La creación de unas mejores condiciones de reconocimiento por el uso de recursos genéticos es una de la meta que se quiere lograr en la COP16, lo que marcaría un gran logro para las comunidades indígenas, afro y nativas de cada país.
Los recursos genéticos son todas aquellas células que están presentes en los recursos naturales del país (arrecifes, bosques tropicales, entre otros), los cuales brindan un gran potencial para el desarrollo de productos, pero que a la vez han sido explotados de manera desmedida por las grandes industrias.
En ese sentido, la necesidad de cambiar estas prácticas fue puesta sobre la mesa en la COP16, para que entre las delegaciones de los más de 190 países se pueda llegar a acuerdos que beneficien más a los propietarios de esos recursos genéticos (las Naciones).
“La pregunta es realmente cuál es la regulación que deberíamos tener a nivel internacional, pero también con estos retos de la tecnología que empiezan a sobrepasar esas regulaciones que ya tenemos, además de cómo generamos las capacidades de gobernanza para el beneficio del uso de esos recursos genéticos para las mismas poblaciones, territorios y países de donde vienen”, expuso la ministra de Ambiente de Colombia, Susana Muhamad.
Este es un tema del que poco se discute a nivel mundial, pero que debe ser discutido debido a la riqueza de biodiversidad que tienen países como Colombia.
“Los recursos genéticos son parte de la soberanía nacional, el Estado colombiano ha firmado diferentes protocolos, pero nos seguimos enfrentando al extractivismo epistémico, es decir a la apropiación de esos conocimientos por parte de grandes multinacionales. Los pueblos indígenas están interpelando a los gobiernos nacionales un reconocimiento sobre la construcción y apropiación social de estos saberes”, comentó Yesenia Olaya, Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de Colombia.
Asimismo, Olaya comentó que es necesario analizar los factores económicos para poder estudiar hacia qué sector se van las ganancias por la explotación de los recursos genéticos presentes en los territorios.
“Las propuestas que salen aquí desde diversas voces es que esas ganancias puedan contribuir al desarrollo de las naciones, se puedan generar alianzas público-privadas para fortalecer la investigación científica y el desarrollo tecnológico que permita hacer frente a la crisis climática”, resaltó Olaya.
Se debe recordar que ya existe el tratado de Nagoya, el cual vela por este tipo de iniciativas y que busca ser mejorado en la COP16. No obstante, aunque Colombia es uno de los países que lidera esta discusión, lo cierto es que todavía no lo ha ratificado en territorio nacional.
En ese sentido, Colombia podrá participar como observador en las negociaciones, pero en la práctica no tendrá ni voz ni voto.
“El Gobierno de Colombia debe actuar en múltiples frentes: asegurar que logremos conocer esos recursos genéticos, aprovechar los acuerdos internacionales y los aprendizajes de otros países en el tema e implementarlos aquí, asegurar un marco legal que facilite el cumplimiento de esos acuerdos y Empoderar a las comunidades para que participen en todo el proceso”, opinó María del Rosario Castañeda, profesora y especialista en el tema de la Universidad Icesi.
Aun conociendo esta realidad de los recursos genéticos en Colombia, se debe tener en cuenta que esta es una discusión que es de interés para más de 190 países que están participando en la COP16, por lo que es de vital importancia su tratamiento.