INTERNET
Cuidado con sus hijos: el abuso sexual infantil a través de internet está disparado
El 49 % de jóvenes de 18 a 20 años encuestados por la organización internacional We Protect admitieron haber sido víctimas de abuso sexual en entornos digitales en su niñez. Conozca las modalidades de los delincuentes para vulnerar a los niños. Padres, alertas.
En los dos últimos años, la escala de explotación y abuso sexual en línea a los niños y niñas ha aumentado a un nivel tan vertiginoso en el mundo que exige una respuesta global mucho más contundente. Esta es una de las conclusiones de un reciente estudio del movimiento internacional We Protect Global Alliance titulado ‘Evaluación de amenazas globales 2021’, que desvela que los casos de interacción de usuarios con imágenes de contenido sexual infantil se dispararon a casi 20 millones en el primer trimestre de 2021, 5 millones más que en el primer trimestre de 2020.
Además, el informe de esta entidad que involucra a más de 200 gobiernos, empresas y organizaciones, alerta sobre el hecho de que el material sexual “autogenerado” infantil (producido por los propios menores) en el ciberespacio tuvo un incremento del 77 % de 2019 a 2020, con más de 60.000 denuncias diarias registradas.
Este crecimiento, de acuerdo al análisis de We Protect, es consecuencia de los impactos que trajo la pandemia, como el confinamiento, que llevó a los niños y niñas a pasar más tiempo delante de las pantallas y redujo las oportunidades de los agresores para cometer abusos cara a cara, lo que provocó mayor demanda de imágenes. Pues bien, esto condujo a los grupos delictivos a adaptar sus formas de operar intensificando el uso de la comunicación en línea. De ahí otro de los resultados del estudio: la utilización de ‘servicios ocultos’ para distribuir material de abuso sexual infantil se incrementó en un 155 % de 2019 a 2020. Lo anterior se refiere a páginas web que se emplean para que no se puedan rastrear ubicaciones, como una forma de encubrir este tipo de actividades evitando ser detectados.
Iain Drennan, director Ejecutivo de WeProtect Global Alliance, le aseguró a El País que este es uno de los problemas más urgentes y definitorios de nuestra generación: “Es esencial que haya una respuesta judicial y policial rotunda, pero, una estrategia realmente sostenible, pasa por prevenir activamente el abuso. Tenemos que asegurarnos de crear entornos digitales seguros donde los niños puedan desarrollar todo su potencial”, expresa. La investigación agrupó las respuestas de más de 5000 jóvenes entre 18 y 20 años con acceso regular a internet, de 54 países, quienes debían contestar si habían experimentado algún tipo de abuso sexual en línea durante su niñez.
En lo que refiere al caso de América Latina, el 49 % de los encuestados afirmaron haber padecido este delito y de ese total el 62 % son mujeres y el 38 % hombres. Cabe resaltar que la evaluación de amenazas mostró un estudio de casos de abuso infantil en internet en Colombia que demostró que los agresores suelen ser familiares o personas dentro del círculo de confianza de los niños. “La mayor parte de las imágenes se generan dentro de los hogares, porque los miembros de la familia suelen ser los productores del material. Sufrir abuso sexual a manos de un miembro de la familia puede crear un trauma añadido muy complejo, sobre todo, porque este tipo de abuso a menudo comienza cuando las víctimas son muy jóvenes y se prolonga más en el tiempo”, añade Drennan.
Judy Benavides, jefe de monitoreo y garantía de derechos de Red Papaz, afirma que las personas que se han dedicado a estudiar los riesgos digitales más frecuentes entre menores de 18 años han identificado dos grandes categorías: los riesgos de contenido y los de contacto. “Cuando hablamos de riesgos de contenido hacemos referencia a exposiciones de contenidos inadecuados para la etapa de desarrollo en que se encuentran los niños, como la pornografía. Los de contacto son esas interacciones que pueden llegar a ser inapropiadas porque la persona que está detrás de la pantalla tiene malas intenciones. Aquí hablamos de situaciones como ‘grooming’ o extorsiones que pueden derivar en situaciones de abuso sexual físico o producción de material de explotación sexual”, dice.
Tras los riesgos, vienen los delitos. Actualmente, existen diversas prácticas en redes sociales que pueden ser catalogadas como delitos informáticos que derivan en situaciones de abuso o explotación sexual online. Entre ellas se destacan el ‘grooming’, el ‘sexting’, el ciberacoso y la sextorsión.
No obstante, el último estudio realizado por el Centro de Conocimiento del Centro de Internet Seguro da cuenta de una nueva metodología llamada ‘Capping’, que consiste en convencer a menores de realizar actividades sexuales en plataformas de videochat mientras son grabados sin consentimiento, para luego capturar esos contenidos y divulgarlos.
En Colombia se han recibido 22.716 reportes de situaciones que vulneran los derechos de personas menores de 18 años en lo que va corrido de 2021, donde el 96 % de estos casos se ha dado en los entornos digitales, según la línea de reporte Te Protejo, red latinoamericana que trabaja en la protección de esta población. La misma línea de atención apunta también que en el Valle del Cauca se han recibido 75 casos de abuso sexual infantil on line, de los cuales 35 corresponden a situaciones de ciberacoso (grooming) y 2 a situaciones de explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes.
