Historia del puño que partió la amistad entre Vargas Llosa y García Márquez
Recuerdos del día en que Mario Vargas Llosa le dio a Gabo el puñetazo que los distanció hasta la muerte. ¿Qué tan fuerte fue aquel golpe capaz de romper en pedazos la amistad entre dos genios?
Recuerdos del día en que Mario Vargas Llosa le dio a Gabo el puñetazo que los distanció hasta la muerte. ¿Qué tan fuerte fue aquel golpe capaz de romper en pedazos la amistad entre dos genios?
Mario Vargas Llosa estaba este Jueves Santo en Ayacucho, Perú. Llevaba gafas oscuras, una gorra caqui de beisbolista y caminaba por una calle cualquiera. Una vez se supo la muerte de quien algún día fue su gran amigo, Gabriel García Márquez, los reporteros de televisión se abalanzaron sobre él para conocer su reacción. Ha muerto un gran escritor, cuyas obras dieron gran difusión y prestigio a la literatura de nuestra lengua. Sus novelas le sobrevivirán y seguirán ganando lectores por doquier. Envío mis condolencias a su familia, dijo y no pudo decir más. Enseguida giró su cabeza a un lado de los micrófonos, pidió permiso para seguir. Se le notaba compungido. Quebrado por dentro. Como si la rabia que lo llevó a pegarle un puñetazo a Gabo el 12 de febrero de 1976 hubiera sido absorbida, de repente, por la noticia de su muerte.La de Vargas Llosa era una nostalgia perturbante que generaba preguntas sin respuestas. ¿Qué pasó en realidad para que dos amigos que se querían como hermanos se distanciaran para siempre? ¿Se trató de un asunto tan insalvable en realidad? ¿ Para qué sirvió el ego que los convirtió en mudos sobre aquel suceso? ¿Qué tan fuerte fue el puño que dejó en pedazos la amistad de dos genios? ¿Qué pensará Vargas Llosa hoy, en la soledad de su casa, con su tristeza a cuestas? IIFernando Jaramillo está al teléfono. Siento que se ha muerto un amigo muy cercano, un pariente, dice. Fernando es algo así como el jefe de prensa sin sueldo de García Márquez. Tiene 74 años y desde 1956, cuando le leía a sus amigos del colegio el Relato de un naufrago publicado por entregas en el periódico El Espectador, guarda cuanto artículo se publica sobre Gabo. Un centenar de ellos se leen en su blog: Memorabilia GGM. Fernando conoce todas las versiones que se han tejido sobre el famoso puño de Vargas Llosa que dejó el ojo izquierdo de Gabo hinchado y dos familias distanciadas para siempre. La cuestión fue así. En algún momento de la vida se dijo que Vargas Llosa se había ido con una corista para Nueva York. Como eso es un chisme no confirmado, las versiones se empiezan a voltear. Ahora dicen que Vargas Llosa se fue con una azafata de una aerolínea sueca. En ese momento tanto Mario Vargas Llosa como Gabriel García Márquez vivían en Barcelona. Vivían muy cerca el uno del otro. Como Mario se fue de viaje Patricia, su mujer, se fue a casa de Gabo y Mercedes, sus paños de lágrimas. Fue cuando se dio cuenta que Vargas Llosa estaba haciendo lo que no debía. Según se dice, García Márquez le dijo que entonces no había más remedio que divorciarse. Lo cierto es que cuando Vargas Llosa volvió de su aventura o de lo que estuviera haciendo, seguramente su mujer le contó lo que había dicho Gabo. Meses después, ambos se encuentran en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México, donde estaban estrenando la película Sobrevivientes de los Andes, la historia del equipo de rugby uruguayo que se fue a jugar un partido a Chile y el avión se cayó. El guionista de la película había sido Mario Vargas Llosa. Gabo asistió porque fue invitado, y cuando fue a saludar a su amigo, que entre otras cosas había hecho un libro inmenso sobre Cien años de soledad que se llama Historia de un deicidio, le dio un puñetazo en un ojo. Acto seguido, a la escritora Elena Poniatowska le tocó antender a Gabo. Le puso un filete de carne de res cruda en el ojo. El tratamiento lo siguió Mercedes Barcha en su casa. No fueron a un hospital para evitar el escándalo. Dicen los chismes que ese día Patricia recibió muy mal a Vargas Llosa en el hotel. Mercedes llamó a Patricia y le contó lo que había sucedido. Desde entonces ese es otro chisme a Patricia sus amigas de colegio en Lima le dicen la inválida, porque tuvo que usar