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Suponiendo...

Como el futuro no existe, entonces desde la mente nos sumergimos en catástrofes que, en el 90 % de casos, nunca llegan...

21 de enero de 2025 Por: Gloria H.
Gloria H.
Gloria H. | Foto: El País.

Es el verbo que hoy más se conjuga. Suponer, el arte de imaginar el futuro. Pero ni siquiera imaginarlo positivo, con esperanza. Suponer, hoy por hoy, es el ejercicio de inventar tragedias, de apostarle a que nos vaya mal, de construir escenarios demoledores, de tener la convicción que las cosas están mal, sujetas a empeorar.

Pero como el futuro no existe, entonces desde la mente nos sumergimos en catástrofes que, en el 90 % de casos, nunca llegan. Mientras “vivimos intoxicados de cortisol, es decir, de miedo, en estados de alerta mantenidos, crónicos, donde esa intoxicación viene por causas reales o imaginarias”, dice la psiquiatra Marian Rojas.

La realidad no es sencilla, pero más desgasta el acto de suponer, porque en la mente individual lo que más tortura son los supuestos. Como bien dijo otra coach, “la radio miseria” absolutamente personal, es la que carcome, destruye la confianza y genera estados de ansiedad y angustia constantes.

¿Por qué necesitamos vivir en el supuesto negativo? ¿Por qué se escoge torturarse con desastres inexistentes? ¿Es consciente de cuantos titulares de las noticias que lee o escucha están conjugadas en ‘futuro perfecto’, o sea, el arte de suponer ‘podría suceder’, ‘se esperan…’, ‘habría caos…’, frases imaginando desgracias futuras?

Pareciera que la necesidad de identificarnos con el hombre de las cavernas no se ha superado y seguimos viviendo a la defensiva como si tantísimos conocimientos desde la física cuántica, la psicología, la teoría del doble, la neurociencia, no fueran suficientes para cambiar la forma de enfocar la vida. Sí, claro, hay intereses muy claros de estimular el miedo, porque el miedo ‘atonta’, somete y vuelve zombis a los seres humanos, para lograr dominar sus vidas. Una persona, un pueblo, una comunidad atemorizados, son presa fácil del dominador. El miedo impide razonar. El temor idiotiza al ser humano para obrar por impulso donde cualquier atisbo de lógica queda borrado.

Los supuestos sobre el futuro ‘alejan’ del aquí y el ahora para imaginar posibilidades, desconociendo lo único real que existe. No hay presente, sino imaginación nutrida de tragedias que pueden suceder, claro, pero también no. 50/50, pero la mente temerosa escoge lo negativo para torturarse y evitar vivir en forma sana.

¿Qué va a pasar con Trump? Difícil concluirlo porque su personalidad totalmente volátil y narcisista cambia en un instante. Además, es consciente que amenazando, domina porque el miedo doblega. En definitiva, es como si los acontecimientos presentes nos obligaran a revisar creencias, a dimensionar el poder de la mente, a evaluar el papel de las emociones. Por ello, la salud mental está tan deteriorada porque nunca se la creyó significativa. No estuvo en los planes de los gobiernos ni se la consideró prioritaria en la construcción de sociedades más armónicas.

Podría empezarse por evitar vivir en los supuestos, enseñando el valor del presente, lo único real que se tiene. Y cada quien haciendo el trabajo personal de vivir al día. Pero si quieres seguir especializándote en el arte de suponer, déjame decirte que nada ni nadie te hará feliz. Es elegir, libre y voluntariamente, el arte de torturarte. El camino más directo a una enfermedad física y lo que es peor aún, a vivir en un mundo de miedos y desgracias, no afuera de ti, sino en tu propia mente. ¡Decide!

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