CALI
Los caleños que trabajan para recordarnos el verdadero sentido de la Navidad
Cali es una ciudad de papás Noel y también hadas, duendes e incluso un ‘Grinch’ que recuerdan que la Navidad, en realidad, es hacer el bien sin importar la fecha. Crónica de personajes mágicos.
Papá Noel vive en Cali. Tiene tantos nombres y oficios como rostros. El que acostumbra a estar en el Centro Comercial Jardín Plaza luce con el cabello tan largo como Jesucristo. Es un Santa roquero.
Se llama Alejandro Maya y tiene 40 años. En vez de trineo, se transporta en bicicleta. Así elude los trancones para entregar a tiempo sus regalos: sonrisas, abrazos y uno que otro consejo.
Pedalear a diario explica por qué su traje requiere de un relleno especial. Alejandro es un Papá Noel delgado.
A eso de las 12:30 del mediodía llega al centro comercial. Mientras se retoca con un poco de rubor, un poco de maquillaje artístico, calienta la voz frente al espejo: “¡JOJOJOJO, FELIZ NAVIDAD!”, dice con el tono de un abuelo tierno; el tono de Santa.
Alejandro es actor. Durante varios años estuvo al lado del maestro Enrique Buenaventura en el Teatro Experimental de Cali. Después hizo algunos papeles en el cine, en la televisión, pero sobre todo ha realizado comerciales.
Cuando se enfunda en el caluroso papel de Santa – siempre que se quita el traje luce como si acabara de salir de dos horas de spinning - se propone lograr un cambio en las personas. Aunque el cambio empieza por él mismo. Una vez termina de maquillarse deja de responder cuando le dicen ‘Alejo’ y en cambio asegura tener un telescopio mágico capaz de observar a los niños de todo el mundo. Parece cierto.
Hace unos días le preguntó a un pequeño qué tal se estaba portando, y el niño lo miró sorprendido. Enseguida hizo silencio, como quien se toma el tiempo suficiente para redimirse.
– Lo que pasa es que mi hermano me molesta mucho.
En otra ocasión le preguntó a un niño si ya se había cepillado los dientes y si de casualidad no se había comido las verduras en el almuerzo, a lo que el pequeño le preguntó:
– ¿Cómo es que lo sabes todo?
El Santa roquero le dio un abrazo y pensó para sí mismo: “yo también fui niño”.
Su trabajo inicia a la 1:00 de la tarde, se toma un respiro despojándose de su barba a eso de las 4:30 p.m., y termina a las 9:00 de la noche. En ese lapso baila canciones navideñas, convoca a los niños para que el fotógrafo profesional Nelson Ríos les tome fotos “con Papá Noel”– cuestan $15.000 y se entregan tanto impresas como digitales – les desea una Feliz Navidad a las familias que por estos días recorren los almacenes en busca del regalo prometido.
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A veces los niños le entregan las cartas que le escribieron al Niño Dios, y él las guarda en su saco mágico. Aunque le ha sorprendido escucharlos. Más que consolas de videojuegos o el juguete de moda, le han dicho al oído que lo que más desean es que sus papás dispongan de más tiempo para ellos.
Algunos papás parecen indiferentes al personaje de Santa, así que el Santa roquero les pregunta por qué se olvidaron de Papá Noel y de la fantasía de la Navidad.
– Yo no me he olvidado de ti, ni de tus metas e ilusiones. ¡Nunca dejes de soñar! ¡Feliz Navidad, jojojojo! – agrega mientras los papás lucen pensativos, confrontados.
El Santa roquero jamás deja de soñar. Anhela seguir haciendo teatro y dar a conocer un personaje que ya empieza a abrirse espacio en YouTube: Rockefer.
Aunque un Papá Noel en Cali puede ganar entre $80 y $200 mil pesos por día de trabajo – depende del cliente - el Santa que se ubica en el Pozo de los Deseos del Fondo Kminemos en el Centro Comercial Unicentro dice que su vida profesional ya está resuelta, así que lo suyo es puro amor a la Navidad, puro deseo de brindarle alegría a los niños. Su trabajo – cuando no es Papá Noel – está relacionado con el pueblo donde vive Santa en el Polo Norte: es distribuidor de hielo.
Su nombre es Jaime Ibarra y tiene efectivamente el rostro de Santa. Explica que por nada del mundo se debe despojar de su atuendo porque hay niños a la vista. Tiene razón. Manuel, un niño de 5 años, se acerca para preguntarle por el trineo.
