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Gorros contra el cáncer

Lo que hace el gorro es cerrar el folículo del cabello, hacer una especie de barrera, para que el medicamento de la quimio no circule en esa zona y de esta manera no lo dañe y el cabello no se caiga.

16 de marzo de 2025 Por: Santiago Cruz Hoyos
Santiago Cruz Hoyos.
Santiago Cruz Hoyos. | Foto: El País.

A María Natalia Murillo Henao la diagnosticaron con cáncer de mama triple negativo, el más agresivo. Aquello fue el 23 de enero del año 2024. Ella jamás se rindió y hoy es un símbolo de esperanza para las mujeres diagnosticadas con esta enfermedad que, en un principio, pareciera que hace perder el control de todo, pero Natalia encontró la manera de recuperarlo.

Ella es abogada y se negaba a raparse o a perder su cabello a causa de las quimioterapias. En toda clínica donde iba, todo médico que consultaba, le advertían que en Colombia no había aún ninguna tecnología que impidiera este efecto secundario del tratamiento.

Natalia no estaba muy convencida de eso y comenzó a investigar. Encontró que en Estados Unidos existen unas máquinas que, programadas a muy bajas temperaturas, evitan la pérdida del cabello durante las quimioterapias. Entonces se propuso hacer lo mismo, pero de manera manual, artesanal. Le dijeron que no iba a funcionar, pero siguió adelante.

Después de investigar durante semanas, Natalia diseñó unos gorros con geles especiales que deben permanecer heladas, por lo que compró neveras portátiles. Lo que hace el gorro es cerrar el folículo del cabello, hacer una especie de barrera, para que el medicamento de la quimio no circule en esa zona y de esta manera no lo dañe y el cabello no se caiga. Y empezó su tratamiento.

Cada siete días, durante 8, 9 horas, a veces 12, Natalia hacía quimioterapia con su gorro puesto. Los médicos insistían en que no iba a funcionar, que era mejor que hiciera una peluca con su propio pelo, pero Natalia insistió, al punto que se casó en la Iglesia La Merced de Cali y en las fotos se puede apreciar su cabello largo y negro intenso intacto.

En total hizo 12 quimioterapias y su pelo permaneció firme y brillante. Pero faltaba una prueba más: la quimioterapia roja, la más fuerte del tratamiento por los medicamentos que se utilizan. Los médicos le volvieron a decir a Natalia que se le iba a caer el cabello, que jamás habían visto a alguien terminar una quimio roja y que a la semana siguiente mantuviera el pelo. Ella les dijo que estaban equivocados y se puso de nuevo su gorro.

El resultado dejó sorprendidos a los especialistas. El cabello de Natalia siguió como si nada pese a la quimioterapia roja. Jamás, en décadas, habían visto algo así. Entonces le empezaron a recomendar a otros pacientes para que les vendiera los gorros. Natalia les dijo que con mucho gusto ayudaría a otras mujeres, pero gratis. Los gorros no son negocio, dice. Deberían más bien ser parte de una política pública para que toda mujer pueda acceder a ellos con facilidad y evitar la caída del cabello en las quimioterapias. No son pocas las mujeres que han decidido no empezar el tratamiento por ese temor.

A Natalia se le ve a diario en las salas de quimioterapia de Cali apoyando a otras mujeres con sus gorros. Los elabora según las medidas de la cabeza de cada paciente, sin cobrar un solo peso. Incluso dejó su profesión como abogada para dedicarse a ayudar a las mujeres con cáncer, “y devolver todo lo que Dios y la Virgen han hecho por mí”.

En total ha ayudado a por lo menos 50 mujeres diagnosticadas con cáncer, a quienes, además de los gorros, les ayuda con las tutelas que se necesitan en estos tiempos cuando las EPS niegan con frecuencia los medicamentos y las cirugías que salvan vidas.

Por su labor, la Gobernación del Valle acaba de premiar a Natalia con el galardón Mujer Vallecaucana 2025 en el Ámbito Científico-Educativo.

Cuando recibió la estatuilla de mano de la gobernadora, Dilian Francisca Toro, Natalia dijo: “Al garantizar con estos gorros que no perdemos nuestro cabello, retomamos parte del control de nuestra vida. Lo que al principio era temido se convierte en una herramienta de fuerza con la que podemos transformar la historia del cáncer”.

A Natalia se le puede contactar en sus redes sociales: micabelloenlaquimio.

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