PROCESO DE PAZ
Los rostros de la reincorporación a tres años de la firma del Acuerdo de Paz
Con motivo del tercer aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz en Colombia, exfarc del Valle del Cauca ratificaron su compromiso. Historias.
Esta semana, en medio de protestas, Colombia celebró silenciosa el tercer aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz entre el Estado y la extinta guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, Farc.
Ese día (24 de noviembre de 2016) cerca de 13 mil excombatientes dejaron las armas y se comprometieron a ayudar a construir un país sin violencia, escribiendo así el último capítulo de una guerra que duró más de 50 años. Aunque el camino hacia la reconciliación y la reintegración ha sido largo y complejo, estas personas siguen ratificando su decisión de proteger la paz.
Precisamente, este viernes en Cali la Mesa Departamental de Reincorporación en el Valle del Cauca organizó una ‘Feria de Emprendimientos’, en la que al menos 20 excombatientes, junto a sus familias, presentaron sus negocios productivos con los que, desde su desmovilización, han demostrado que con las mismas manos con las que algunas vez pudieron cargar un fúsil, hoy construyen paz desde el arte, la gastronomía, el deporte, la confección, la comida, la tecnología y la carpintería.
El encuentro, además, sirvió para que las organizaciones gubernamentales, académicas, internacionales y sociales que hacen parte de la Mesa, dieran cuenta de los avances que ha tenido el Valle en materia de reincorporación, pero también de los grandes retos que sigue enfrentado.
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Así las cosas, María Isabel Barón, coordinadora regional de la Agencia para la Reincorporación y la Normalización, ARN, informó que actualmente este departamento es el hogar de 485 excombatientes que están en el proceso de reintegrarse a la vida civil.
“229 de estas personas están en Cali, una ciudad que ha demostrado estar muy comprometida con este tema. 103 son mujeres y 382 hombres. 172 están vinculados a algún tipo de formación académica”, dijo Barón.
Estudios de caracterización realizados por la Mesa revelan que el 72% la población reincorporada en el Valle vive en zonas urbanas, sobre todo en sectores populares (estratos 1 y 2).
En cuanto al nivel educativo, el 28% es bachiller y el 22,5% tiene la secundaria incompleta o no la ha terminado. De la población que está estudiando, el 60% son mujeres.
El 31% vive únicamente con la renta básica. El 96% pertenece a algún de grupo político, comunitario, religioso o deportivo. El 59% dice que su situación actual es mejor que cuando empezó el proceso.
“Los límites solo están en la cabeza”
El año pasado Yuber Alexánder Caviche tuvo un accidente de tránsito que le costó la pérdida de su brazo y la visión de su ojo del lado izquierdo, pero eso no ha sido impedimento para que este joven de 19 años se quiera comer el mundo.
Actualmente es emprendedor de una tienda de bisutería virtual llamada El Arte del Indio. Los accesorios que diseñan él y su esposa son hechos a mano con piedras de mostacilla.
“Algo bonito que aprendimos nosotros los excombatientes es la disciplina. Eso nos dio alas para saber que lo que queramos, lo podemos lograr porque los límites solo están en la cabeza. Soy deportista de la Selección Cali con la Liga de Atletismo Vallecaucano, ya me matriculé en la Universidad del Valle para estudiar Trabajo Social y estoy trabajando como voluntario en un programa de Unicef, de jóvenes líderes”, cuenta el también campeón de la categoría F46 de lanzamiento de jabalina.
Es de Caldono (Cauca). Se vinculó a las Farc a los 13 años por condiciones de pobreza de su familia: “En los Acuerdos de Paz me sacaron porque era menor de edad y ahí me vincularon a diversos programas con los que pude empezar a orientar mi vida. Cuando cumplí la mayoría de edad ya ingresé al proceso de reincorporación con la ARN, y ahí voy”, dice.
Yuber compara sus días en las filas de las Farc y dice que la diferencia es abismal: “Un día allá es lleno de temor, porque en cualquier momento puedes morir. Ahora como civil me enfrento a las situaciones que todo colombiano se enfrenta, pero sin miedo, aunque creo que seguimos enfrentando amenazas por discriminación e intolerancia. Mi invitación es a que nos conozcan, que nos den la oportunidad de demostrarles que no somos como nos pintan, somos seres humanos, como ustedes”.
