El diálogo ocurre en una banca de cemento, ubicada justo en la entrada de la I. E. Desepaz, sede Progresamos Juntos, del barrio Llano Grande, en la Comuna 21 de Cali. Las protagonistas son dos niñas, de entre 7 y 8 años, que esperan acompañadas de una profesora y la guarda del plantel, puesto que ya terminaron las clases y sus acudientes se están tardando en llegar:

—Si mi mamá no viene, me voy sola.

—¿Cómo? ¿Y si a usted se la roban y la torturan? Su mamá se va a enojar y poner muy mal.

—Ella a veces manda a su amigo por mí.

—Pero no se confíe... Mejor espere a su mamá.

De repente, dejan de conversar y empiezan a cantar: “Cuidado, cuidado. Mi cuerpo es sagrado. Mi cuerpo de niña es mi territorio, de piel y de juego. Mi cuerpo de niña, nadie lo violenta, nadie lo castiga”.

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La coincidencia entre su difícil realidad social y el nivel de conciencia que expresan en su canto, tiene una explicación: ambas pertenecen a la Coral de Niñas del Valle y Cauca, un programa de formación musical con enfoque de género, que se desarrolla simultáneamente en Instituciones Educativas oficiales de 10 municipios: Sevilla, Tuluá, Buga, Yumbo, Buenaventura, Jamundí, Florida, Miranda, Caloto y Cali, con grupos de 30 estudiantes entre los 6 y 12 años, por lo que en total el coro está formado por 300 talentosas niñas.

La Fundación Arte y Parte, del cantautor Julián Rodríguez, fue la encargada de implementar la nueva metodología para crear la primera Coral de Niñas del Valle y Cauca, que es la única en su tipo del país. | Foto: El País

La Coral de Niñas del Valle y Cauca, que en apenas seis meses evidencia un impacto esperanzador, nació de una propuesta innovadora de la Colectiva de Género, perteneciente a la Dirección de Poblaciones, del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, con la que promueven los derechos de las mujeres y fortalecen la conciencia ambiental desde la música y el canto.

“Busca transformar los imaginarios sexistas y promover el empoderamiento de las niñas, resaltando sus derechos, su relación con la naturaleza y la prevención de la violencia y el acoso sexual”, afirmó Alba Cecilia Pineda Arboleda, miembro de la Colectiva de Género.

Es un programa pionero en Colombia, que comenzó a implementarse en dos departamentos con problemáticas de violencia política (por el conflicto armado), violencia de género (debida a la desprotección de las mujeres) y violencia contra el medioambiente (causada por la contaminación, la minería ilegal, el narcotráfico y la deforestación, entre otros factores), que son los tres ejes temáticos sobre los que se creó la metodología de intervención cultural.

La elección del suroccidente colombiano, también estuvo relacionada con que en Cali está ubicada la Fundación Arte y Parte, creada por el cantautor Julián Rodríguez, que tiene más de 30 años de experiencia formando coros infantiles, con los que promueven la paz y el cuidado de la naturaleza. En la actualidad, el maestro Rodríguez es el director de la Red de Coros Infantiles de la ciudad, con los que ha realizado obras musicales conmovedoras como el ‘Coro de todos los habitantes del mundo’, cantado por mil niños caleños.

Cuando lo llamaron para proponerle liderar la Coral de Niñas, Julián Rodríguez aceptó de inmediato, “me pareció fantástico y una oportunidad muy interesante, porque siempre había dirigido un coro mixto y trabajado la conciencia ambiental, del cuidado por la madre Tierra, pero ahora sería solo con niñas y esto requiere de mucho aprendizaje. Además, considero muy necesario este programa en nuestros días y frente a todo lo que está pasando con la violencia de género”, dice.

“Este modelo artístico genera una nueva dinámica en las aulas, consolidando el tejido familiar, ya que el canto llega a los hogares con relatos que refuerzan los valores culturales y la identidad”, Julián Rodríguez, cantautor y director de la Coral de Niñas. | Foto: El País

A los pocos días, el maestro Julián y su equipo de la Fundación Arte y Parte, empezaron a recorrer los 10 municipios seleccionados del Valle y Cauca, haciendo audiciones en las I. E. para descubrir a las 300 cantantes, al mismo tiempo, contactaron a 10 profesoras de canto locales, para que dirigieran los coros en sus respectivos territorios. Todas las profesoras, aun Julián, fueron capacitados por la Colectiva de Derechos en la nueva metodología con enfoque de género para desarrollar el programa.

