Cali está a una altura de 900 Metros Sobre el Nivel del Mar (Msnm) y uno de sus corregimientos, Villacarmerlo, a 1600 Msnm, incrustado en las faldas del Parque Natural los Farallones. Y aunque el cambio de altura parece mostrar este corregimiento remoto a los ojos del citadino, se encuentra a tan solo a 45 minutos en guala desde la Plaza de Cayzedo.
Allí varias de sus comunidades emprendieron desde hace una década, y de manera intuitiva, un proceso turístico que va más allá de la conservación y la sostenibilidad. Se trata del turismo regenerativo, donde el visitante impacta de manera mínima, casi nula, el territorio, pero además contribuye a la restauración de la naturaleza.
Mirando al fondo del cañón del río Meléndez, se ve un manto verde que protege el afluente, de frente tres cables de acero sostienen una cabina de acero y a lo lejos, entre las montañas, se observa una casa campesina.
¿Dónde estamos? “Estamos en la entrada del parque temático La Doble Espiral, en la finca La Tarabita, soy guardián de parte de este territorio y estamos en el Parque Natural Los Farallones de Cali”, explica Carlos Augusto Castaño.
Su finca era un espacio que hace un siglo estaba rodeado de árboles de 500 y hasta 1000 años, “una tierra de gigantes”, como lo narra él mismo, habitada por cedros rosados, cominos crespos que podían alcanzar los 25 y 50 metros de altura y tener de diámetro hasta de cuatro brazadas.
Sin embargo, hoy se cuentan con la mano las pocas especies de estos árboles que aún sobreviven, en zonas inasequibles de Los Farallones. Fueron arrasados para construir casas y muebles en la parte plana de la ciudad y para edificar los durmientes de las vías del tren.
En la Doble Espiral, usted podrá disfrutar del clima perfecto, las aguas frías del río Meléndez y un oxígeno virgen, pero también tendrá la experiencia de hacer un recorrido por la ‘chankana’ (vocablo indígena de la constelación de la Cruz del Sur), donde tendrá que sortear una serie de obstáculos y convertirse en serpiente, colibrí, jaguar y cóndor.
“Aquí también le enseñamos al visitante a realizar su abono orgánico en casa con un balde y residuos. Hacemos siembras de hortalizas y le enseñamos cómo estamos regenerando el bosque”, comenta Carlos Augusto.
Expedición Roots, es una agencia tour operadora y consultora en turismo sostenible y regenerativo en Cali, con una experiencia de 15 años en el trabajo rural comunitario y con objetivo enmarcado en el desarrollo rural.
Julián Brugos, el líder de Expedición Roots, explica que aunque el concepto de turismo regenerativo es relativamente nuevo, en la zona rural de Cali, casi que intuitivamente, ya se venía aplicando en varios proyectos.
“En la zona rural de Cali ya hay muchos productos turísticos sostenibles que dieron el paso hacia un turismo regenerativo, enfocados al compromiso del visitante con la naturaleza”, dice.
Con Expediwula, Expedición Roots, tiene un producto con cinco experiencias. “Visitamos proyectos en diferentes lugares, en diferentes cuencas hidrográficas de la ciudad. En Pance, por ejemplo, tenemos Villa Cielo, especialistas en aves. Allá mismo está la Fundación Pico de Loro que hace caminatas de alta montaña”, dice.
Como su nombre lo dice, Expediwala es un viaje que se hace en walas, ese transporte en jeep de la zona montañosa de Cali, visitando estas experiencias con el medio ambiente.
“El turismo regenerativo es un paso más después del turismo sostenible. En Cali se está teniendo mucho en cuenta el tema de la colectividad, lo comunitario y eso es clave”, dice Julián Burgos.
“Cali lidera la conversación de Turismo de Naturaleza Regenerativo a nivel nacional. Esta Administración está comprometida con un turismo responsable, que genere un impacto positivo en la sociedad y en el medio ambiente, de ahí la importancia de proponer y realizar este foro. Nosotros tenemos la joya de la corona de la biodiversidad y es nuestro Parque Nacional Natural Farallones de Cali, hay que visibilizarlo, hay que conocerlo, pero también tenemos la responsabilidad de protegerlo y conservarlo a partir de prácticas de sostenibilidad ambiental, de turismo regenerativo”, sostuvo Mabel Lara, secretaria de Turismo de Cali.
Aroma de café
El corregimiento de Villacarmelo, se caracteriza por sus proceso colectivo donde agricultores se asociaron y participan en proyectos para transformación a cultivos limpios y libres de agrotoxinas.
Una de estas experiencias es el Bosque de Colibrí, que cuentan con múltiples servicios especializados en temas de naturaleza, pero se destaca por su proceso limpio en la producción de café de alta calidad.
Paola Andrea Drada Salazar hace parte de este proyecto. “Nos dejaron vivir en la casa de la fauna y la flora de los Farallones, por eso buscamos tener la relación más respetuosa con la naturaleza y lo hacemos cerrando procesos de nuestros sistemas productivos”.
Esto quiere decir que su producción agrícola es orgánica, en especial la de café. “Producimos el abono para ese cultivo, para la huerta, para todas las plantas. Lo hacemos a través de una técnica que se llama bocashi, lo hacemos con los desechos orgánicos”, concluye.