También caerá

La historia se repite: cae otro dictador. No importa cuánto dure ni la crueldad de su régimen, al final ‘también caerá’. Ninguno aprende la lección del otro, todos hacen lo mismo: discursos desde el balcón, populismo, crisis económica y represión. Pasó en Rumania con Ceausescu, en Libia con Gadaffi, en Uganda con Idi Amin, en Argentina con Videla y cía, en Irak con Hussein, en Egipto con Mubarak y ahora con Assad en Siria y pasará con Maduro en Venezuela, con Ortega en Nicaragua, con Putin en Rusia y con Díaz Canel en Cuba; ellos cumplen su deber con la historia como dictadores y asesinos y la historia hace su trabajo para derrocarlos.

Aprovechando que los rusos miraban a Ucrania y los iraníes hacia Israel, los rebeldes sirios lanzaron una ofensiva que no tuvo mayor resistencia para terminar una guerra civil de 11 años y una dictadura de 53 que comenzó en el 71 con Hafez al-Assad, el padre de Bashar al-Assad que este fin de semana salió volando para Moscú. El dictador fue abandonado, como dijo el presidente Petro, por rusos e iraníes, ocupados en otros conflictos.

Assad era parte del círculo de confianza de Nicolás Maduro, que tuvo como ministro de petróleo a Tareck el Aissami de ascendencia siria, una comunidad muy importante en Venezuela con lazos muy fuertes con el partido Baaz árabe socialista de Siria e Irak. Sin Assad, Maduro pierde un aliado importante en el Medio Oriente y ve con alarma cómo Irán, otro de sus apoyos, pierde influencia con las derrotas de Hezbollá en Líbano y de Hamás en Gaza a manos de Israel.

Asimismo, Rusia, ocupada en Ucrania, ha perdido interés en el Caribe, con lo que Cuba y Venezuela quedan sin valioso apoyo. Los chinos, otros supuestos ‘amigos’ de Venezuela, le muestran los dientes a Taiwán, a la que consideran una provincia rebelde, con lo que pronto tendremos otro punto de conflicto en Asia.

Por estos lados no le va mejor a Maduro. A excepción de Nicaragua y Cuba, ningún país reconoce su presidencia. Brasil le negó la entrada al exclusivo Club de países del Brics que reúne a las economías emergentes, y Petro, el vecino más importante, ya no lo necesita para mediar con el Eln y dice que los venezolanos no lo quieren. El dictador caraqueño, cada día más aislado, tiene el panorama oscuro a un mes de su nueva posesión presidencial, a la que por lo visto no va a ir nadie. También caerá.