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Pijamas ‘Dulce Paz’
Gabriel Ángel Rosero es un excombatiente de las Farc próximo a cumplir los 61 años que junto a su esposa, Omaira Valencia, elabora las pijamas ‘Dulce Paz’, las “más cómodas de la capital del Valle”.
Nació y creció junto a sus padres y sus once hermanos (él es el quinto) en el barrio Siloé, ladera de Cali, territorio que se vieron obligados a abandonar en busca de mejores oportunidades de vida en Bogotá.
Siempre se ha considerado un hombre de comunidad, “un gestor”, cualidad que lo llevó a participar de la política desde los 17 años.
“Ingresé a la Farc en 1985 bajo el ideal de motivar al pueblo a reclamar sus derechos. Hoy, sigo siendo un hombre que quiere ayudar a que todos tengamos un mejor país, pero desde aquí. Queremos demostrar que podemos contribuir a generar empleo y oportunidades para otros. Confeccionado pijamas nosotros hemos podido sacar a adelante a nuestros hijos. Yo ratifico mi compromiso con la paz”, dice Gabriel.
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“Cambié fusiles por pinceles”
Su nombre artístico es Yuheni Izquiedo, dice que le hace honor a toda una vida de lucha, por lo que su nombre de nacimiento solo lo usa para firmar. Es una artista nata, hecha a pulso, hablar de su vida es como leer un libro que narra un lado del Conflicto Armado en Colombia que nadie ha contado.
“Mi arte hace eso: cuenta artísticamente una memoria, una reconciliación, una historia. Y yo me hice artista en las Farc, junto a personas con otros talentos: músicos, cantantes, escritores, recitadores, bailadores o dibujantes y pintores, como yo”, relata la mujer que se plasmó así misma desnuda con un pañuelo rojo tapando la mitad de su cara en un lienzo.
“Esa pintura representa a la mujer insurgente a la que le quitaron el uniforme y ahora resiste por medio del arte”, dice Yuheni, al notar que la historia de las Farc está incompleta: “nadie contó que construimos caminos y protegimos bosques y ríos y ayudamos a comunidades. Nadie contó que eramos artistas...”
Yuheni es de Quimbaya (Quindio), pero se crió “en casi todo el país”. Tras desmovilizarse, terminó su bachiller en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, Unad, y se convirtió en líder del colectivo Resistencia Cultural, conformada por artistas exguerrilleros. Ahora sueña con viajar por Colombia con su equipo haciendo semilleros de paz con las comunidades por medio del arte.
“La palabra excombatientes me parece inapropiada para referirse a nosotros, porque nosotros no dejamos de luchar. Yo solo cambié los fusiles por pinceles, pero mi lucha continua. Soy exguerrillera, soy exmilitante, pero nunca excombatiente”.
Asesinatos continúan
De acuerdo con cifras del Partido Farc, desde el primero de diciembre de 2016, cuando entró en vigencia el Acuerdo de Paz, 169 firmantes de ese pacto han sido asesinados.
“Nosotros sabíamos que eso iba a suceder”, dice de manera sucinta la senadora Victoria Sandino. Explica que por eso se establecieron una serie de mecanismos en el Acuerdo para prevenir esas situaciones, pero considera que se quedaron en el papel “porque eso no se pusieron en marcha”.
En Cauca, Nariño, Antioquia, Caquetá y Norte de Santander han ocurrido la mayor cantidad de homicidios en contra de quienes adelantaban su proceso de reincorporación a la vida civil después de que depusieron las armas. Estos departamentos, además, tienen en común que cuentan con fuerte presencia de estructuras paramilitares o grupos armados que tienen en las rentas criminales (narcotráfico o minería ilegal) un ingreso económico para hacer al control de más armamento.
En el Valle del Cauca, actualmente se registran cinco personas en proceso de reincorporación que han sido asesinadas. Esto, sumado a otro gran número excombatientes que son víctimas de amenazas, hostigamientos y atentados, incluso, durante la última campaña electoral.
A mediados de este año, la Fiscalía entregó un balance en el que aseguraba que había resuelto un 51% de los casos contra exintegrantes de la que era la guerrilla de las Farc o sus familiares.
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