcedo Ramos, Marta Sanz, Juan Forn, David Ferreira, el Festival se ha convertido en una fiesta literaria con algunos de los escritores de mayor resonancia nacional e internacional.
Realizado por la Biblioteca Departamental, el Festival este año demostró además que se ha convertido en un espacio de discusión de la sociedad entera desde la literatura, al incluir en su programación presentaciones relativas a temas neurálgicos como las nuevas identidades sexuales o las reivindicaciones feministas o de minorías.