CONGRESO DE COLOMBIA
Obesa intención
Entonces, si el Congreso acepta esta solicitud, le estaría permitiendo al presidente que legisle por ellos, solo que sin discusión y sin mayorías.
¿Qué pensaría usted si le dijeran que el presidente de la República está solicitándole al Congreso que le otorgue, dentro del Plan Nacional de Desarrollo, catorce facultades amplias para reglamentar vía decreto? Tal vez pensaría lo mismo que un ciudadano desprevenido, pero informado de los roles y de los pesos y contrapesos en un Estado de derecho: ¿Para eso no está el Congreso? A los congresistas los elegimos para legislar donde se encuentren vacíos o para reglamentar donde se busquen cambios. En esa delegación que tienen, los proyectos se deben someter a discusión, surtiendo el trámite establecido para después ser aprobados o negados por unas mayorías. Entonces, si el Congreso acepta esta solicitud, le estaría permitiendo al presidente que legisle por ellos, solo que sin discusión y sin mayorías.
Algunos ejemplos: 1. Crear, escindir, fusionar, suprimir, integrar o modificar la naturaleza jurídica de entidades de la rama ejecutiva; 2. Regular los usos alternativos de la planta de coca, del cannabis, los fines medicinales, terapéuticos y científicos de sustancias psicoactivas; 3. Crear, escindir, fusionar, suprimir, integrar entidades del sector eléctrico con participación mayoritaria de la nación.
¿Qué pensaría usted si le dijeran que el Presidente de la República está solicitando más facultades para algunas superintendencias? Así lo está haciendo en la polémica reforma a la Salud, donde se pueden establecer los procedimientos aplicables a las actuaciones administrativas y jurisdiccionales a cargo de la Supersalud. En el Plan Nacional de Desarrollo también faculta a la Supersociedades para reestructurarla, con el fin de generar los instrumentos para la reindustrialización y el fortalecimiento de la economía popular. Ahora las superintendencias ya no son para la inspección, control y vigilancia, sino que pasan a diseñar e implementar la política pública.
¿Qué pensaría usted si le dijeran que el Presidente ha tomado el control de la regulación de los servicios públicos? ¿Y qué pensaría usted si el presidente presenta un proyecto de reforma a la Salud que centraliza la planificación de este servicio en el Estado?
No sé qué pensaría usted, pero yo creería que están buscando aumentar el ya colosal poder del Ejecutivo. Intuiría que quieren centralizar aún más al país. Pensaría que están caminando hacia una planificación central y estatal.
Lo cierto es que el Presidente está siendo coherente y está implementando lo que anunció que iba a hacer; sin embargo, creo que existen unas fronteras o líneas rojas que no debemos cruzar por el bien del Estado de Derecho y de la democracia. Los medios tradicionales, los no, la ciudadanía, sus redes, debemos estar atentos a que no se desvanezca el sano equilibrio que debe existir entre el Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial.
Creería que el Congreso está llamado a establecer los límites de hasta dónde le pueden delegar facultades al presidente para que reglamente y cuáles son las suyas para legislar. El Congreso no debería endosarle un ‘cheque en blanco’ de responsabilidades al Ejecutivo. Por otro lado, la Corte debería revisar que no se esté facultando para reglar algo que es competencia del Legislativo o que se les estén otorgando responsabilidades vía decreto a quienes no deberían tenerlas. En fin, los otros dos poderes del Estado deberían ejercer el contrapeso a la obesa intención del Ejecutivo.