Pierre Cardin: 70 años de su legado en la moda

Años antes de que partiera el Apollo 11 al espacio o de que se lanzara la película ‘2001: Odisea del espacio’, un diseñador de moda, en las calles de París, imaginaba un mundo futurista, lleno de figuras geométricas y con una moda completamente distinta a la que se veía en las pasarelas más reconocidas de Francia. De ahí que a Pierre Cardin le llamaran el modista futurista.

Por algo él suele decir a menudo: “mi prenda favorita es la que invento para una vida que aún no existe. El mundo del mañana”.

Pierre Cardin, italiano de nacimiento y francés de corazón y vivencia, inventor del estilo unisex, fue el menor de 10 hermanos. Se mudó a Francia cuando era pequeño, cuando su familia huyó a Saint-Étienne para escapar del fascismo. Trabajó en varios empleos a tiempo parcial como estudiante, incluido el trabajo con un sastre, antes de partir a París en 1945 con el sueño de convertirse en modisto.

Desde los 8 años demostraba sus habilidades con la costura, al diseñar los vestidos de las muñecas de la hija de una familia vecina, mientras sus padres en la casa soñaban con que su hijo se convirtiera en arquitecto.
Pero lo que hay en el corazón no puede ser negado y fue así como en 1936 Cardin comenzó su camino en el mundo de las telas, como aprendiz de sastre en la firma Manby’s, donde hizo trajes para el director de cine y escritor Jean Cocteau. Luego trabajó con Christian Dior hasta 1949 (llegando a ser llamado el sucesor natural de Dior), para poder lanzar su propia firma en 1950.

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Precisamente esta semana, para celebrar sus 70 años en el medio, se celebró en el Theatre du Chatelet en París un evento con sus mejores creaciones.

“Cardin fue una fuerza transformadora en la industria de la moda francesa, en un momento en que se discutía la hegemonía estilística de París y se consideraba que Londres estaba liderando los destinos de la moda juvenil. Así que le inyectó a la tradición francesa de la alta costura un aire de modernidad, tomando las técnicas tradicionales de esta y poniéndolas al servicio de unas prendas construidas a partir de formas geométricas básicas que le dieron un halo de juventud a la moda producida y diseñada en Francia”, comenta William Cruz Bermeo, investigador y docente de historia de la moda, en la Universidad Pontificia Bolivariana.

Pero Francia no fue el único país que conquistó con sus siluetas afiladas y geométricas, los adornos del tamaño de joyas y las grandes cremalleras. Luego de afianzar su poderío en la ciudad del amor, Cardin expandió su emporio hasta Estados Unidos y Japón, donde fue muy bien recibido.

Según Aileen Kwun, de CNN en Español, Cardin “reinventó la minifalda. Confeccionó prendas de punto, prendas de código y vestimenta deportiva para cualquier género. Materiales sintéticos innovadores como acrílico, vinilo, lentejuelas, lurex y metales brillantes que a menudo aparecen en sus diseños. Trabajó con un material llamado Dynel, un textil que podía moldearse en pliegues complejos y estampados, comercializando una versión con el nombre de Cardine”, además de soñar con “cascos de vidrio abovedados y sombreros arquitectónicos en colores llamativos, de bloques. Produjo trajes de otro mundo”.

Para William Cruz Bermeo, lo que hizo realmente famoso a Cardin y le dio visibilidad internacional, fue su “capacidad para explorar nuevos materiales (como el vinilo), su discurso sobre la era espacial y la velocidad y de cómo su ropa estaba pensada para ello, para esos nuevos tiempos”. También destaca sus abrigos femeninos, con su aplomo y forma impecable, y su gusto por las maxifaldas en los años 1970 “opuestos a la mini, que no se la “inventó” nadie, sino que surgió de la calle”.

Hay que recordar también que Cardin, quien siempre parece haber precedido a sus colegas en la conquista del mundo, fue el primer diseñador en lanzar una línea de prêt -à-porter (‘listo para llevar’).

Esto hizo que los grandes de la moda de París lo desdeñaran durante un tiempo y lo expulsaran del Chambre Syndicale. Años más tarde lo volvieron a incluir, pero él terminó retirándose definitivamente en 1993.

También, reconociendo el valor del nombre de un modista para etiquetar distintos productos, Cardin “usó su nombre para licenciarlo y permitir que con este se etiquetaran encendedores, baldosines y un sin número de cosas, casi cachivaches; tal como lo harían luego otros diseñadores como Yves Saint Laurent ó Ágatha Ruíz de la Prada. Así que podría afirmarse que fue de esas primeras marcas del lujo francés en reconocer el deseo de las masas por tener “un poquito de lo bueno”, y ofrecerlo”, comenta el docente de historia de la moda.

La familiaridad que muchos colombianos tienen con el nombre Pierre Cardin proviene de la costumbre de ver el nombre de él estampado en diversas corbatas y pantalones para caballero que se comercializaban en el país.

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