Willmer Luna, ingeniero informático con maestría en analítica de datos, dice que el método que utilizan los delincuentes para captar y elegir a una posible víctima pasa por examinar la información pública de menores en redes sociales que ofrecen señales de estar desprevenidos: “Viendo contenidos subidos -por ejemplo, desnudos parciales- el delincuente puede asumir que no hay un adulto que proteja y acompañe a dicho menor, e intenta desde ahí hacer el contacto para ganarse la confianza y convertirse en un amigo virtual que comparte muchos de sus intereses.”
Niñas y menores LGBQ+, los más violentados
Otra de las conclusiones que dejó una de las encuestas publicadas por WeProtect dentro de su informe es que las niñas, los menores identificados como transgénero, no binarios (persona cuya identidad de género no es ni hombre ni mujer), y LGBQ+ son quienes más probabilidades tienen de sufrir estas amenazas en la infancia. El 65% de los encuestados que se identificaron como LGBQ + experimentaron un daño sexual en línea y 46 % los que se identificaron como no LGBQ +.
Entretanto, el 59 % de jóvenes que se identificaron como transgénero/ no binario y 57 % de mujeres, respondieron que sufrieron un daño sexual en línea. Lo mismo contestaron el 47 % de los encuestados cisgénero (quienes se asumen dentro del género que les fue asignado al nacer) y el 48 % de los hombres.
Los expertos consideran que el principal desafío que afronta la sociedad para hacer frente a esta realidad que ataca el bienestar de los menores es priorizar y fortalecer las políticas de prevención. “La prevención es tener el cuidado necesario para no compartir información con personas desconocidas y lamentablemente, las redes sociales se han convertido en un foco de atención para el delincuente y abundan en esta virtualidad”, señala Luna.
Una estrategia que puede ayudar es reconocer cómo puede lucir el perfil de un agresor en redes. Si bien no hay una fórmula para determinar qué persona va a cometer un delito a través de una red social, observar los perfiles es una manera preventiva de hacerlo, de acuerdo con Judy Benavides. “Usualmente son personas que en sus cuentas no revelan mucha información acerca de cuál es su identidad, su edad, procedencia o cuáles son sus intenciones. Estamos hablando de personas que crean perfiles con imágenes de famosos o caricaturas”, manifiesta.
Para Drennan, en demasiadas ocasiones, se espera a que el abuso ocurra para actuar: “La prevención representa el mejor camino para garantizar la respuesta futura. Por ejemplo, la plataforma de videojuegos Roblox tiene un software de seguridad incorporado que bloquea el contenido explícito y evita que los usuarios jóvenes compartan su información de contacto o la red social TikTok ha introducido configuraciones predeterminadas de privacidad y seguridad para menores de 18 años”, sostiene. Así, da a entender la responsabilidad que poseen todas las partes para que tanto padres, cuidadores y los propios niños no tengan que soportar esta carga solos.
Según él, una de las claves es que los gobiernos destinen fondos suficientes para responder a la explotación y el abuso sexual de menores en todos los contextos. Asimismo, lograr establecer leyes que tipifiquen como delito todas las agresiones anteriormente mencionadas en internet. “Los niveles actuales de inversión no son proporcionales a la dimensión y al alcance del problema, ni son suficientes para abordar globalmente este peligro. Se debe buscar el consenso internacional y las leyes deben basarse en los marcos globalmente aprobados, para así evitar la criminalización de los propios menores”, asevera.
Además, Benavides apunta que esos niveles de compromiso para garantizar espacios seguros online involucran especialmente a las empresas prestadoras de servicios de internet, plataformas y redes sociales, pues deben sugerir y elaborar acciones proactivas al ser conscientes de que muchos de sus usuarios tienen menos de 18 años.
“Hay que pedir ayuda, algo se salió de control”
Mariana Molano Vargas, psicóloga clínica con un magíster en Familia y con énfasis en adolescencia, juventud y crianza, dialogó con El País para dilucidar los motivos que pueden llevar a los menores a caer fácilmente en este tipo de engaños dentro del mundo virtual.
¿Qué hace vulnerables a los menores a los peligros del internet?
Es una etapa en la que están consolidando su identidad y en esos procesos los adolescentes necesitan mucho estar en grupo. Muchas veces no sienten que pertenecen ni a su familia ni a un grupo social y en esa medida esas personas que aparecen por redes sociales pueden entrar a suplir esas necesidades emocionales que tienen. Al final quedan expuestos a que los inciten a hacer cosas, ni siquiera obligados, sino porque los convencen.
¿Y ellos son conscientes de lo que se va construyendo?
Está científicamente comprobado que a esas edades los circuitos de placer son los que más están activos. Eso cambia la idea de que el adolescente no logra medir las consecuencias, más bien, se relaciona con que el placer inmediato y la experiencia es más importante. La consecuencia pasa a un segundo plano.