los servicios de su marido para que la defendiera de los avances de un señor: García Márquez. Porque existe otra versión del hecho: se dice que el puño tarde o temprano iba a llegar. Vargas Llosa se mantenía muy celoso de Gabo no solo por Patricia sino también porque Cien años de soledad estaba teniendo una fuerza inusitada y estaba dejando rezagadas a las obras de los otros escritores latinoaméricanos de la época. Dos días después del golpe, Gabriel García Márquez fue hasta al apartamento del fotógrafo Rodrigo Moya. Eran amigos. Quería una foto que dejara constancia de la agresión. Rodrigo, en una crónica que escribió con motivo del cumpleaños 80 de Gabo, contó que el escritor fue evasivo cuando le preguntó: ¿Qué te pasó? Fue Mercedes Barcha la que dio alguna pista de lo sucedido. Es que Mario es un celoso estúpido, Mario es un celoso estúpido, Mario es un celoso estúpido, repitió en varias ocasiones. Según escuchó Rodrigo, el conflicto se desató porque Gabo y Mercedes habían tratado de mediar en los conflictos conyugales entre Vargas Llosa y Patricia. A la larga la pareja e reconcilió pero, por alguna razón, Vargas Llosa quedó ofendido con García Márquez. Plinio Apuleyo Mendoza, amigo personal tanto de Gabo como de Vargas Llosa, le aseguró a Noticias Caracol tener la versión que le contó el mismo García Márquez sobre el asunto: Gabo y Vargas Llosa vivían efectivamente a menos de 30 metros en una calle de Barcelona. Mario entraba a la casa de Gabo, y este a la de Vargas Llosa, como si fueran de la familia. El padrino de bautizo del segundo hijo de Gabo, Gabriel Rodrigo, es Vargas Llosa, de hecho. Apuleyo está seguro que la amistad entre ambos es una de las más bellas que ha conocido. Lo que acabó con todo parece ser una tontería. Gabo le pidió a su editora, Carmen Balcells, organizar una cena para varios amigos, incluida Patricia. Cuando terminó la comida, el grupo decidió ir a una discoteca a tomarse una copa. Después, cuando llegaron al hotel, Patricia le pidió a Carmen que la recogiera en la mañana para llevarla al aeropuerto. Carmen no podía, Gabo se ofreció y en el camino se equivocó de ruta. Entonces lanzó un chiste costeño, caribe. Si te deja el avión tranquila, te quedas y hacemos una fiesta juntos. El chiste debió haber sido mal interpretado por Vargas Llosa, sospecha Apuleyo, y todo se agravó por un chisme que le contaron: Oye, Mario, vi a tu mujer con García Márquez en una discoteca a la madrugada, cuando habían ido en grupo. A Vargas Llosa no le quedó duda de que Gabo le estaba haciendo avances a Patricia. Los celos, parece, pueden ser tan poderosos como para confundir la mente de un hombre capaz de escribir novelas como La fiesta del chivo y Travesuras de la niña mala. Gerald Martin, el biógrafo de Gabo, escribió en Una vida, la biografía, algunas líneas sobre el golpe: Gabo, abriendo los brazos, exclamó: Hermano. Mario, sin decir nada, le propinó un puñetazo en la cara y lo tumbó. Mientras García Márquez yacía semiconsciente en el piso, por haberse golpeado la cabeza al caer, Mario gritó, dependiendo de la fuente: Esto es por lo que le dijiste a Patricia. O Esto es por lo que le hiciste a Patricia. Hubo muchos testigos y existen muchas versiones, no solo de lo que realmente ocurrió, sino del por qué. Pero quizá lo que significó para ambos aquel mazazo Vargas Llosa tenía un anillo puesto cuando lanzó el puño lo explicó Mercedes Barcha al periodista Xavi Ayén durante una entrevista con Gabo. ¿No ve posible que, algún día, se produzca una reconciliación? En ese momento su esposa, Mercedes Barcha, quien ha entrado al estudio hace unos minutos responde con contundencia: Para mí ya no es posible. Han pasado treinta años. ¿Tanto?, pregunta Gabo, sorprendido. Hemos vivido tan felices estos treinta años sin él, no lo necesitamos para nada, asegura Mercedes, antes de matizar que Gabo es más diplomático, así que esta frase pueden ponerla exclusivamente en mi boca.¿Qué pensará Vargas Llosa hoy, en la soledad de su casa, con su tristeza a cuestas? El puño más fuerte y famoso de la historia, capaz de romper en pedazos la amistad entre dos genios, lo propinó un boxeador amateur.Lea más información especial sobre García Márquez