Shakira
Hoy en día las escritoras han conseguido en general esa ‘habitación propia’, gracias tanto a las arduas luchas feministas que han dejado mal herido al régimen patriarcal...
Es una artista a la que quiere poco la prensa colombiana, por razones que me resultan inexplicables dada la discutible calidad de muchos de los cantantes populares que sí se benefician de su favor. Pero aun así, me sorprende la mala leche con la que recibió la noticia de que Pa’ tipos como tú, su nuevo single, había recibido 100 millones de visitas en las 24 horas siguientes a su estreno. Todo un récord.
En respuesta le dieron cabida a un alud de críticas entre las que destaco en primer lugar las que se cebaron con el verso en el que ella declara que “las mujeres ya no lloran / las mujeres facturan”. Cuando no lo calificaron fieramente de cínico, lo consideraron una ofensa a la condición femenina, que debe o debería ser amorosa y frágil antes que calculadora y desafiante.
Y por lo tanto más dada a la súplica y la resignación con las que Shakira coqueteó en Monotonía, otro impresionante éxito de audiencia. Ha sido escasa o nula en cambio la visibilidad mediática concedida por la misma prensa al público culto y al prestigioso gremio de los intelectuales, pero cabe suponer que ha sido con desprecio o cuanto menos con desdén con que la mayoría recibió la noticia de este nuevo fenómeno de masas, que vino a corroborar su diagnóstico de que las masas no pueden sino estar equivocadas. Y sobre todo en materia de arte.
Confieso que yo mismo no estoy enteramente libre de este prejuicio, porque al fin y al cabo el hábito hace al monje. Pero aun así soy capaz de preguntarme si lo que está afirmando Shakira no es en el fondo lo mismo que afirmaba la sublime Virginia Woolf cuando reclamaba para las escritoras el derecho a una habitación propia. Considerada el símbolo de las mínimas condiciones de independencia económica de padres o maridos, que permite la dedicación profesional a la literatura. Hoy en día las escritoras han conseguido en general esa ‘habitación propia’, gracias tanto a las arduas luchas feministas que han dejado mal herido al régimen patriarcal, como a la existencia de un público lector cuyas compras de libros les permite a ellas mismas ‘pagar las facturas’.
Cierto, las cantantes igualmente lo han conseguido. Y con éxitos tan extraordinarios como el de Shakira, que se ha hecho millonaria por su voz privilegiada, por gozar del favor de la omnipotente industria musical y por su indiscutible talento para intuir e interpretar el sentir popular. Ella sí que puede pagarse las facturas.
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