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Distrito en Paz, la fundación que le quita jóvenes a la violencia en Cali

Esta iniciativa, fundada en 2016 por fanáticos del América, impacta a familias vulnerables en el oriente de la ciudad.

27 de noviembre de 2023 Por: Redacción El País
Gracias al crecimiento de la Fundación Distrito en Paz y al apoyo de la empresa privada, se ha logrado asesorar proyectos de empleabilidad, emprendimiento y educación para jóvenes y niños del departamento. Todo esto con el objetivo de arrebatárselos a la violencia.
Gracias al crecimiento de la Fundación Distrito en Paz y al apoyo de la empresa privada, se ha logrado asesorar proyectos de empleabilidad, emprendimiento y educación para jóvenes y niños del departamento. Todo esto con el objetivo de arrebatárselos a la violencia. | Foto: Jaír F. Coll/ Especial para El País

Por: Jaír F. Coll / Especial para El País

Cuando un hincha es tan entregado a su equipo de fútbol es normal que le hayan dicho en tono de burla: “Siga haciéndoles barra, como si le fueran a dar de comer”. En 2020, año de la pandemia y también en el que más se pasó hambre en Latinoamérica, según Naciones Unidas, iniciaron (o se fortalecieron) diferentes estrategias para garantizar la seguridad alimentaria en los sectores más vulnerables del país. El mejor ejemplo eran las ollas comunitarias, y una de ellas fue creada por un grupo de hinchas del América, cuyo lema es: “Ser barra sí nos dio de comer”.

Ellos se hacen llamar un Distrito en Paz, una fundación creada en 2016 como respuesta a los hechos violentos que en ese entonces se habían tomado la barra del América, producto del narcotráfico. Algunos fanáticos no solo fueron asesinados por querer transformar las condiciones jerárquicas de la hinchada en algo más democrático, sino también por ser testigos claves contra el crimen organizado.

Algunos integrantes de Distrito en Paz  tienen proyectos productivos que esperan puedan ser potencializados en los años próximos.
Algunos integrantes de Distrito en Paz tienen proyectos productivos que esperan puedan ser potencializados en los años próximos. | Foto: Jaír F. Coll/ Especial para El País

“A pesar de la rabia, decidimos seguir el legado por el que varios compas fueron asesinados. O sea, convertirnos en una barra organizada y con un objetivo social”, asegura Héctor Obando, fundador de Distrito en Paz. Sus 15 miembros administran tres comedores comunitarios en el oriente de Cali, mientras realizan actividades educativas y recreativas con niños de la zona.

El crecimiento de la fundación le ha permitido contar con el apoyo del sector privado, a la cabeza de Compromiso Valle, una unión de más de 400 empresas y personas naturales que se dedican a financiar y asesorar proyectos de empleabilidad, emprendimiento y educación para jóvenes del departamento. La iniciativa se gestó después del paro nacional del 2021, un evento que dejó socialmente fracturada a Cali.

María Isabel Ulloa, la directora de ProPacífico, entidad que articula Compromiso Valle, señala: “Hace poco se cumplieron dos años del estallido social y puede que haya cierta sensación de desasosiego, pero mi mirada es que sí están pasando cosas buenas. Cuando conocimos a Distrito en Paz, ellos aspiraban a contar con una casa que fuera su sede, que hicimos posible que ellos tuvieran. Además, fortalecimos sus huertas comunitarias, con las que surten parte del mercado para los comedores. Esto solo fue una excusa para que ellos pensaran qué actividades iban a hacer allí y cómo iban a proyectarse a mediano plazo”.

Al lado izquierdo de un comedor comunitario en donde se alimenta a casi cien personas diarias de lunes a viernes, se encuentra la sede de la fundación. En la sala principal, en donde hay una biblioteca, cuelgan fotos de los encuentros culturales que ha liderado Distrito en Paz. También hay dos murales, uno que conmemora a Omar Caicedo, un niño de 7 años que fue asesinado por un soldado al querer colarse gratis a un partido del América en 1949, y otra imagen de un muchacho de la guardia indígena que levanta su puño.

