Caricaturesco discurso

Aunque han pasado varios días desde el famoso día cívico del 18 de marzo decretado por el Gobierno Nacional, para que pudieran salir (¿voluntariamente?) a marchar los funcionarios públicos, todavía hay ecos de aquellos sucesos y especialmente del discurso ‘flameante’ (ojo: no confundir con flamante, porque, literalmente, este discurso sí echaba llamas), del presidente Petro, en la plaza de Bolívar, al finalizar la insuperable y divertida tarde de campaña política.

Aclaro que me dediqué a ponerle atención a ese discurso, mucho más por mi deber de columnista de opinión, que por sano interés político en oír al Presidente de mi país, pues era de suponer la cantidad de sandeces con las que saldría… Veamos:

Le dijo de todo al Alcalde de Bogotá, quien hizo bien en no contestar las agresiones (ya lo conoce). Atacó a los parlamentarios, con sus acostumbradas calumnias -“traicioneros”, “asesinos”, “pagados por la mafia”- y otras expresiones que, sin duda, a ningún presidente de ningún país se le ocurren, o si así fuere, no se atreve a lanzar. Y rajó de las administraciones distritales anteriores, como si dentro de ellas no estuviera la suya propia, en un lugar por demás vergonzoso.

Habló de ‘Jesús, el carpintero’ en una clarísima expresión de ignorancia supina de la historia sagrada, pues, según esta, el carpintero fue José, el papá de Jesús, y a pesar de esas confusiones elementales, los asistentes fletados a las marchas aplaudieron a rabiar a su jefe.

Y qué decir del ‘champús literario’ que preparó con frases de García Márquez en Cien Años de Soledad, con alusiones a expresiones de José Eustacio Rivera, en La Vorágine, entremezcladas con ‘Mariposas Amarillas’ y las banderas del M19 ondeantes. Y, por supuesto, no podía faltar el estilo ‘Fidel-Castrista’ haciendo alusión a “Colombia, el primer territorio libre de América”, frase rubricada por el dictador cubano hace 60 años y dedicada a su patria, Cuba.

Lo que de ninguna manera podía faltar, fue la incendiaria invitación “al pueblo a revelarse” y comenzar sus aprontamientos para la campaña presidencial de 2026, a la cual, en la práctica, dio apertura con actos en todo el país, pagados desvergonzadamente, por supuesto, con dineros públicos. Haciendo una abstracción de tiempo, era perfectamente factible trasladarse a un acto de campaña de 2022 antes de elecciones.

No hay derecho a que un presidente que tiene sumido al país en una crisis de gobernabilidad, en una situación política, económica, social y de seguridad, con un panorama futuro tan oscuro, se eche un discurso tan irresponsable y tan ajeno a la realidad que nos tiene viviendo.

Menos mal que una importante porción del país, como el sector privado productivo y los alcaldes de las capitales más importantes, hicieron caso omiso de la invitación politiquera y desvergonzada a participar en la ‘apertura de la campaña presidencial del petrismo’ y, desde luego, dejó claro que la tal consulta popular hace parte del mismo menú que están ofreciendo desde la Casa de Nariño, con servicio a domicilio incluido.

Obligante concluir esta columna invitando a los lectores y ciudadanos de esta región, a permanecer atentos y prevenidos a los muchos intentos que hará el gobierno encabezado por este discursero, buscando recaudar votantes y recuperar los arrepentidos que lo abandonaron, acudiendo a manipulaciones como la tal consulta.

Sobra decir que el Congreso le archivó la reforma no por mala ni inconsecuente. Se la archivaron por todo lo que significa y ha ocurrido en estos casi tres años de desgracia nacional. Y, desde luego, en aras de la democracia, tendremos que aceptar que haya una franja minoritaria de seguidores que todavía cree en este tipo de discursos incendiarios, llenos de expresiones ‘revolucionarias’ más pasadas de moda que el ‘chotis’ y completamente revaluadas en la política mundial.