Editorial
El reto del Procurador
¿Podrá vigilar, investigar y sancionar adecuadamente, si fuere necesario, a quienes ayer lo eligieron, o a los demás miembros de esos partidos que ocupan cargos en las diferentes estructuras del Gobierno?
Aunque desde días atrás se daba como un hecho cumplido que Gregorio Eljach sería elegido por el Congreso como próximo Procurador General de la Nación, los resultados de la votación que lo convirtieron ayer en ganador de ese importante cargo tienen varias lecturas que bien vale la pena analizar.
Eljach obtuvo 95 votos en la plenaria del Senado, con los cuales aplastó, literalmente, a los otros dos candidatos -Luis Felipe Henao y Germán Varón Cotrino-, quienes apenas sumaron entre ambos 5 votos. En la elección hubo tres votos en blanco. Esos 95 apoyos provinieron de senadores de casi todo el espectro político del país: desde la izquierda del Pacto Histórico, hasta la derecha del opositor Centro Democrático, además de las diferentes corrientes del centro y partidos tradicionales como el Liberal, el Conservador y el partido de la U.
La abultada cifra de votos y el amplio apoyo político que logró Eljach no sorprenden en sí mismos, considerando que durante los últimos 12 años se ha desempeñado como Secretario General del Senado de la República. Pero sí crean, de entrada, un gran interrogante sobre qué tanta independencia mantendrá a partir de enero próximo, cuando empiece a ejercer su periodo como Procurador General.
¿Podrá vigilar, investigar y sancionar adecuadamente, si fuere necesario, a quienes ayer lo eligieron, o a los demás miembros de esos partidos que ocupan cargos en las diferentes estructuras del Gobierno?
La pregunta es totalmente válida. Colombia ha sido golpeada una y otra vez por la corrupción, el abuso del poder y el manejo irregular de los recursos públicos, fenómenos detestables que no distinguen orillas ideológicas y están presentes en todas las expresiones políticas.
Y en ese contexto, lo que los ciudadanos esperan de la Procuraduría General de la Nación es que sea un bastión de honestidad, transparencia y defensa del interés general. No que se convierta en una entidad que se tape con la misma ‘cobija’ de los políticos que atentan contra el Estado.
Quienes se mueven en los mentideros políticos destacan la habilidad que Eljach ha tenido a lo largo de su carrera para moverse en las arenas movedizas del Congreso. Se menciona su capacidad para construir buenas relaciones con diferentes corrientes y para lidiar con todas las presiones que se mueven en el Senado. De hecho, el gobierno del presidente Gustavo Petro, quien lo postuló para la terna que ayer se sometió a votación, considera que su elección es parte de la construcción de un nuevo ‘acuerdo nacional’ con otros sectores políticos.
Pero no son esas las competencias de las que deberá hacer gala en el Ministerio Público. El reto del nuevo Procurador será mantenerse absolutamente independiente e imparcial frente a las irregularidades disciplinarias de los funcionarios del Estado.
Y manejar con pulcritud extrema el millonario presupuesto y el enorme aparato burocrático que tiene esa entidad. Eljach ya dijo que su compromiso no será con los políticos, sino con el país. Los colombianos deben estar vigilantes para que así sea.