La sensatez de Biden

En una decisión consciente y valiente, que acogió el llamado hecho desde diferentes frentes, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, declinó su aspiración a ser reelegido en el primer cargo de la Nación norteamericana. Se abre así la posibilidad de que el Partido Demócrata cuente con un candidato que le haga contrapeso al republicano Donald Trump y a su aspiración de regresar a la Casa Blanca.

El debate del 27 de junio, realizado por la cadena de televisión CNN, significó el principio del fin de las intenciones de Biden de continuar en la Presidencia. Durante la serie de preguntas y contrapreguntas se dejó ver como un político errático, por momentos incoherente y evasivo, lo que se convirtió sin mayor esfuerzo en ganancia para su rival.

Desde entonces empezaron a alzarse las voces pidiéndole al Mandatario renunciar a la candidatura y dejar libre el camino para que otro aspirante del Partido Demócrata cogiera la posta. Un editorial del diario más influyente de Norteamérica, The New York Time, en el que le decía que debía abandonar la carrera presidencial si quería servir a su país, así como los llamados de personalidades destacadas y tan cercanas a Biden como el expresidente Barack Obama, influyeron de forma definitiva en su decisión.

En un corto comunicado, en el que destacaba los avances de los Estados Unidos durante su mandato, el presidente informó que dejaba la carrera para mantenerse en la Casa Blanca. Dio así una muestra más de lo que le reconoce el mundo entero: ser un hombre decente, bien intencionado, dedicado toda su vida a servir desde la política a su Nación.

Aún contra el tiempo, a escasos tres meses de las elecciones presidenciales, a los demócratas se les abre de nuevo la posibilidad de permanecer en el poder. Y, aún más importante, se les da a los estadounidenses una alternativa diferente a tener que escoger entre un presidente ya sin todas sus facultades para guiar los destinos del país o un expresidente extremista, además de condenado por la Justicia, al que no pareciera importarle pasar por encima del sistema para conseguir sus propósitos.

Kamala Harris, la actual vicepresidenta, es la más seria aspirante a remplazar a Biden. Ha recibido el apoyo de una mayoría de políticos demócratas y se espera que sea anunciada como candidata del partido en la convención que se realizará dentro de tres semanas. Si es la contendiente que puede hacerle contrapeso a Trump, está por verse, más aún luego del golpe mediático que significó el atentado contra el republicano, que lo elevó aún más en las encuestas.

Lo que se juega Estados Unidos en estas elecciones es su propio futuro político, social y económico. Así mismo, el destino que tomarán sus relaciones internacionales y la polarización interna que se agudizaría dependiendo de quién se imponga para el próximo periodo presidencial. Ahora, con la renuncia de Joe Biden a su aspiración, se espera que la contienda sea por lo menos más pareja, y que los ciudadanos del país norteamericano tengan una opción diferente para escoger.