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Si hoy vas al templo, lo que cuenta es que reflexiones, revises tu vida, y te animes a mejorar.

En la Biblia, untarse ceniza o sentarse sobre ella, era un ritual para reconocer las propias debilidades.
La metáfora arcaica de que Dios crea al hombre de barro, invita a aceptar nuestra fragilidad.
Nuestra esencia es divina, pero todos estamos acá intentando superar lo negativo.
San Pablo en una de sus cartas lo expresa así: “Llevamos un tesoro en un recipiente de barro”.
Si hoy vas al templo, lo que cuenta es que reflexiones, revises tu vida, y te animes a mejorar.
Si no es así, sencillamente vas a que te manchen un poco la frente, y nada cambiará.
Vayas o no, dedica tiempo a una revisión de vida en la que reconoces tus fallas sin fáciles excusas.
La misión es vibrar en amor verdadero en una sociedad hipnotizada por tener más y aparentar.
@gonzalogallog
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