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Desde mediados de 2020 se viene recrudeciendo la violencia armada en el corregimiento de El Plateado, en el municipio caucano de Argelia. | Foto: Archivo de El País

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La dura guerra entre grupos ilegales que viven los habitantes de El Plateado, Cauca

A la lucha que sostienen la disidencia Carlos Patiño y el frente José María Becerra del ELN, se suman otros armados como la Segunda Marquetalia y la presencia de tropas del Ejército.

25 de abril de 2021 Por: Redacción de El País

El Plateado, el principal corregimiento del municipio caucano de Argelia, es uno de esos lugares que los colombianos supieron que existía por cuenta de la cartografía de la violencia y el narcotráfico.

A 786 kilómetros de Bogotá, 207 kilómetros de Popayán y abandonado en un rincón de la cordillera occidental frente al océano Pacífico, el corregimiento ofrece las condiciones geográficas y económicas ideales para que los grupos armados ilegales desarrollen sus economías ilícitas.

La génesis de esta guerra, que solo la semana anterior dejó cerca de 2.000 desplazados, 14 integrantes de la disidencia Carlos Patiño de las Farc muertos en combate, 3 supuestos milicianos del ELN ejecutados, un suboficial del Ejército asesinado y varios civiles heridos en un campo minado, se remonta a la aparición de los cultivos de coca en los años 80.

Los primeros que cedieron terreno ante las ganancias superiores que les ofreció el cultivo y procesamiento de la hoja de coca fueron las plantaciones de cacao, arroz, maíz y la actividad ganadera y porcícola.

Con los cultivos de uso ilícito llegó también el Frente Octavo de las Farc y posteriormente el Frente 60; tiempo después apareció el Frente José María Becerra del ELN y a comienzos de los años 2000 ingresaron los grupos paramilitares en disputa por el territorio y el narcotráfico.

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El caserío, conformado por personas llegadas de todos los rincones del Cauca, de Nariño, Valle, Antioquia y el Eje Cafetero en busca de una oportunidad como raspachines de hoja de coca, empezó a pagar el alto costo de la abundancia con fenómenos como la prostitución, combates, masacres y asesinatos selectivos.

“Esa falsa bonanza de los cultivos de coca trajo a los campesinos ganancias que jamás en sus vidas habían tenido en su bolsillo, pero tampoco habíamos visto tanta prostitución y tanta violencia. Ese dinero fácil lo han pagado las familias con dolor, sufrimiento y miedo”, aseguró a El País bajo reserva de su identidad un líder de la comunidad argelina.

Según el Registro Único de Víctimas, entre los años 1991 y el 2015 se registraron en el municipio de Argelia 2067 homicidios y 23.925 personas fueron víctimas de desplazamientos forzados producto de los combates que han librado las organizaciones armadas ilegales por el control territorial.

Arrasaron con todo

El corregimiento El Plateado es una conjunción de mezclas. Es la combinación de culturas llegadas de todas partes de Colombia, aglutina todas las maneras posibles de abandono estatal y resume en un estrecho territorio todos los factores de violencia que azotan al país.

Pero si algo han aprendido sus habitantes, es que las cosas que están muy mal, se pueden poner peor.

Las ganancias exorbitantes que les dejaba la coca en comparación con los cultivos tradicionales, llevó a muchos campesinos a ampliar la frontera cultivable arrasando montañas para dar paso al verde intenso de la coca.

El cañón del río Micay concentra el 50 % del total de hectáreas cultivadas en todo el suroccidente del Cauca, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.

Pero concentra también uno de los conflictos armados más activos en Colombia por la disputa territorial entre disidencias, guerrilla del ELN, grupos al servicio del narcotráfico y el control que buscan las Fuerzas Militares.

Y es que a solo 70 kilómetros en línea recta de El Plateado, el Pacífico ofrece una ruta segura para el envío de droga a través de Mechengue, López de Micay y Bocagrande.

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Fue tras ese corredor de armas y narcotráfico que luego del desarme de las Farc el jefe guerrillero ‘Gentil Duarte’ envió a la disidencia Carlos Patiño para disputar el control territorial con el José María Becerra del ELN.

Una confrontación ya vivida en el 2007, cuando las Farcy el ELN chocaron por el control de los cultivos de uso ilícito en El Tambo, El Patía y Argelia, que terminó en una alianza entre el ELN y Los Rastrojos desplazando a las Farc hacia la parte baja de la costa.