– Está en el parqueadero, junto a los renos, que deben alimentarse - improvisa Jaime. Perdón, Santa.
Jaime nació en Cúcuta y en una ocasión, con un amigo cuyo padre era titiritero, montaron en el colegio una obra como payasos. Las monjas que estaban entre el público los invitaron para que se presentaran en una cárcel para menores como si se trataran de artistas con experiencia. Así empezó en el exigente arte de hacer reír.
Al principio Jaime amenizaba novenas navideñas, fiestas infantiles. Cuando se graduó del bachillerato ingresó a la Escuela de la Fuerza Aérea, donde egresó como oficial. Llegó a ser teniente efectivo y trabajaba en el área administrativa de mantenimiento aeronáutico. Los fines de semana – para ayudarse económicamente –, hacía shows de magia.
A Jaime de hecho se le ubica en Facebook como Santa Claus Mágico. Es de los pocos papás Noel que saben de magia. Incluso es el tesorero de la Asociación de Magos de Cali y miembro fundador de la Fraternidad Colombiana de Magos.
Tal vez por eso desde hace 8 años, cuando empezó a hacer el personaje de Santa, supo que la esencia de Papá Noel está “en la magia y la vibra” que se transmite, no en el traje rojo.
– El traje es un trapo. Lo que los niños perciben es lo que hay detrás.
Al parecer en su caso perciben algo muy especial. Alguien en Unicentro dijo refiriéndose a Jaime que “ese Santa es como un imán de niños”.
Todos corren a abrazarlo. ¡JOJOJOJO!
En el Pozo de los Deseos se propone hacer una especie de canje: a cambio de una foto con Papá Noel, que las personas lancen una moneda al pozo o dejen una donación. El dinero recaudado se destina al Fondo Kminemos, que entrega prótesis para las personas que no tienen cómo pagar una.
Con la agencia que lo contrata – Diver – sión – Jaime también visita el Club Noel como si fuera Santa – jura que se introduce por la chimenea del hospital - y les lleva “esperanza” y regalos a los niños enfermos.
En algunas ocasiones lo acompañan Jorge Ríos, un radiólogo venezolano, y su esposa, Andrexy Rodríguez, profesora de francés. Ambos también son magos y se disfrazan de duendes que procuran rescatar los valores de la Navidad.
El Papá Noel que se encuentra en el Bulevar del Río montado sobre su trineo se dedica a hacer otro tipo de ‘canjes’. Por cada foto en el trineo cobra $5000 – cada quien la toma con su celular - y lo que recaude se destinará a comprar regalos para los niños que de otra manera no tendrían uno.
Aquel Santa se llama Ederman Rincón, tiene 43 años, en sus ratos libres ayuda a construir los pesebres más grandes de la ciudad, trabaja en seguridad privada - es escolta- y le queda tiempo para estudiar Derecho en la Universidad Santiago de Cali.
En el Bulevar del Río hay otros Santas que en vez de trineos están acompañados por osos polares, al parecer afectados por el cambio climático. Están flacos y con la mirada triste.
En cambio hay un Santa que no requiere rellenos especiales para encarnar el papel. Luce como los participantes de esos programas de televisión donde se ven señores de brazos anchos capaces de levantar carros o arrastrar una tractomula con un lazo.
Su nombre es Alexander Durán, es comunicador social y músico, e integra el grupo Sax Cali que recorre la ciudad amenizando las novenas con los personajes de la Navidad.
Está el Hada Navideña, por ejemplo, interpretada por la fundadora del grupo, la cantante y saxofonista María Isabel Hernández. Está también el ‘Grinch’, interpretado por el matemático y percusionista Julián Duque, quien aunque utiliza una máscara, es cierto que tiene cara de gruñón; y Santa, interpretado por Alexander, que comienza las novenas preguntándoles a los niños cómo se han portado.
Algunos le han dicho que muy bien, pero que eso no ha sido suficiente para que les compren regalos.
– En mi casa son muy tacaños – confesó un niño de unos 8 años, y Santa no pudo contener la carcajada.
Después María Isabel, el Hada de la Navidad, interpreta con el saxofón el villancico Rodolfo El Reno, mientras que el ‘Grinch’ se tapa los oídos. Enseguida rezan la novena, y al final tocan música decembrina, por lo que ningún adulto se queda sentado.
