Columnistas
El mejor pandebono
Recorrimos la ciudad en ese rictus virtual, honesto y cálido, que tanto bien nos hace. Al final de la noche, me comí unos de La Magistral, y me supieron a gloria.
“El pandebono es sabor a Cali, a la Cali bella, que cuando estamos lejos añoramos. Y es tan rico que con gaseosa o tinto sabe mejor”: Yined. “El pandebonito me encanta por su combinación perfecta de queso fundido y masa suave, tiene un toque que me transporta a mi infancia. ¡Simplemente irresistible!”: Guille Londoño. “Al pandebono caliente no hay nada que lo supere, porque los sabores son únicos, además combina con todo, con tinto, con una coca-cola fría, con un chocolate caliente o milo frío, o qué tal con una avena:” Diana Vanegas. “Es un sabor indescriptible y más cuando acaba de salir del horno. Es una experiencia casi espiritual”: Kathy Becerra.
“A los vallecaucanos nos gusta el pandebono porque así nos criaron, antes lo hacían en las casas, y es consumido a cualquier hora del día, al desayuno, con tinto o café con leche, de ‘entre día’, y lo más importante, que no sea uno solo”: Carlos Tafur. “Me gusta porque es lo mejor que puso Dios sobre esta tierra. Lo acompaño con una buena ‘gasimba’. Eso sí: sin bocadillo, como les gusta aquí en Bogotá”: Luis Amaya. “Para mí es un recuerdo inmediato a mi casa. Usualmente, los domingos alguien va por pandebonos calientes y desayunamos juntos, en familia, ¡y con café!”: Camilo Osorio.
“El olor del pandebono, ese aroma único, que solo evoca momentos bonitos, colegio, amigos, tardes caleñas, café de las cinco, tíos, abuela, caminatas de verano, tienda de pueblo. Amor, Paola, vos le llevás pandebonos a los que querés”: José Julio Zamorano. “Yo, aun estando lejos, puedo decir que ese saborcito en la boca es único, medio clichudo, calientico, se siente el quesito; me encanta con avena, con cafecito o con jugo hit de mango, siempre tengo antojo”: Laura, desde Luxemburgo.
Hay sabores que nos conectan de una manera mágica con lo que somos y amamos. El pandebono es, de lejos, uno de ellos. Y más, con el orgullo a flor de piel, pues apenas hace quince días el ranking de la firma Tastle Atlas, especializada en gastronomía mundial, lo reconoció como el mejor pan del mundo, con una calificación de 4,6 sobre 5,0. En ese mismo ranking, el pandeyuca fue quinto, la almojábana, sexta, y el pan de queso, octavo. ¡La sacamos del estadio!
Justo el 31 de mayo, nuestra caleñísima Plazoleta Jairo Varela se vistió de pandebono, para celebrar su día mundial. El lugar se llenó de panaderías y recetas, que participaron de la actividad convocada por RCN, que nos pone ese jingle pegajoso que dice “paaaaandebono, paaaandebono, pandebono, pandebono, pandeeebono”, al ritmo del aleluya clásico, honrando nuestro manjar de Dioses.
En esas conversaciones cálidas, que surgen como un oasis, en medio del incendio casi permanente de Twitter, nos juntamos el viernes, al caer la tarde, un montón de amantes del pandebono, a echar cháchara, y hablamos de lo divino y humano de él, de su textura, su mejor acompañante, sus recuerdos. Fue como si estuviésemos sentados en el solar de una casona del centro de Cali, en la panadería de barrio, en la concurridísima del oeste o la Pasoancho, en el puestico de la esquina, en la mesa del comedor, en la tardeada con el que el viene de visita…
Fue allí donde muchas y muchos dijeron por qué les gusta tanto el pandebono, reivindicaron su existencia, el ser algo tan nuestro: “Es como sentirse en casa, como ser niño de nuevo en cada bocado recordar esas tardes con quienes ya no están, pero que nos dejaron este gusto, ese “buenas, ¿está caliente?” y no saber si pedir un tinto o una coca cola fría, dependiendo del día, y ser feliz”. (Camilo Magaña). “El pandebono es una evocación de muchos recuerdos. Uno creció comiendo pandebono en gratos y malos momentos. Juntando monedas, en quincena, solo y acompañado, en funerales y celebraciones, cuando uno fue de visita y llevó, cuando te los llevaron al hospital”: Don Benji.
Lo más chévere fue encontrar un montón de opiniones en torno a cuál es el mejor pandebono de Cali. Para gustos, los colores, o mejor, los sabores, aquí les van algunas de ellas. “La Casa del Pandeyuca, Pasoancho con 66; Montecarlo, de la Pasoancho con 80, La Kuty, de la Carrera 5 con 19; la California, de la Autopista con 64, El Molino”: Jhoncito. “Diagonal a la parroquia de Salomia venden uno que es delicioso”: Andrés Felipe Muñoz. “En el Centro Comercial Plaza de Cayzedo hay unos buenísimos”: Carlos. “Los pandebonos y almojabanas de Bochalema son superiores a los de todo Cali. Salen en la mañana, todos los días, ahí al lado del Domino’s Pizza”: Julián Caicedo. “Panadería Florentina en la calle 70 entre 13 y 14. No lo discuto con nadie”: Anacaona. “Panadería de barrio en Cali es mejor que cualquiera reconocida. La verdad, el arte de hacer pandebono es de pocos, pero en Cali abunda”: Steven Arce. “Diagonal al Teatro Jorge Isaacs, sobre la Calle 12 venden unos muy ricos, de los que he probado esos son 10/10″: Cristian Casaran. “Los de la Casa del Pandebono son un hit”: Miguel Ángel Rodríguez. “El de la Panadería Juanca, en el barrio Santa Elena. Una delicia y las filas para comprar son una locura”: Didier. “El mejor está en Pescador, carretera Panamericana, entre Cali y Popayán”: David Santamaría. “El de Comfandi, ‘barateli’”: Héctor Marroquín. “Bajando la 11, por Junín, antes de la 23, más abajo de donde la mona... ¡Melos!”: Onlycanas. “El mejor es el de libro El fogón vallecaucano, ahí está la receta”: Carolina Jaramillo. “Me gusta el pandebono del Guanabanal, de Santa Elena, en la zona rural de El Cerrito, el de la ‘Casita del pandebono’ en Buga y Palmira”: Marlene. Zahavi, Tecnipan, Amasijo Restaurante, la Quinta con Quinta, la Paola; El Molino, La Casa del Pandeyuca, La Fina, La Kuty y la Montecarlo una y otra vez…
Recorrimos la ciudad en ese rictus virtual, honesto y cálido, que tanto bien nos hace. Al final de la noche, me comí unos de La Magistral, y me supieron a gloria. Necesitamos una y mil charlas así, que nos conecten con lo mejor de Cali y creernos más el cuento, pero esa será otra charla. Ahora, cómase el pandebonito, leyendo estas líneas, o vaya y busque el suyo para calmar el antojo. Y cuéntenos, cuál es su favorito, y su mejor recuerdo con el pandebono. Por aquí le dejo, para que charlemos. Esto es cuestión de pandebono: @pagope