cultura
Oda al piano, de símbolo de estatus a instrumento que evoluciona con el tiempo y aporta a cada género musical
El piano ofrece un rango de notas tan amplio como una orquesta, fue símbolo de estatus para quien lo poseía
Antonio Joaquín García Sierra *
El piano es el icono de la música occidental, ningún otro instrumento es tan expresivo y versátil. Su efecto se aproxima al de una orquesta e inspira las confesiones más íntimas del compositor. Bartolomé Cristofori, su inventor, aportó una nueva sutileza a los instrumentos de teclados del siglo XVIII; el piano ofrece un rango de notas tan amplio como una orquesta, fue símbolo de estatus para quien lo poseía.
En la década de 1780, el inglés John Broadwood creó un modelo con un sonido más amplio y duradero que tocarían Beethoven y Chopin; en la época romántica, virtuosos como Lizst le dieron un nuevo papel como instrumento solista en los conciertos; su popularidad se catapultó con los compositores: Chopin, Schuman y Greg, a la fama internacional. En el siglo XX el piano abarca el Raigtime y el jazz; los compositores de la música popular lo utilizaron para poner a prueba sus ideas. En las mañanas escuchaba a mi prima ‘la Yeyo García’, deleitarnos con su magistral interpretación del piano, en la casa de mi tía Sixta. Estudié en el Colegio De la Esperanza, en Cartagena, e hice parte del coro, y tocaba el piano, una señora virtuosa en la interpretación de las marchas.
No soy experto en música clásica, lo poco que sé, lo he aprendido a mi amigo Rodrigo Obonaga, en sus magníficas charlas, y leyendo sus columnas en el diario el País, además de mi amigo líder, Mario Fernando Prado, virtuoso en la ejecución del piano, que nos deleita a menudo con extraordinarios conciertos. Soy apasionado del bolero, el jazz, la música tropical, el vallenato, el tango, donde el piano tiene protagonismo, a excepción del vallenato que utiliza el acordeón piano.
El bolero ha tenido intérpretes magistrales: Agustín Lara, Armando Manzanero, Rene Touzet, Bebo y Chucho Valdez, Ernesto Lecuona, Jacinto Villa; en el jazz, el más grande para mí, Duque Ellington, Jelly Roll Morten, Nat King Coll, Ray Charles, Thelonious Monk, Count Basie, Chick Corea; en la salsa: Charlie y Eddie Palmieri, Lary Harlow, Richie Ray, Rafael Inthier, Lino Frías, Damaso Pérez Prado; de las mujeres, la mejor pianista nacida en Argentina: Martha Angenich. El piano está muy ligado en los albores del jazz y el raigtime, génesis del jazz, ningún otro instrumento cumplía al tiempo con: ritmo, armonía y melodía. Los coros del góspel ven amplificados sus cantos con el sonido reverberante y envolvente del piano.
En el tango, aporta el 50 % del grupo y es media orquesta, aparte del bandoneón, el violín, el contrabajo, el pianista tiene un rol conductor y el sostén del discurso melódico. Roberto Firpo fue pionero del género, el piano hace parte de la orquesta típica criolla. Desplazó a la guitarra desde 1913.
José Ramon Ripoll le hace un homenaje en su obra Piano y Poesía: “Hay veces que las teclas del piano bien podrían confundirse con las de la máquina de escribir o con las del ordenador, para ponernos más al día, los sonidos que van produciendo; sus cuerdas al ser golpeadas por sus correspondientes martillos, vienen a ser como las letras sobre el papel o pantallas, que poco a poco van construyendo las frases musicales, y se convierten en palabras. La melodía entonces evoca al verso y al poema, como resultado de todo un proceso intuitivo, más sonoro que conceptual e ideológico. La vida es como un piano, las teclas blancas representan los momentos felices, las negras los momentos difíciles, pero juntas tocan la mejor melodía”.
*Médico cirujano y escritor.