FARC
Dos de los espacios territoriales para exFarc de la región serán reubicados
Dos de los tres Espacios Territoriales de la región serían reubicados por el Gobierno. Expectativa.
Es martes y ya casi son las diez de la mañana. A la entrada del Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación, ETCR, Carlos Patiño, no hay nadie. Unos metros más adelante, nadie. Ya bien adentro del amplio terreno que llaman Recepción, nadie.
“Aquí asustan”, dice alguien y justo al fondo se dibuja un hombre con ‘pinta’ de excombatiente. Lo es y solo está acompañado por dos perros y dos funcionarias de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización (ARN).
Lejos quedan los días en los que la Recepción era un hervidero de gente, en que cada uno y cada una, cual hormiguita, se encargaba de preparar los alimentos, de las comunicaciones, de la seguridad, del cuidado de los niños, de atender las visitas, etc., etc.
A media hora de bajada, en el Centro de Acopio, Oswaldo Mendoza, a quien todavía le llaman ‘Pacho Quinto’, explica el porqué de la soledad en La Elvira, como es más conocido el ETCR.
Dice que de las cinco estructuras de la extinta guerrilla que se asentaron en esa zona del Cauca para hacer la dejación de armas, una se trasladó al municipio de Argelia, donde se adecuó una nueva área de reincorporación y ya se suman más de 40 excombatientes.
“Pero también podemos hablar de 47 escoltas que están en la Unidad de Protección y de otro personal que está cumpliendo tareas de partido a nivel local, regional y nacional. También tenemos gente en la nueva zona de reincorporación, que es en Santander de Quilichao, que están en dos puntos: Mandivá y La Agustina, donde ellos están llevando a cabo sus proyectos y tienen una cooperativa”.
Y las cuentas siguen: otros se han ido para donde sus familias y cerca de cien están en Cali “porque algunos del Frente Urbano (Manuel Cepeda Vargas) eran de allá y otros han mirado allá una mejor posibilidad de realizar su vida, pero todos hacen parte de este ETCR”.
Para ‘Pacho Quinto’ las cifras son contundentes pero no suficientes para rechazar la posibilidad de que la antes llamada zona veredal sea trasladada, como lo ha hecho saber el Gobierno Nacional en los últimos días.
En sus palabras, el ETCR no es solamente una extensión de tierra o unos módulos construidos. “Aunque todos no estemos viviendo en los módulos, no quiere decir que no estemos coordinados en los diferentes proyectos colectivos que se tienen”.
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Más aun, en el enorme predio que no alcanza a ser cubierto por una mirada, y en medio de las quejas por “los incumplimientos del Gobierno”, los excombatientes han logrado echar raíces. Allí han nacido muchos hijos de la paz, allí la reconciliación ha tomado forma de balón llevando a glorias del fútbol nacional a correr en sus canchas y allí hasta se han filmado películas.
Es por ello, tal vez, que es difícil decir adiós a pesar de la conciencia de que cerca de La Elvira ya no se respira la tranquilidad de antaño y de que los terrenos de los alrededores no dan los frutos que ellos quieren recoger.
Entonces el líder del Espacio Territorial se abre a la posibilidad de que la reubicación se haga cerca del predio donde hoy pasa las horas de su legalidad escogiendo los granos de café que le venderá a una firma italiana que se encarga de que el olor de la Paz se sirva en los pocillos del Viejo Continente.
La incertidumbre que se queda
La historia se repite. Es jueves y las 9:00 de la mañana en el ETCR de Monterredondo, Miranda, solo se advierte la presencia de un hombre. “No soy excombatiente. Me dijeron que me viniera a vivir aquí”, dice después de bajarle el volumen a un equipo de sonido que intenta rellenar el silencio que se cuela de las vacías construcciones blancas.
A pocos pasos, frente a las viviendas de la comunidad nativa, nueve perros pelean en una calle que parece andén, ocupando la atención de seis soldados del Ejército que parecen cuidar a nadie, salvo el rostro de ‘Jesús Santrich’ que está pintado en casi todas las paredes.
De pronto, de en medio de los oscuros vericuetos de la que parece ser la única zona veredal del Cauca que no está en los planes de reubicación del Gobierno Nacional aparece Geovanny Castro, quien reconoce que allí llegaron a pernotar casi 300 guerrilleros antes de la dejación de armas.
Hoy llega remesa para 170, pero muchos se han instalado en Corinto, Caloto y Toribío. “Ya no es fácil reunirse. No hay nada que obligue”, explica quien tiene por nombre civil Enoc Capera Trujillo y es el líder del ETCR.
Cuenta, con un dejo de ilusión, que en ese predio se planearía adecuar un plan habitacional, luego de que, al parecer, el Estado entró en negociación directa con el dueño que le venía arrendando hacía dos años.
“El Gobierno ha sido muy cumplido con el pago”, reconoce dando a entender que siempre han estado en contacto con el propietario del Espacio Territorial donde se dio a luz ‘la muñeca excombatiente’, uno de los emprendimientos más exitosos de quienes antes empuñaron las armas.
Sin embargo, este jueves la puerta del salón donde se instalaron nuevas máquinas por valor de 450 millones de pesos también está cerrada. “Es que Francia, es ante todo una líder social, entonces está cumpliendo una misión en otro lado”, explica Geovanny, a quien la guerra capturó siendo un niño y la paz le permitió viajar a Bogotá a celebrarle el cumpleaños a la mamá.
Más aún, allí en Caldono, el 12 de abril se graduó de bachiller y el tiempo que le dejan tareas propias del líder del ETCR lo dedica a ‘pelear’ con una cartilla de inglés básico. “Respeto a los que se quedaron en la guerra, pero no hay nostalgia, no hay que devolverse al pasado, eso lo tengo claro”.
Y él sabe de qué habla, porque varios de sus años de combate, que al final sumaron 22, los pasó en Casa Verde, cerca de Manuel Marulanda, el legendario comandante de las Farc.
Otros que no quieren saber más de confrontaciones son Alfredo y Marino, dos exfarianos que ahora agotan el sol cosechando ají en un predio cercano a la también llamada zona veredal de Monterredondo, donde tienen cultivos de pan coger y aprovechan un lago para sembrar cachama y trucha.
Contentos de que no los vayan a reubicar, de la mano de Paso Colombia, se embarcaron en otro proyecto y ladrillo a ladrillo construyen las marraneras que esperan llenar de crías mientras confían en que las amenazas contra su vida no les robe la tranquilidad que les regala la naturaleza.
También se reubicaría
“Pedimos que se mantenga el ETCR en Caldono, como se acordó desde un principio. No aceptamos que sea trasladado a otro municipio”, dice tajantamente José Antonio Muñoz, desde otra montaña del Cauca.
Él es uno de los líderes de la antigua zona veredal Carlos Perdomo, que comprende dos campamentos en los que una vez se apretujaron 400 exguerrilleros y hoy, según él, conviven 150 y 35 niños.
”En el caso de nosotros, la gente se mantiene en el ETCR. Lo que pasa es que hasta los sábados y domingos están en el terreno, trabajando en los proyectos, porque en este momento estamos sembrando 70 hectáreas de aguacate hass”, agrega Muñoz.
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