Columnistas
Una nueva agenda urbana
Lo que está en juego con la creación del Área Metropolitana del Suroccidente (AMSO) va más allá de una cuestión administrativa. Representa una oportunidad única para el Valle del Cauca
Hábitat-III en Quito, Ecuador, determinó en el 2016 una nueva agenda urbana que definió los marcos sobre los cuales el sistema de Naciones Unidas trabajó para establecer sus referentes de desarrollo frente al futuro de las ciudades. Hoy, la clave del desarrollo ya no está en las fronteras tradicionales de la división política; el progreso de las regiones depende de las conexiones de sus habitantes, en torno a las dinámicas sociales, económicas, y culturales de subregiones que reestructuran los mapas que actualmente conocemos. Es momento de ponernos al día y no seguir quedándonos atrás: un área metropolitana bien estructurada es necesaria.
En las últimas décadas, la tecnología, infraestructuras de transporte y de vivienda, y redes de comunicación, nos han conectado de maneras impensadas. El futuro pertenece a las regiones y ciudades que sepan conectar sus capacidades, empresas, universidades, mercados, y alinearse con las redes globales. Las ciudades son redes de conexión que hemos creado para facilitar el desarrollo donde hoy representan entre el 2% y 3% de la superficie del planeta, pero generan cerca del 80% del PIB mundial según el Banco Mundial. Por tanto, es necesario repensar cómo potenciamos su desarrollo tanto en conversaciones bajo el manto de la sostenibilidad y biodiversidad como lo hicimos con la COP16, como con un lente de integración conurbana tan necesaria en este momento.
Lo que está en juego con la creación del Área Metropolitana del Suroccidente (AMSO) va más allá de una cuestión administrativa. Representa una oportunidad única para el Valle del Cauca, no solo para mejorar la calidad de vida de sus habitantes, sino para posicionarse como un centro clave en un mundo interconectado. El AMSO nos permitirá planificar proyectos estratégicos de manera conjunta, integrándonos en las dinámicas de comercio, innovación y tecnología globales.
Cali y sus municipios vecinos no pueden seguir funcionando de manera aislada. La infraestructura y la conectividad entre ellos son esenciales para enfrentar los retos regionales. Un claro ejemplo de esto es el Tren de Cercanías, que transformará la movilidad entre Cali, Palmira, Jamundí y otras ciudades cercanas, facilitando el transporte, y mejorando la competitividad de nuestras empresas. Este proyecto es solo una muestra de lo que podemos lograr si trabajamos unidos.
Las regiones que han prosperado en el mundo globalizado son aquellas que lograron superar las barreras locales y se integraron a redes más amplias. El DNP entre 2012 y 2013 con el apoyo de ONU Hábitat y el Banco Mundial, realizó la Misión Sistema de Ciudades, constituida por 17 estudios que abordaban temas de productividad, equidad y sostenibilidad, donde se encontraron en ese momento 58 ciudades aglomeradas y uninodales con diferentes funciones y servicios para sus regiones en los temas económicos, políticos, y administrativos. Como ejemplo tenemos las áreas metropolitanas de Asia, Europa y Norteamérica que funcionan como nodos de desarrollo que se conectan y colaboran, creando redes de innovación, comercio y conocimiento.
Tenemos la oportunidad de dar un paso certero hacia la construcción de una nueva agenda urbana para nuestras ciudades. La creación del AMSO es solo el inicio en este gran desafío, es momento de pensar más allá de los límites tradicionales y dar forma a una subregión más competitiva globalmente. Para ello hay que Votar SÍ el 24 de noviembre por la creación del Área Metropolitana del Suroccidente.
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