El adolescente tiene el pensamiento de que eso no le va a ocurrir a él.
Entonces, si bien es importante confiar en ellos por sus cualidades y la etapa que viven, también es importante hacer un buen acompañamiento de esas decisiones que ellos están tomando.
Y la falta de acompañamiento los expone mucho más…
Puede haber una ausencia parental, pero no podemos generalizar, cada caso es específico. Pero puede haber falta de comunicación, quizás hay conflictos a nivel familiar que no se han resuelto que impiden que el hijo pueda contar esas cosas o explicar esas opciones que se le están presentando. Entonces, claramente, ante un conflicto, para ellos es muy difícil contar lo que ocurre.
¿Cómo acabar con todo esto?
En general, algo que puede ayudar es pedir ayuda, porque hay algo que se salió de control. Tener espacios de diálogo, de conexión, revisar las prácticas parentales, escucharlos para saber qué sintieron. Centrarnos en castigos o prohibiciones puede disminuir un comportamiento en nuestra presencia, pero no le enseñan habilidades que les puedan servir para el futuro.
¿Qué estrategias les recomienda a los niños y jóvenes?
Les aconsejaría que, si no están seguros de contarles a sus papás sobre alguna situación, se acerquen a otro adulto de confianza para saber qué opina de sus decisiones y qué riesgos cree que puede haber. A veces tenemos un hermano, una prima o una tía con quien nos entendemos muy bien, entonces a ellos también les pueden consultar.
Campaña para proteger a los menores en Cali
La Policía de Infancia y Adolescencia de Cali reportó en octubre pasado acciones que permitieron el rescate de dos menores de edad que, en hechos aislados, habían sido contactadas a través de Facebook y las convencieron de abandonar sus hogares para, supuestamente, ir a trabajar a Ecuador, pero que, en realidad, hubieran podido ser víctimas de explotación laboral o sexual en el vecino país.
Las dos intercepciones se dieron luego de que la patrulla lograra comunicarse con conductores de los buses que las jóvenes habían decidido abordar para llegar a la frontera, tras recibir promesas falsas en conversaciones con extraños en la red social. La primera niña, de 14 años, había viajado desde Cúcuta, y la segunda, de 15, provenía de Jamundí.
Adriana Corrales Zapata, jefe del Grupo de Protección a la Infancia y Adolescencia de la Policía Metropolitana de Cali, cuenta que en estas interacciones virtuales los delincuentes engañan a las menores prometiéndoles la posibilidad de un trabajo estable: “Probablemente estaban ante la posibilidad de sufrir una explotación laboral o sexual. Empiezan a través de redes a crear una relación de confianza, donde estas personas extraen información de la vida privada, se enteran que necesitan dinero y entonces es ahí donde se aprovechan”. Agrega que quizá la inestabilidad dentro de sus núcleos familiares despejaron el camino para este acto delictivo, facilitando la decisión de huir de la casa.
Desde entonces, la Policía de Infancia y Adolescencia junto con la Policía de Turismo iniciaron labores de prevención, vigilancia y control en la Terminal de Cali con el objetivo de verificar que los menores estén realmente acompañados de sus padres o de algún familiar responsable y al mismo tiempo, conocer sobre casos que parezcan sospechosos. “Se realiza el control de pasajeros antes de que los buses salgan de la Terminal o cuando llegan y se verifica que un menor tenga el registro civil y la documentación necesaria. Si hay un caso dudoso, inmediatamente tenemos a nuestro haber la protección de esa niña o niño y debemos llevarlos hacia un hogar de paso”, dice Corrales.
La agente Corrales manifiesta que los procesos se podrían agilizar si existe una denuncia y hace un llamado a no pasar por alto ciertos comportamientos de los niños: “Cuando empiezan a estar mucho tiempo en el celular o se encierran a chatear por muchas horas; si dejan de hablar con las personas con las que lo hacían antes, o si se ponen altaneros impidiendo que les quiten el celular. Cuando suceden estas cosas podemos estar ante casos en que los están induciendo por otro lado y no nos hemos dado cuenta”, plantea.
Consejos
-Añadir el tema de los riesgos digitales a las conversaciones familiares.
- RedPaPaz actualizó el Kit PaPaz ‘Conectados para protegerte’, donde tiene consejos para que padres y cuidadores conozcan cómo conectarse con el mundo digital de sus hijos; cómo hablar acerca de sexualidad; enseñarles a reconocer situaciones de riesgo en los entornos digitales y saber cuándo son víctimas de explotación sexual en línea. Se puede conocer el sitio a través del enlace: www.prasi.redpapaz.org
- Tenga controles parentales. Estas son medidas tecnológicas disponibles en las configuraciones de los dispositivos que están hechas para que los padres puedan monitorear la navegación de los niños y las niñas, establecer horarios de uso y restringir sitios web o aplicaciones inapropiadas. La página internetmatters.org ofrece una guía de cómo aplicar paso a paso controles parentales según el tipo de dispositivo, plataforma y aplicación que usan los menores.
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