Semanas después un triple homicidio y el asesinato de una madre y sus cuatro hijos en El Plateado revivió los peores temores de sus habitantes. Un grupo de hombres de las Águilas Negras los torturó, asesinó y arrojó los cuerpos al río.

Fue solo hasta el 2009 que las Farc y el ELN acordaron dividirse el territorio. Desde El Tambo y hasta El Plateado controlaría la José María Becerra; y el resto del municipio de Argelia estaría bajo el dominio de las Farc.

Pero con la firma del desarme de las Farc se empezó a barajar de nuevo el control territorial y el resultado de ese reacomodo es la violencia que ha vivido El Plateado en los últimos años.

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El Estado no retomó ni administrativa ni militarmente los territorios que dejaron las Farc y el primero que se movió en Argelia fue el ELN en un intento por copar ese espacio.

Por orden de ‘Gentil Duarte’ llegó entonces a mediados del 2020 la disidencia Carlos Patiño y entró en combates con el ELN en El Plateado.

El alcalde de Argelia, Johnatan Patiño, aseguró que el recrudecimiento del conflicto es porque “no se han superado las causas que lo generan; sumándose una más y es la no implementación del acuerdo de paz”.

“Al ser una zona muy apartada, de difícil acceso y con bajísima inversión estatal, es un escenario en donde los grupos tienen condiciones para desarrollar sus actividades”, explicó el alcalde Patiño.

En agosto pasado se sumó un nuevo ingrediente a este coctel violento con la llegada de la disidencia Segunda Marquetalia, a órdenes de ‘Iván Márquez’, quienes tuvieron un sorpresivo primer combate con la disidencia de Gentil Duarte en El Patía.

“Intentamos unificarnos, pero ‘Iván Márquez’ pretendió que nuestro trabajo de organización de cuatro años se lo entregáramos a sus demás jefes que sólo están acostumbrados a comandar tropas y quienes llevaron en sus manos el fracaso de las Farc”, explicó la Carlos Patiño en un comunicado.

Ese mismo día hombres de esa disidencia fueron atacados en El Plateado y se presume que fue una alianza entre la Segunda Marquetalia y el ELN. En los días siguientes, la Carlos Patiño asesinó a varias personas a las que señala de ser informantes del ELN.

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Producto de las amenazas por parte de estos grupos, la comunidad de El Plateado, de unos ocho mil habitantes, le arrebató al Ejército los cuerpos de los disidentes dados de baja y el material de intendencia que habían recuperado.

El alcalde de Argelia dijo al respecto que “la comunidad es obligada por un grupo ilegal a sacar el Ejército, mientras que otra organización armada amenaza con atacarlos si obedecen esa orden”.

El País intentó durante toda la semana tener un pronunciamiento del comandante de la Tercera División del Ejército, pero no fue posible.

Lo claro hasta el momento es que este municipio de solo 50 años de vida, es aún muy joven para acceder a una vacuna que lo inmunice contra la violencia y el olvido.

Una arroba de hoja de coca les representa a cultivadores $65.000 y el kilo de pasta base se vende en cerca de $3,5 millones. Además de los altos dividendos, la cosecha se recoge cada dos meses.

Fuerte golpe a la Carlos Patiño

Tropas del Ejército Nacional lograron la captura de alias Andrés o El Mocho, uno de los principales cabecillas de la disidencia Carlos Patiño de las Farc.

De acuerdo con investigadores de la Fuerza Pública, alias Andrés o El Mocho sería una de las personas que comanda la disidencia Carlos Patiño de las Farc, grupo armado que busca apoderarse militarmente del llamado Cañón del Micay.

El Mocho, de 35 años de edad y once de ellos como militante de las Farc, comandaba las acciones militares de la Carlos Patiño por el control del cañón del Micay y de los millonarios ingresos de los cultivos ilícitos, la producción de narcóticos y el tráfico de droga a través del Pacífico colombiano.

Versiones oficiales dan cuenta de que alias El Mocho habría ordenado la instalación de campos minados y sería el responsable del asesinato de algunos campesinos considerados ‘enemigos’ o de colaboradores de la organización rival.

El capturado hizo parte de la columna móvil Daniel Aldana y era de los protagonistas de esta guerra que ha generado el desplazamiento de centenares campesinos.

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