Dinámica política
A quienes nos gusta intervenir en política, o comentar lo que en ella sucede, vivimos en el mejor mundo posible, porque todos los días hay un tema caliente: que Iván Duque la embarró
Dicen que la política es dinámica, y más en Colombia en donde la gente abomina de ella, pero no hay convite de más de dos personas en el que no se llegue a ese tema. El país vive en modo elecciones pues no acaba la Registraduría de contar los votos de los candidatos a la Presidencia, cuando ya se inicia la campaña para la siguiente justa comicial.
A quienes nos gusta intervenir en política, o comentar lo que en ella sucede, vivimos en el mejor mundo posible, porque todos los días hay un tema caliente: que Iván Duque la embarró; que Álvaro Uribe entra y sale de los despachos judiciales como si fueran sus lugares predilectos; que María Fernanda Cabal suelta un disparate; que Óscar Iván Zuluaga con voz cascada anuncia que se lanza; que Nicolás Maduro no se cae ni con otros diez conciertos en la frontera. En fin, hay de todo como en botica.
Ahora está sobre el tapete la recuperación de la personería jurídica del Nuevo Liberalismo, y a muchos les da por imaginar lo que no va a acontecer: que los restos insepultos del sector que dirige César Gaviria serán absorbidos por el renacido partido de Luis Carlos Galán, y que habrá inmensa deserción roja hacia las toldas impolutas del grupo de la familia del mártir. Que su delfín mayor, Juan Manuel, afronta tremendo chicharrón porque simultáneamente figura como portaestandarte del partido fundado por su padre, pero también hace parte de la Coalición de la Esperanza, y entonces surge la pregunta: ¿irá como candidato propio del Nuevo Liberalismo, o se presentará a la puja marcial como uno de los aspirantes de esa coalición?
Yo, de metiche, como decían mis condiscípulos rolos del Gimnasio Moderno, juzgo que no habrá tal estampida de mis antiguos copartidarios hacia los abiertos brazos de Gloria Pachón y sus muchachos. Juan Manuel no cometerá la torpeza de salirse de la coalición, en la que puede lograr la candidatura presidencial en marzo para competir en la primera vuelta.
César Gaviria insistirá en su terco y fallido intento de aquerenciar a Alejandro Gaviria, quien terminará compitiendo independientemente con los demás aspirantes de centro izquierda.
Del otro lado está Uribe en su laberinto. No sabe qué hacer pues Óscar Iván es un peso pesado, y los otros de su secta fanática, Cabal y compañía ilimitada, no dejarán fácil sus pretensiones presidenciales. Doña Dilian Francisca y sus lánguidos veranos no tienen chance. Federico Gutiérrez, Enrique Peñalosa y Alex Char son un chiste flojo. Y Germán Vargas Lleras no tendrá jamás el apoyo de Uribe pues el refundador de la patria tiene mala experiencia con los personajes del jet set bogotano.
Y Gustavo Petro, ahí, pues no creo, como sostienen algunos, que esté en la olla pitadora. Si hay un candidato a derrotar, no es el que diga Uribe sino el líder del Pacto Histórico o de la Colombia Humana, o como se llame eso que tiene montado el senador de izquierda, y que tanto terror infunde en ciertos sectores.
En mi concepto, sólo un excelente candidato de centro izquierda puede derrotar a Petro en segunda vuelta, en la que estará presente. Y ese candidato está entre los cinco actuales aspirantes de la Coalición de la Esperanza, Humberto de la Calle, Juan Fernando Cristo, Sergio Fajardo, Jorge Enrique Robledo, Juan Manuel Galán, y, posiblemente un sexto, Alejandro Gaviria.
Definitivamente, la política es dinámica.
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