SANTANDER
Crece indignación por crimen de la chilena Ilse Ojeda en Santander
Tras comprobar que el cuerpo incinerado hallado en Rionegro era el de la extranjera, las autoridades le imputaron cargos a la expareja de la mujer por desaparición y feminicidio.
Tras la confirmación, por parte de Medicina Legal, de que los restos hallados en zona rural de Rionegro, Santander, son de la chilena Ilse Amory Ojeda González (52 años), se complica la situación jurídica del colombiano Juan Valderrama (28 años), expareja de la extranjera.
Al delito de desaparición forzada que le imputaron en un principio al hombre, se sumará el de feminicidio y ocultamiento de material probatorio.
Claudia García, directora de Medicina Legal, explicó que los forenses que estuvieron a cargo del caso y que analizaron los restos óseos calcinados hallados en la vereda Portachuelo del mencionado municipio y tras cotejarlo con el ADN de los familiares de la excarabinera austral ratificaron la identidad de la mujer.
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“El equipo fue integrado por médicos forenses, antropólogos, odontólogos, especialistas en rayos X y genetistas. La muestra genética fue cotejada con un hijo de la señora Ilse Ojeda y este resultado es el que da la certeza de la identificación del cuerpo”, detalló la funcionaria.
Este fue el primer paso en la serie de investigaciones que realizarán los expertos del Instituto sobre los despojos mortales. Lo que sigue ahora es realizar los análisis para establecer las causas de muerte de la extranjera para adjuntar al expediente.
La historia
Según el recuento de los hechos, Ojeda conoció a Valderrama en 2016, cuando él era mesero en el Club de Suboficiales de Carabineros de Chile, donde ella se desempeñaba como contadora del casino de esa institución y también era sargento de la Policía. Aunque su familia nunca vio con buenos ojos su relación, ni la hermana, ni los dos hijos de la chilena pusieron mayor resistencia.
Valderrama regresó a Colombia a principios de 2018 y durante el tiempo que estuvieron separados, Ojeda le enviaba una cuota mensual cercana al $1.200.000. Para octubre de ese mismo año el joven regresó a Chile y convenció a la mujer de irse a vivir con él a Bucaramanga y montar un local de comidas con el dinero que iba a recibir por su retiro anticipado de la Policía, un monto aproximado a los $100 millones.
De esta manera, la excarabinera y su pareja ingresaron a Colombia el pasado 5 de marzo. Llegaron a Medellín y luego a los municipios de Puerto Parra y Curití (Santander), para finalmente radicarse en Bucaramanga, donde Ojeda sería presentada a sus suegros.
Para calmar la preocupación de sus familiares en Chile, Ojeda les enviaba permanentemente videos de la travesía que vivía en Colombia, afirmando que estaba disfrutando el viaje. Sin embargo, el 30 de marzo no volvieron a tener noticia de su paradero.
Ante la ausencia de comunicación de la mujer con su familia, Valderrama afirmó que habían tenido una discusión en un centro comercial por una supuesta relación paralela que el hombre sostenía con otra mujer de origen norteamericano, por lo que Ojeda huyó del lugar sin mencionar a dónde iba.
A pesar de que el pasado 11 de abril Alejandra Margarita Ojeda, hermana de la chilena asesinada, reportó en sus redes sociales su desaparición, la denuncia en Colombia solo fue interpuesta por Valderrama seis días después.
Comienzo y fin de la búsqueda
Las autoridades colombianas encontraron inconsistencias en las declaraciones entregadas por Valderrama, especialmente en lo que se refiere a la fecha de desaparición de la excarabinera. Incluso, encontraron el celular y la tarjeta de crédito de la mujer en el vehículo de este hombre.
Además, lograron establecer que en febrero pasado Ojeda adquirió un seguro de vida por $100 millones, cuyo único beneficiario era su pareja.
Todas estas pruebas e inconsistencias pusieron a Valderrama en la mira de las autoridades como el principal sospechoso de la desaparición de la extranjera.
La estocada final, que redondearía las sospechas de las autoridades, la habría dado un venezolano que aseguró que Valderrama le pagó $200.000 para que le ayudara a quemar el cuerpo, supuestamente de una res, que había muerto en la vereda Portachuelo, Rionegro, y que sería realmente el cuerpo de la infortunada chilena. El hecho ha generado indignación en varios países.