Aunque es cierto que trabajar en Navidad les implica estar lejos de sus familias tanto el 24 como el 31 de diciembre, y ni siquiera María Isabel puede celebrar con los suyos su cumpleaños el día 20, aseguran ser felices en esta época, sobre todo por la emoción que generan en las personas. La música, la cultura en general, dice Alexander, es como una vara poderosa capaz de tocar el corazón de todos.
Al final de las novenas interpretan una canción que se llama ‘El privilegio de dar’:
Dale de beber a los que tienen sed; dale pan a los que lloran por comer. Comparte tu tiempo, lo que tienes y tu fe. Sé un buen ser humano y lo que hagas hazlo bien. Dale a los enfermos esperanza y paz. Dale apoyo a los que están sin libertad. Lleva compañía al que vive en soledad. Llévale consuelo al que ha perdido un familiar.
Es una manera de recordar que todo el año debemos ser generosos, ayudar al otro, “sin esperar nada a cambio”.
Es lo que también mencionan los Santa caleños, o lo que aconseja Maritza Carabalí, quien desde hace 30 años se dedica a vender pesebres: Navidad es tener presente que el propósito del hombre en la Tierra es hacer el bien sin importar la fecha en el calendario.
La historia de Yulián
Yulián Inca también trabaja en Navidad.
Todos los días, desde las 9:00 de la mañana hasta las 9:00 de la noche, se le puede encontrar en una burbuja del Centro Comercial Unicentro, donde vende gorros navideños.
Hay gorros para todos los gustos. Incluso para perros.
A diario Yulián - que nació en el departamento de Nariño - se gana $33.300 que ahorra para ayudarse a pagar sus estudios como ingeniera.
La Navidad es también una época que nos recuerda los esfuerzos que deben hacer los millones de colombianos para garantizar un futuro. Los economistas lo llaman ‘rebusque’.
Leyendas de Nochebuena
Papá Noel
También lo llaman Santa Claus o San Nicolás. Es un personaje legendario que según la leyenda, trae regalos a los niños en Navidad, durante la noche del 24 de diciembre.
Santa es un personaje inspirado en un obispo cristiano de origen griego llamado Nicolás de Bari, que vivió en el siglo IV en Anatolia, en los valles de Licia (en la actual Turquía). Era una de las personas más veneradas por los cristianos de la Edad Media. Todavía sus reliquias se conservan en la basílica de San Nicolás de Bari, en Italia.
Según lo menciona su biografía, desde su niñez el obispo Nicolás se hizo famoso por su generosidad con los más pobres. Incluso se hizo famosa una historia que reafirmó su mito como repartidor de regalos. En una ocasión un hombre muy pobre, con tres hijas, no podía casarlas debido a que no contaba con la dote matrimonial.
Según el mito, Nicolás le entregó a cada una de ellas una bolsa llena de monedas de oro para que cumplieran el sueño de tener una familia. Era tal su bajo perfil, que el obispo prefería entrar por una ventana para dejar los regalos sin que nadie se enterara.
Duendes navideños
El mito dice que en las noches de Navidad se aparecen los duendes justo cuando la Estrella Polar brilla en su máxima expresión. De dicha estrella vienen. Los llaman seres mágicos y bondadosos que visten trajes de color verde y rojos, con botas y campanas. Son los que - dice la leyenda - elaboran los juguetes que Papa Noel reparte a los niños que le obedezcan a sus padres.
Grinch
En realidad es un duende, un personaje de ficción creado por el escritor y caricaturista estadounidense Theodor Seuss Geisel, quien lo mencionó por primera vez en 1955 en un poema llamado ‘The Hoobub and the Grinch’.
Aunque la mayoría cree que se trata de una criatura peluda verde, con barriga en forma de pera y cara de gato, a la que no le gusta la Navidad, en realidad el significado en mucho más profundo.
El ‘Grinch’ es una crítica al consumismo disparado de estas fechas, el egoísmo. “Quizás la Navidad, pensó el Grinch, no viene de una tienda”, escribió a propósito en una de sus historias Theodor Seuss Geisel. ‘Grinch’ también traduce ‘gruñón’.
Krampus
Crélo. En el Bulevar del Río se ha visto por estos días a Krampus. Los niños evitan tomarse fotos con él. Los espanta. A los adultos les seduce su traje diabólico.
Según la leyenda, esta criatura con aspecto de demonio castiga a los niños desobedientes durante la temporada de Navidad; la antítesis de Papá Noel.
El mito asegura que Krampus captura a los niños traviesos en su saco y se los lleva para devorarlos.
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