En la plenaria de cierre de la COP16 en Cali, Colombia, se aprobó la creación del órgano subsidiario del Artículo 8J para pueblos indígenas y comunidades locales, así como el reconocimiento del rol de los afrodescendientes en el convenio sobre diversidad biológica. Con este hecho histórico, también, se resalta el importante papel como custodios de la biodiversidad del mundo.
Este primer acuerdo se logró después de 26 años de un grupo de trabajo enfocado en la implementación de las disposiciones del Artículo 8J del CDB, “que impulsa a los países a respetar, preservar y mantener los conocimientos tradicionales de las comunidades indígenas y locales; y promueve el uso amplio de estos conocimientos con la participación de quienes los poseen, y fomenta el beneficio compartido derivado de su uso”, se informó en comunicado de prensa.
Inclusive, el anuncio permitió saldar la deuda histórica en el Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) de 26 años posterior a la constitución del grupo de trabajo para la implementación de las disposiciones del Artículo 8J.
Por otro lado, se confirmó que el órgano subsidiario para pueblos indígenas y comunidades locales en la COP16 se sumó a los existentes órgano Subsidiario de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico y órgano Subsidiario de Implementación, que se encarga de formular recomendaciones a la Conferencia sobre aspectos técnicos y científicos de la aplicación del Convenio.
De igual forma, en el Artículo 8J del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) se reconocieron a las comunidades afrodescendientes. Entonces, se les visibiliza como actores fundamentales en el cuidado y la protección de la biodiversidad. Este paso dará “acceso a recibir recursos para financiar sus proyectos de biodiversidad y participar en discusiones ambientales globales como la próxima Conferencia de las Partes (COP)”, se indicó.
La vicepresidenta Francia Márquez destacó que resultado se dio gracias al liderazgo de Brasil y Colombia. “Logramos que el mundo reconozca las acciones y contribuciones de los afrodescendientes en el marco del Convenio de Diversidad Biológica (CDB)”, señaló, al calificar este logro como un hecho histórico y de justicia étnico-racial.
Según datos del Gobierno, solo en América Latina y el Caribe, la población afrodescendiente suma más de 154 millones de personas, quienes ocupan más de 205 millones de hectáreas, todas ellas ubicadas en ecosistemas de biodiversidad.
En este contexto, Márquez Mina resaltó que se trata de un primer paso en la búsqueda de la justicia étnico-racial que durante tantos años les ha sido negada para, pese a ser fundamentales “para que la estrategia de conservación de la biodiversidad del planeta esté completa”.
“También es un hecho sin precedentes la aprobación del órgano subsidiario sobre pueblos indígenas y comunidades locales. ¡El pueblo no se rinde carajo! ¡Seguimos adelante hasta que la dignidad se haga costumbre!”, celebró la también Ministra de la Igualdad.