La consulta nonata

Todos los días nace una jugada política sorprendente, engendrada por el gobierno por demás exótico de Gustavo Petro. No puedo dejar pasar la anécdota que me refirieron hace unos días, que cuenta que a un distinguido analista político nacional, unos interesados en obtener alguna orientación en este caótico panorama, le preguntaron: “Doctor Fulano: Díganos, ¿cuál considera usted la mayor embarrada del gobierno Petro?”, y el sabio asesor contestó, sin inmutarse: “La de mañana…”.

Ahora, miremos el caso del ‘embarazo’ de la Consulta Popular que comienza a gestarse, a raíz del archivo de la reforma laboral que se tramitaba en el Congreso Nacional y que un grupo de ocho senadores de la Comisión VII hundió. Todo indica que esa ‘preñez’ va a resultar accidentada, dados los trámites que tiene que surtir para ‘dar a luz’ a un ser con unas posibilidades de supervivencia bastante difíciles, tales como alcanzar una votación de 13,5 millones de votos y superar otras barreras como el costo de esa operación democrática, el cual, los expertos del Consejo Nacional Electoral, calculan en ¡600.000 millones de pesos!

Obviamente, al irresponsable presidente Petro no le importa cuánto pueda costar este ‘caprichito’ pues cuando algo se le mete entre ceja y ceja, la cordura política y la sensatez económica no cuentan. Lo importante es derrotar a cualquier precio al Congreso Nacional (que ha osado controlarlo). Más ahora, acompañado de ese ‘sesudo’, ‘responsable’ y ‘cuerdo’ Ministro del Interior, que seguramente será ungido como ‘padrino’ de la criatura.

Pero no vamos tan lejos y planteemos incógnitas elementales: Si para llegar al poder en 2022, cuando muchos electores ingenuos creían en Petro, con dificultad alcanzó la cifra de 11.200.000 votos, ¿no es demasiado iluso pretender hoy llegar a 13,5 millones de votos, cuando la popularidad del presidente va en picada y no supera el 30 % en las encuestas? ¿Y cuándo la desbandada de electores vergonzantes se ha dado por razones tan tozudas como la corrupción (que comenzó desde la campaña) y se destapó a pocos días de sentarse en la silla presidencial? ¿Y se reforzó un tiempo después, con los carrotanques de la Ungrd? ¿Y los demás escándalos que día a día afloran? ¿Y los parlamentarios (con excepción de los del Pacto Histórico), que hoy son los agredidos, se van a quedar quietos, mudos y sordos, dejando que su agresor les ‘restregué’ en la cara una victoria absurda e inconveniente? ¿Y los empresarios, que son los directamente afectados (con riesgo también de los trabajadores) se van a dejar ‘atropellar parados’? Como decimos los viejos: ¡No seamos tan pende..!

Por más que usen vigorizantes para ‘la preñez’, antiabortivos para ‘el embarazo’ y facilitadores para ‘el parto’, me temo que la criatura va a resultar un ‘nonato’ y una perdedera de tiempo y de dinero público incalculable. ¡Pobre país! Pretender arrasar la autonomía del Congreso, porque no le aprueban los proyectos delirantes que presenta, es un rasgo característico de los autócratas. Y esa consulta es un acto desesperado, previo a las elecciones del 2026, para medir la realidad de los votos del petrismo. A Petro no le importan esas reformas, solo dejar sucesor, aunque para ello le toque perder la consulta que quiere convocar. No tiene Congreso porque los ministros Prada, Velasco, Cristo y Benedetti se dedicaron a comprar la Cámara de Representantes, creyendo que con ello tendrían al Senado. Pero le salió mal.

Al repasar los nombres de cuatro ministros en 31 meses, es obvio pensar en lo malo que es Petro para acotejar a su equipo. Y por ello responsable de tan precarios resultados, con estos cuatro camaleones que han cargado en varios de los pasos de los últimos gobiernos.