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Héinar Zorrilla, las manos que ‘cuidarán’ a la Selección Colombia en la Copa América

Héinar Zorrilla es uno de los fisioterapeutas que estarán con la ‘Tricolor’ en Brasil. Historia de un vallecaucano que se tiene fe.

25 de mayo de 2019 Por: Daniel Molina Durango / Reportero de El País
Héinar Zorrilla, fisioterapeuta de la Selección Colombia. | Foto: Wirman Ríos y Especial para El País

Las manos que ‘cuidarán’ a los jugadores de la Selección Colombia en la próxima Copa América pertenecen a Héinar Zorrilla, fisioterapeuta nacido hace 34 años en Santa Elena, un corregimiento de apenas 4800 habitantes perteneciente al municipio de El Cerrito, en el Valle.

Sentado en su oficina ubicada en el departamento médico del América de Cali (donde trabaja de planta desde el 2017), Héinar mira su celular y cuenta con orgullo que se escribe constantemente con Juan Guillermo Cuadrado, volante principal de la ‘Tricolor’ nacional y de la Juventus de Italia, a quien conoció el pasado octubre, cuando, por primera vez, fue convocado para trabajar con la Selección de mayores.

La posibilidad se abrió, en gran medida, porque Zorrilla ya acumulaba una vasta experiencia: tras graduarse en el 2007 de la Fundación Universitaria María Cano, trabajó seis años en la Escuela Carlos Sarmiento Lora. Luego estuvo en el Deportivo Cali entre el 2012 y el 2014, y después dio el salto a las diferentes categorías de las selecciones Colombia, tanto masculinas como femeninas, para acompañarlas en los diferentes Suramericanos y hasta en Mundiales y Juegos Olímpicos (2016), en el caso de las chicas.

Desde hace dos años se estableció en el América gracias al llamado del doctor Germán Ochoa, y ese, como él mismo lo reconoce, ha sido el soporte para mantenerse en la Tricolor.

En enero de este año acompañó a la Selección Sub-20 en el Suramericano de Chile, pero no viajó al Mundial de la categoría que se disputa por estas fechas en Polonia porque su manera de trabajar caló hondo en el equipo de mayores, que lo llevará a la Copa América de Brasil que inicia el próximo 14 de junio.

“Yo estoy muy agradecido por esta oportunidad que me han dado. Estoy pendiente de que me llegue la citación oficial de la Federación para unirme a los trabajos previos a la Copa que se están realizando en Bogotá”, relata Héinar mientras sonríe.

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Graduarse como fisioterapeuta no fue tarea sencilla. De hecho, antes de graduarse del colegio Cárdenas de Palmira (donde se fue a vivir a los 11), Héinar soñaba con ser un delantero profesional.

Pero el destino le cambió a causa de una patada que recibió en un partido por parte de uno de sus compañeros. Una fractura de tibia, sumada a una larga recuperación, hicieron que el sueño de trabajar empleando sus pies se transformara en la ilusión de utilizar sus manos para ayudar a los deportistas.

“Cuando me lesioné me tocó hacer bastante fisioterapia. Y eso me llamó la atención, porque ya sentía que era muy tarde para dedicarme al fútbol”, cuenta.

Optó entonces por estudiar para ser ‘fisio’ especializado en deporte. En ese inicio, su soporte fue su abuela, Bertha Ligia Solarte, quien le pagó los primeros semestres.

Pero en el tercero, ella falleció, y Héinar sintió que había quedado a la deriva.

Sin embargo, fue allí cuando apareció su padre, quien lleva su nombre, para ayudarle a terminar sus estudios.

“Mi papá, para colaborarme, tenía que levantarse un millón de pesos cada cuatro meses. Él es un hombre de campo, así que se despertaba a las tres de la mañana para ir a barrer el parque de Santa Elena. Luego se iba a cortar caña y en las noches llegaba a administrar un billar, todo para que yo pudiera estudiar”, relata Zorrilla.

El esfuerzo del Héinar mayor tuvo su recompensa más grande en octubre del 2018, cuando a Zorrilla, mientras regresaba de un viaje con el América, le llegó un correo de la FCF citándolo para estar en dos partidos amistosos en los Estados Unidos.

