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¿Qué es la Estimulación Cerebral Profunda?, la cirugía que ayudó a Antanas Mockus con el párkinson

La Estimulación Cerebral Profunda es un procedimiento quirúrgico que ayuda a que los pacientes de Párkinson tengan una mejor calida de vida.

13 de octubre de 2019 Por: Susana Serrano Arango / Reportera de El País
Los electrodos son unos cables que conducen energía eléctrica desde la pila hasta el cerebro de la persona, para combatir y opacar la corriente negativa en los cerebros de pacientes con Párkinson. | Foto: El País

En un video realizado por el senador Antanas Mockus, en el que mandaba un saludo a los integrantes de su colectividad, el Partido Verde, se le pudo ver con un nuevo corte de pelo y una considerable mejoría en los síntomas que padece por su enfermedad de párkinson.

Esto se debió, como se supo posteriormente, a un procedimiento quirúrgico al que se había sometido, conocido con el nombre de Estimulación Cerebral Profunda. Pero ¿qué es?

De acuerdo con el neurocirujano Óscar Escobar, quien hizo parte del grupo multidisciplinario que trató como neurocirujano funcional al senador, la Estimulación Cerebral Profunda consiste en implantar en unos sitios específicos del cerebro, un par de electrodos (uno en cada lado), conectados a dos cables que se exteriorizan y se pasan por debajo de la piel, desde el cráneo hasta el tórax.

Luego, estos cables se conectan a una pila implantada en el pecho del paciente, la cual emite una corriente eléctrica al cerebro, con la que se trata de contrarrestar la alteración eléctrica en los circuitos del movimiento, propia de los pacientes con Párkinson. “Es la implantación de un marcapaso, en este caso no para el corazón, como tradicionalmente los hemos conocido, sino para el cerebro”, sintetiza el especialista.

Antes de hacer la implantación de los electrodos, se planean las trayectorias de los mismos y su sitio de llegada al cerebro de cada paciente, por medio de un estudio de imágenes cerebrales puestas en un software de planeación de alta precisión.

Seguidamente se realiza un mapeo eléctrico cerebral de una zona específica, para tener una guía visual que permita una mayor precisión en la implantación de los electrodos dentro del cerebro.

Durante la mayoría del tiempo de la intervención el paciente se encuentra despierto, “para poder realizar algunas pruebas intraoperatorias de estimulación eléctrica, que permitan confirmar que haya mejoría, y de este modo que los electrodos hayan quedado en adecuada posición”, explica el doctor Escobar.

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A pesar de que la cirugía no cura al paciente de su afección, ni detiene el avance de la enfermedad, sí logra mejorar en más de la mitad la severidad de esta condición y aumentar la calidad de vida de los pacientes.

De acuerdo con el neurocirujano Gabriel Arango, también integrante del grupo multidisciplinario que trató al senador –e insistió en que no podía hacer ninguna declaración respecto al procedimiento realizado a Mockus–, “lo que básicamente hace la cirugía es permitirle al paciente tener más tiempo de buen efecto del medicamento, ya que hay casos en los que el bienestar dura solo una o dos horas. Por medio de la intervención quirúrgica se busca que el paciente esté más tiempo en el día en su mejor efecto del medicamento”.

Pero esta intervención no se puede llevar acabo en cualquier paciente con Párkinson, ya que “si se llega a operar a quien no cumpla con los requisitos, se corre un riesgo quirúrgico grande y el procedimiento puede tener ningún resultado, o por el contrario, puede desencadenar un empeoramiento de la enfermedad”, advierte el doctor Arango, para quien el éxito del tratamiento “no está en operar, sino en escoger adecuadamente al candidato que se va a someter a cirugía”.

Los requisitos que deben cumplir quienes quieran ser candidatos para la Cirugía de Párkinson son: ser menor de 80 años y haber padecido durante cuatro años o más de esta enfermedad, para que tengan un diagnóstico absolutamente claro. Debe tener una muy buena respuesta a la levodopa, el medicamento más importante para el tratamiento de esta enfermedad, según los especialistas. “Si no responde bien al medicamento, no responderá bien a la cirugía”, dictamina el doctor Arango.

Para poder ser un candidato a la cirugía, el paciente también debe presentar complicaciones asociadas a la progresión de la enfermedad y el uso de la levodopa, conocidas como fluctuaciones y disquinesias en grado severo, o tener un temblor resistente al manejo farmacológico.

Además, no puede tener un deterioro cognitivo importante, ni estar deprimido o con psicosis o problemas psiquiátricos considerables. Todo esto para buscar la mayor probabilidad de éxito en la intervención y poder llevar con seguridad a la persona a cirugía.

La cirugía del párkinson no cura la enfermedad ni detiene su avance, pero sí alivia sus síntomas, haciendo que el efecto de los medicamentos sea más prolongado.

Por otro lado, “si el paciente no acepta los pros y los contras de la cirugía no se podrá operar. Ocurre que muchos de ellos, esperan curarse o que la enfermedad se estanque y realmente, eso no es una situación que uno les pueda ofrecer. Ellos tienen que ser conscientes de que la enfermedad progresa y aunque la cirugía ayuda, deben de tener claro que hay una serie de síntomas, por ejemplo, problemas de voz y equilibrio, que pueden no mejorar o que pueden ir apareciendo a medida que la enfermedad progresa y no van a disminuir con este procedimiento”, aclara el doctor Arango.

A nivel mundial, entre un 10 a un 20% de los pacientes de Párkinson, alcanzan a ser candidatos para la cirugía. Y en Colombia, aproximadamente entre 1500 a 2000 personas se han sometido al procedimiento.

Pasada la puesta de los electrodos en el cerebro, viene el proceso de la programación del neuroestimulador, dónde se calibra “la cantidad y la forma en que la corriente eléctrica se libera en el cerebro del paciente (para contrarrestar los efectos del Párkinson). En este proceso progresivamente se va aumentando el estímulo eléctrico cerebral para buscar los mejores resultados. Usualmente éstos se logran en un periodo de tres a seis meses”, explica el doctor Escobar.

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Este proceso en general es prácticamente independiente, ya que los síntomas del Párkinson son distintos entre cada paciente. Por ello, son monitoreados por un grupo multidisciplinario, compuesto por neurocirujanos funcionales, neurólogos de movimientos anormales, neuropsicólogos y el grupo de rehabilitación.

Finalmente, después de la intervención y la recuperación, se recomienda a los pacientes ya operados nunca alejarse del apoyo y manejo de sus especialistas, cumplir con puntualidad la toma de sus medicamentos para darle la mayor predictibilidad positiva al funcionamiento del equipo y, si está en sus posibilidades, convertirse en punto de apoyo y de información para aquellos que apenas inician su proceso.

Con el marco de estereotaxia se realiza el mapeo del registro eléctrico cerebral, antes de la cirugía, y con él los médicos se guían para implantar los electrodos.

El párkinson

En 2016 se registraron en el mundo más de seis millones de casos de párkinson, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En Colombia la padecen cerca de 220.000 personas, según el Ministerio de Salud.

La Estimulación Cerebral Profunda, existe formalmente desde 1990 y llegó a Colombia hace aproximadamente 15 o 16 años. Es un procedimiento para tratar el Párkinson y otros trastornos del movimiento.

Entre 1500 a 2000 personas han podido acceder a la Cirugía del Párkinson en Colombia.

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