La puja por la presidencia de la Cámara de Comercio

Con la renuncia de Luis Fernando Pérez a la Presidencia de la Cámara de Comercio de Cali se da fin a un proceso desgastante surgido del interés de los representantes del Presidente de la República de designar a alguien cercano a ellos, o a sus intereses. Se retira Luis Fernando Pérez con la satisfacción del deber cumplido, después de un trabajo arduo en favor de la mediana y pequeña empresa, del emprendimiento y de las zonas tradicionalmente menos atendidas por la Cámara, integrada no solo los barrios caleños sino por Yumbo, Dagua, Jamundí, La Cumbre y Vijes. Su estilo fue más de ejecutorias que de pantalla. Basta recordar que viene de la escuela de su padre Luis H. Pérez, cuya obra en la Universidad Autónoma de Occidente habla por él, lejano a los oropeles y a las adulaciones. Ese fue el estilo de Luis Fernando, incomprendido por algunos.

Lo cierto es que la presidencia de la CCC, independientemente de quien la ejerza, es árbol al que se le tiran muchas piedras, bien porque el presidente sale mucho en medios, o porque maneja un bajo perfil y no aparece en estos, o porque se mete a liderar temas públicos o, en la otra orilla, porque se concentra solo en los comerciantes. Ese cargo requiere coraza, pues tener contenta a la comunidad no es fácil, pero también es cierto que quienes han pasado por esa posición en Cali, con estilos diferentes y simpatías dispares, han dejado huella de pulcritud, preparación, trabajo por la ciudad y por el comercio. Me atrevo a decir que no hay excepción, como lo reitero, independientemente de los estilos, focos de su gestión y simpatías.

Por esa razón es tan preocupante el enfrentamiento para escoger nuevo presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cali. En una ciudad que ha sido duramente golpeada en su economía, primero por la pandemia, pero especialmente por los bloqueos del 2021, la violencia en el norte del Cauca y en el sur del Valle, los inconvenientes en la vía a Buenaventura que golpean el posicionamiento del puerto, exige por esos desafíos, una CCC fuerte que acompañe a los gobernantes en la recuperación de la competitividad regional. Hoy más que nunca necesitamos que llegue allí alguien con liderazgo para apoyar al comercio en estos tiempos cambiantes, pero que le pueda hablar fuerte al gobierno nacional cuando este sea indiferente con la región y que también celebre los aciertos de la concertación. Sería terrible un presidente timorato, elegido por el petrismo para congraciarse con la soberbia ejercida desde la Casa de Nariño. Por favor, liderazgo con objetividad.

No nos dejemos tramar por los discursos resentidos que se refieren a la Cámara como un fortín del empresariado rico. En esa junta han pasado muchos de los más meritorios comerciantes que surgieron en las plazas de mercado de Cali y del Valle del Cauca y hoy son líderes formados y eficaces. Nada más populista que decir que Petro estará, ahora si, representado por tenderos. Me da pena hablar en primera persona, pero yo, orgullosamente hijo de tenderos de Buga quienes de 6:00 a.m. hasta las 9:00 p.m. tenían abierto su negocio para que sus hijos pudiéramos estudiar en el mejor colegio y en la mejor universidad de entonces, fui presidente de la Junta directiva de la Cámara de Comercio de Cali en tres ocasiones, cuando estuve al frente de Hoteles Estelar SA. Es solo un ejemplo para demostrar la falacia del discurso populista con el que pretenden hablarnos de cambio, quienes han sido manzanillos de la política local y ahora se quieren tomar la Cámara para convertido en un fortín burocrático, desechando el valioso talento que allí hay, y aprovecharse de sus recursos económicos y de representatividad regional. No es hora de comer cuento y menos aún, de arriesgar una de las instituciones más importantes de la región.