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La oración es vital para el creyente.
Para aquellos que buscan fortaleza espiritual en su relación amorosa, la elección del salmo correcto puede ser un faro en la tormenta emocional. | Foto: Getty Images

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¿Qué salmo se debe leer cuando se está enamorado?

En medio de las complejidades del amor, surge la pregunta recurrente: ¿Cuál es el salmo adecuado para encontrar consuelo y guía en el enamoramiento?

25 de abril de 2024 Por: Redacción El País

En medio del torbellino emocional que acompaña al enamoramiento, muchas personas buscan orientación y consuelo en diversas prácticas espirituales. Una de estas prácticas es la lectura de salmos, versos poéticos cargados de significado y poder espiritual para los creyentes. ¿Pero qué salmo se debe leer cuando se está enamorado? Aunque no existe una respuesta única y definitiva, la tradición y la experiencia de los fieles ofrecen algunas sugerencias valiosas.

El conocimiento profundo del amor divino

El conocimiento profundo del amor divino se destaca en el Salmo 139, que comienza con una afirmación impactante: “Señor, tú me examinas y me conoces”. Estas palabras transmiten la idea de un amor divino que trasciende los límites de la comprensión humana.

Un análisis profundo revela las características que le otorgan una fuerza singular en el zodíaco.
A medida que las emociones del enamoramiento fluyen y cambian, muchos encuentran en la lectura de salmos un ancla para mantenerse arraigados en su fe y en el amor divino. | Foto: Getty Images

Para aquellos que están enamorados, este salmo ofrece la tranquilidad de saber que Dios conoce cada pensamiento, cada emoción y cada aspecto de su relación. En un mundo donde el amor a menudo es fugaz y efímero, esta certeza de ser conocido profundamente por Dios brinda una sensación de seguridad y estabilidad.

El Salmo 139: Un canto de amor y conocimiento divino

En lugares de culto y en hogares de todo el mundo, se encienden velas y se recitan oraciones a San Expedito los lunes, en un gesto de fe y devoción hacia este santo intercesor.
Descubrir el salmo adecuado para el amor puede ser una experiencia transformadora que nutre el alma y fortalece la conexión espiritual dentro de una relación. | Foto: Getty Images/iStockphoto
  • Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.
  • Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;
  • Has entendido desde lejos mis pensamientos.
  • Has escudriñado mi andar y mi reposo,
  • Y todos mis caminos te son conocidos.
  • Pues aún no está la palabra en mi lengua,
  • Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.
  • Detrás y delante me rodeaste,
  • Y sobre mí pusiste tu mano.
  • Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
  • Alto es, no lo puedo comprender.
  • ¿A dónde me iré de tu Espíritu?
  • ¿Y a dónde huiré de tu presencia?
  • Si subiere a los cielos, allí estás tú;
  • Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.
  • Si tomare las alas del alba
  • Y habitare en el extremo del mar,
  • Aun allí me guiará tu mano,
  • Y me asirá tu diestra.
  • Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;
  • Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
  • Aun las tinieblas no encubren de ti,
  • Y la noche resplandece como el día;
  • Lo mismo te son las tinieblas que la luz.
  • Porque tú formaste mis entrañas;
  • Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
  • Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
  • Estoy maravillado,
  • Y mi alma lo sabe muy bien.
  • No fue encubierto de ti mi cuerpo,
  • Bien que en oculto fui formado,
  • Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
  • Mi embrión vieron tus ojos,
  • Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
  • Que fueron luego formadas,
  • Sin faltar una de ellas.
  • ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!
  • ¡Cuán grande es la suma de ellos!
  • Si los enumero, se multiplican más que la arena;
  • Despierto, y aún estoy contigo.
  • De cierto, oh Dios, harás morir al impío;
  • Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios.
  • Porque blasfemias dicen ellos contra ti;
  • Tus enemigos toman en vano tu nombre.
  • ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen,
  • Y me enardezco contra tus enemigos?
  • Los aborrezco por completo;
  • Los tengo por enemigos.
  • Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
  • Pruébame y conoce mis pensamientos;
  • Y ve si hay en mí camino de perversidad,
  • Y guíame en el camino eterno.

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.

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