El Insulto
Todavía estamos divididos entre víctimas de guerrilleros y paramilitares, entre quienes apoyamos el proceso de paz y los que se opusieron; entre uribistas y los que no lo somos, entre gente de izquierda y de derecha
Existe una película que tanto uribistas como petristas -y todo colombiano que pelee con otro por ser de izquierda o de derecha- no deberían perderse. Se llama El Insulto, y acaba de llegar a Netflix. Es la primera película libanesa nominada a un Óscar.
Su director es Ziad Doueiri, quien nació en el Líbano en 1963, donde vivió hasta que comenzó la Guerra Civil libanesa que enfrentó a cristianos, musulmanes y grupos de otras religiones. En parte de eso trata el filme.
En una entrevista realizada por Uniandes, Ziad contó que la idea de la película le surgió por una pequeña anécdota. “Tal como les sucede a los personajes, mientras yo les echaba agua a mis matas, sin querer mojé a un trabajador que estaba escaleras abajo. Discutimos durante unos minutos, pero ahí acabó la cosa. Sin embargo, pensé: ‘¿Qué pasaría si mi película empezara con un incidente bobo que se complica cada vez más y más’”.
Efectivamente, la historia de la película es sencilla y a la vez profunda: un hombre riega las plantas en su balcón. Se llama Tony Hanna y es un libanés perteneciente al partido cristiano. Por error moja a Yasser Abdallah Salameh, quien está abajo, en la calle, mientras trabaja como maestro de obra en una construcción. Yasser es un refugiado palestino, quien al sentir el agua en su espalda decide subir hasta el apartamento de Tony para proponerle arreglar el desagüe. Hasta ahí, todo bien.
Sin embargo, por el tono de sus voces, descubren que pertenecen a religiones y ‘bandos distintos’. Terminan insultándose. La pelea llega hasta los tribunales -y a los medios de comunicación- lo que aviva el conflicto político, religioso y la polarización que han mantenido palestinos e israelíes.
A partir de ese momento el filme busca explicar las razones que llevaron al uno y al otro al conflicto; se pone en los zapatos de cada personaje, esculca en su psiquis, en su pasado, para entender porqué el odio y el rechazo que se profesan tanto Tony como Yasser. A veces el espectador le da la razón al uno, y después de escuchar al otro, piensa distinto.
“Me han dicho que ‘El insulto’ es una película neutral, que no toma posiciones, lo cual es incorrecto. Me pongo de un lado, sin duda. Pero a los 15 minutos me cambio al otro. Así concebimos la historia, no queríamos un cuento balanceado, resultan poco interesantes; hay que ser capaz de ir hasta los extremos en ambas direcciones”, explicó el director y es cierto.
Resulta que cada protagonista fue víctima, en su niñez y juventud, de un evento traumático: la masacre de Damour en el caso de Tony, y el Septiembre Negro en el caso de Yasser.
La Masacre de Damour ocurrió el 20 de enero de 1976, durante la Guerra Civil Libanesa. Era una ciudad de mayoría cristiana que fue atacada por la OLP: Organización para la Liberación de Palestina. Tony, que estuvo ahí y fue desplazado siendo apenas a un niño, odia a los palestinos desde entonces.
El Septiembre Negro se le llama al 17 de septiembre de 1970, cuando el Ejército jordano lanzó una ofensiva para recuperar el control de territorios en manos de palestinos. Ese día, dicen los palestinos, murieron 3.000 de ellos.
En conclusión, ambos son víctimas de la violencia, de la guerra, aunque en lados opuestos. Pero las consecuencias son las mismas: resentimiento, rencor, desarraigo, duelos inconclusos. Sin embargo, cuando el uno conoció la historia del otro, se puso en sus zapatos, respetó ese dolor. No necesitaron hacerse amigos, bastó con entenderse para dejar de agredirse.
En Colombia, pienso, nos pasa algo parecido. Todavía estamos divididos entre víctimas de guerrilleros y paramilitares, entre quienes apoyamos el proceso de paz y los que se opusieron; entre uribistas y los que no lo somos, entre gente de izquierda y de derecha. Incluso esa polarización ha llegado a los medios. Los lectores de un lado o del otro protestan porque se visibiliza alguna voz que consideren contraria, y hasta cancelan suscripciones, cuando al final todos somos víctimas de la misma guerra y qué mejor que nos escuchemos para que la sociedad se reconcilie y ponga fin a esa polarización que tanto daño está haciendo.
“Creo que los colombianos se pueden relacionar con la película porque explica la justicia universal. No estoy hablando de palestinos o de cristianos, esto es la plataforma. El relato es sobre dos seres humanos con perspectivas diferentes, con creencias opuestas, que están luchando entre sí, y cuáles son las consecuencias en su país, con la prensa y el gobierno. Son dos hombres que creen en sus métodos de justicia e intentan reinvindicarlos”, dice, a propósito, el director de El Insulto.
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