Él no es el único que alza su mano en ese lugar: también la docena de niños y niñas que piden la palabra para aportar ideas para un cuento sobre un caballero que debe rescatar a una princesa de un dragón mutante. Es sábado, día en el que Distrito en Paz realiza la escuelita comunitaria, una estrategia que desarrolla habilidades blandas en los menores del sector, como la creatividad artística, el liderazgo y la comunicación.

En el recinto  hay un mapa del oriente de Cali y fotografías de actividades.
En el recinto hay un mapa del oriente de Cali y fotografías de actividades. | Foto: Jaír F. Coll/ Especial para El País

Uno de los profesores es Harvey Zapata, psicólogo e hincha del América, quien anota todas las ideas posibles para crear un relato coherente: un caballero que recibe una carta de auxilio, una princesa llamada Violet y un villano parecido al Bowser de Mario Bros. “A través de estos ejercicios queremos que ellos sean conscientes que también viven un cuento diario y si hay cosas que modificarle a sus historias, este espacio es ideal”, comenta Zapata.

Mientras un grupo de niños termina de pulir su historia fantástica, otro redacta un cuento inspirado en algunas de las biografías de los hinchas de Distrito en Paz: un niño con un talento extraordinario en el fútbol que luego es contratado por el América, se hace una larga carrera deportiva y al retirarse, se convierte en un líder de su comunidad.

Es como si hiciera resonancia con parte de la vida de Héctor Obando, quien recuerda: “Cuando estudiaba en el Colegio Compartir (a solo una manzana de donde hoy queda la fundación), veía cómo se reunían los hinchas del América y yo empecé a interesarme por ellos, a querer ser parte de ellos. Mis papás me cuentan que yo, con apenas 5 años, corría hacia las caravanas para cantar los himnos del equipo”.

Obando siempre recalca que nació en 1997, cuando no solo América obtuvo su novena de quince estrellas de la competencia nacional, sino también el año en el que se creó la Banda del Barón Rojo Sur, en referencia a la ubicación que los más fanáticos del fútbol siempre se hacen en el Estadio Pascual Guerrero de Cali.

La Tribuna Sur de la cancha es también una metáfora de las divisiones sociales de la ciudad: el costado obligado para el hincha que proviene de los barrios más vulnerables. Y, a su vez, dichos barrios están concentrados en el oriente de Cali, el cual nació a partir de poblaciones desplazadas por el conflicto armado colombiano. Pero las fracturas no solo son físicas, sino también intangibles, como la apatía por construir proyectos entre sectores sociales opuestos. Sin embargo, hay una iniciativa que busca darle un giro de tuerca a este problema.

Compromiso Valle es una forma de unir la ciudad, de mirarnos a la cara y construir juntos. En el caso de Distrito en Paz, el apoyo ha ocurrido desde diferentes puntos de vista: algunos de sus miembros han empezado sus estudios universitarios, a otros los hemos contratado para eventos de las empresas aliadas y también los hemos capacitado en temas de liderazgo y emprendimiento”, cuenta Juan Ramón Guzmán, director de Bivien, empresa dedicada al aseo y cuidado personal.

En el caso de Distrito en Paz, el apoyo de la empresa privada ha ocurrido desde diferentes puntos: algunos  han empezado la universidad y otros fueron  contratados para eventos empresariales.
En el caso de Distrito en Paz, el apoyo de la empresa privada ha ocurrido desde diferentes puntos: algunos han empezado la universidad y otros fueron contratados para eventos empresariales. | Foto: Jaír F. Coll/ Especial para El País

Durante las manifestaciones del 2021, las principales vías y entradas de Cali estuvieron bloqueadas. Ramón recuerda que varios empresarios decidieron visitarlas para conocer los reclamos que demandaban los protestantes: no solo había un descontento generalizado contra el Gobierno Nacional, sino también privaciones en empleo, educación y oportunidades para los jóvenes. De hecho, hoy en día hay 2,96 millones de muchachos que no estudian ni trabajan en Colombia, según el Dane.

Jhonier Cuero ‘Misterio’, uno de los líderes de Distrito en Paz, define esas relaciones con un término de la biología: mutualismo. Una interacción entre especies diferentes, en la que ambas se benefician.

“Hemos aprendido a que tampoco podemos llegar al extremo de decir ‘Yo dejo todo por América’, lo que nos ha permitido desarrollarnos como hinchas propositivos y con una visión social”, reflexiona ‘Misterio’.

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