“Se había escuchado que me iban a llamar, pero ya cuando vi el nombre mío en esa lista, al lado del de Falcao, Cuadrado y Ospina, lo único que hice fue empezar a llorar de la emoción”.

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En esa primera experiencia con el equipo de mayores, Héinar comenzó a tener una bonita relación con Juan Guillermo Cuadrado, a quien define como “un gran profesional en todo el sentido de la palabra”.

“Él es de esos jugadores que llegan de primeros a hacer fortalecimientos y que inspiran a los nuevos”, confiesa.

Fue tan así, que tras esa gira, el volante oriundo de Necoclí sufrió una lesión y, en todo momento, estuvo en contacto con Zorrilla para que él le recomendara qué pasos seguir en su recuperación.

La gira por Estados Unidos, y también por Asia (Japón y Corea del Sur, en marzo de este año), le han dejado a Zorrilla anécdotas que cualquier colombiano desearía tener al lado de las grandes figuras del equipo nacional.

“En Estados Unidos me hicieron pagar la ‘primiparada’. A los nuevos los ponen a bailar o a cantar frente al grupo. Entonces, cuando me tocó a mí, lógicamente dije que bailar porque soy vallecaucano, entonces Cuadrado de una dijo ‘no, a él hay que ponerlo es a cantar’. Entonces cogí una cuchara y empecé a cantar un vallenato que se llama ‘Señora’. Por fortuna esa canción le gusta a Falcao y él y Sebastián Villa me felicitaron”, recuerda entre risas.

“Y en Japón me tocó cumplir años. Cuando se dieron cuenta, el profesor Carlos Queiroz me dio una torta, me felicitó y me hicieron la celebración. Luego llegaron los jugadores y me dijeron que hiciera el ‘pasillo’. Yo obviamente no quería porque sabía que me iban a pegar palmadas muy fuertes, pero James Rodríguez fue uno de los más insistentes. Me cogió y me hizo pasar por todo el grupo. El que más duro me pegó fue Gustavo Cuéllar”.

Para Héinar Zorrilla, lo más sorprendente de trabajar con la Selección Colombia de mayores es darse cuenta que “todos ellos son personas humildes, que te valoran y respetan tu trabajo”.

Cuenta, además, que en el ambiente de la ‘Tricolor’ lo único que se siente es una “unión muy grande”. “Allá todos son profesionales excelentes, que buscan dar lo mejor de sí por representar a su país”.

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El buen ánimo y el carisma han hecho que Héinar se gane el corazón de las figuras.

Hace poco, incluso, fue hasta Guachené para trabajar junto a Yerry Mina, central del Everton inglés que esta temporada ha sufrido mucho a causa de las reiteradas lesiones.

Para él, todo eso que ha conseguido se debe a algo básico: no perder la fe.

“Yo pienso que si uno cree en Dios y en lo que quiere lograr, puede conseguir cosas importantes. Además, nunca puedes perder la humildad. Debes seguir siendo siempre el mismo para que no se te cierre ninguna puerta”, afirma.

Ahora en su mente solo está la Copa América de Brasil, donde Colombia jugará su primer partido el 15 de junio frente a la Argentina de Lionel Messi. “Iré con la ilusión de que el equipo puede hacer grandes cosas”.

Y de seguro que así será porque esas manos suyas, llenas de fe, cuidarán las piernas de esos jugadores que tienen su mismo sueño, que es el mismo sueño de todos los colombianos: dar la vuelta olímpica en suelo brasileño.

En detalle
Hace un año, Héinar comenzó un emprendimiento familiar, un centro de acondicionamiento físico llamado ‘Salud y Vida’.

Está ubicado en el barrio El Cedro (carrera 32 número 7-46, al frente de Mulato Cabaret).

“Allí trabajamos desde la fisioterapia y ayudamos a muchos jugadores profesionales de todo el país”, asegura Zorrilla.

El sitio tiene área de entrenamiento cardiovascular, de musculación, de ejercicio funcional y de actividades pre-deportivas.

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