Columnistas
SOS por la primera infancia
El bienestar de la primera infancia es un asunto de equidad, justicia, cohesión social y prosperidad económica.
Recientemente tuve oportunidad de conocer la alianza El Mejor Lugar para cre-SER, que vincula instituciones como Propacífico y varias fundaciones familiares y empresariales entre las que se cuentan la Obeso Mejía, Carvajal, Smurfit, Riopaila, Colombina y Scarpetta. La iniciativa persigue establecer una hoja de ruta que asegure la vigencia de los derechos de la primera infancia a lo largo del territorio vallecaucano y de los municipios ubicados al norte del Cauca.
Gracias a las indagaciones adelantadas en el marco de la iniciativa con la colaboración de los académicos Luis Fernando Aguado y Alexei Arbona, pertenecientes a la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Javeriana Cali, fue posible crear el Sistema de Información de Bienestar de la Primera Infancia, que mide cinco dimensiones a través de veintiocho indicadores y permite una visión clara sobre el estado de la atención integral que deberían recibir los niños cuya edad no supera los cinco años.
Los resultados de la indagación resultan dolorosos y desafiantes. Según lo detectado a finales del 2023, Cali tenía ciento ochenta mil niños entre cero y cinco años, quienes representan cerca del ocho por ciento de la población. De ellos, unos cincuenta mil quedan por fuera de los servicios de atención integral de la primera infancia, aunque serían elegibles por sus condiciones de pobreza. Esta falta de cobertura se debe a la asignación insuficiente de recursos por parte de los organismos gubernamentales tanto del nivel nacional como regional y local.
Lo preocupante es que el Plan de Desarrollo del Departamento solo contempla mantener 800 cupos de atención para la primera infancia y el Plan del Municipio apenas considera crecer de diez mil a quince mil la cobertura de atención durante los años restantes del actual período de gobierno.
El nuevo dato es que en Cali el presupuesto aprobado del 2025 no avanza hacia una solución. Esta circunstancia, que sugeriría indiferencia hacia los más vulnerables, debe ser subsanada sin demora. La Secretaría de Bienestar Social y los concejales de la ciudad tienen la oportunidad de enmendar la plana disponiendo, mediante adición presupuestal, las partidas que permitan calmar el hambre y dar un mínimo de calidad de vida a estos pequeños caleños. También es necesario impulsar la veeduría sobre la manera como Bienestar Familiar (ICBF) cumple sus obligaciones en materia de cubrimiento.
La política pública más acertada es la de acunar, alimentar y estimular sus ciudadanos desde el comienzo. Solo así se gestarán sujetos sociales integrales, motivados, dispuestos a construir relaciones armónicas, constructivas, ajenas a la violencia.
Como dice el profesor Aguado: “El mejor indicador que refleja la prosperidad de un territorio, tanto en el presente, como para su futuro, son las condiciones de vida de la primera infancia. El bienestar de la primera infancia es un asunto de equidad, justicia, cohesión social y prosperidad económica. Experimentar la pobreza en la primera infancia y no tener acceso a cuidados y educación iniciales, son dos de los principales factores que contribuyen para que un niño o niña no alcance las capacidades en la vida adulta que le permitan integrarse en forma exitosa en la sociedad, mejorar la movilidad social y reducir la desigualdad”.