En Cali, la profesora escogida fue María Orleyda Bizcaíno León, llamada por todas como “La profe Orly”, que está vinculada a la Red de Coros Infantiles desde su creación y es docente de la Escuela de Música Desepaz. Nadie mejor que ella para educar y proyectar el talento de las 30 niñas caleñas.

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“Yo propuse que se tuviera en cuenta a esta escuela del barrio Llano Grande, porque es un sector que necesita mucho apoyo, pero sobre todo porque sus habitantes, niños y jóvenes, tienen mucho talento musical, aquí hay mucho talento oculto que debe ser reconocido”, cuenta la profesora.

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A las 10:00 de la mañana de este miércoles, las 30 niñas de la I. E. Desepaz fueron citadas para un ensayo extraordinario con Julián y la profe Orly. Todo por un motivo muy importante: la Coral de Niñas del Valle y Cauca debutará el lunes, 28 de octubre, a las 3:00 p.m. en el Teatro Jorge Isaacs, como parte de los conciertos gratuitos organizados por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, en el marco de la COP16 en Cali.

Las 30 de niñas de Cali fueron seleccionadas en la I. E. Desepaz, sede Progresamos Juntos, del barrio Llano Grande, en la comuna 21 de Cali. | Foto: El País

Debido a esto, el trabajo con los coros incrementó durante el último mes, pasaron de ensayos una vez por semana, a dos y hasta todos los días, dirigidos por las profesoras locales y visitados regularmente por Julián, que con su cabello blanco estuvo yendo y viniendo innumerables veces por los 10 municipios.

No llegaron todas las niñas, pese al gran entusiasmo que tienen por el concierto. Con seguridad, su ausencia se debe a algunos padres o incluso profesores, que consideran el coro como una pérdida de tiempo. Como explica la profe Orly, “esto es lo más complejo, mediar con los padres, porque para ellos todo esto resulta muy nuevo, hasta hace poco ni siquiera sabía que sus niñas tenían semejante talento y que podían desarrollarlo, y como las reunimos en jornada de clases, piensan que se van a quedar atrasadas y que perderán materias, de modo que prefieren no enviarlas a estas actividades artísticas, ellos están más interesados en los conocimientos académicos de las clases normales”.

La entrada al Teatro Jorge Isaacs para el concierto de la Coral de Niñas del Valle y Cauca, este lunes, a las 3:00 p. m., es gratuita. Al evento podrán ingresar personas de todas las edades hasta llenar el aforo.

También, “hay profesores que al principio no comprenden y bajan las notas de las niñas cuando se saltan las clases para asistir a los ensayos, pero nosotros estamos preparados para contarles sobre la importancia del programa, generamos conciencia entre padres y profesores, llegando a acuerdos con ellos, de esta manera hemos logrado mantener unida nuestra Coral”.

“Cuando me preguntan, ¿qué es lo más difícil de enseñar arte a los niños y las niñas? Siempre respondo: los adultos”, apunta Julián.

Sin embargo, la profesora de canto reconoce que “en este momento, por todo lo que está sucediendo con las niñas perdidas y las terribles noticias de feminicidios, las familias están muy temerosas de dejar salir a sus hijas a cualquier evento. Nosotros brindamos toda la seguridad y nos esforzamos en generar confianza, les explicamos que hemos trabajado hasta con más de mil niños. Para nosotros lo más importante son las niñas”.

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La cantante que nunca falta, sin duda, es Danna Sofía, que tiene 11 años y una voz prodigiosa, por lo que fue escogida como la solista de la Coral. Llegó puntual de la mano de su madre, que la acompañó orgullosa, durante todo el ensayo.

La niña vive con su progenitora y sus dos hermanos mayores, en el barrio Manuela Beltrán. Desde muy temprano demostró que tenía talento para cantar, algo que todos reconocen, su familia y sus amigos, porque una de sus aficiones es grabarse en videos, cantando los temas de sus artistas favoritas, Karol G y Shakira, y compartirlos en Facebook, Instagram y Tiktok.

Pero, hasta ahora, como cuenta María Elena, su madre —y quien le presta el celular para las grabaciones—, no había tenido la oportunidad de matricularla en una escuela de música, algo que siempre deseó para su hija.

“Cuando estoy cantando con mis compañeras del coro me siento muy feliz, porque sé que todas vamos a llegar a un futuro mejor. Estoy muy contenta de que vayamos a cantar en un teatro, eso me lo había imaginado muchas veces”, expresa Danna Sofía.

Su canción favorita del repertorio es ‘Yo soy mi nombre’, compuesta —junto a otras dos— especialmente para el concierto de la COP16, por Julián Rodríguez.

Yo soy mi nombre

Yo soy mi cuerpo

Yo me respeto

Me cuido, me quiero

Me valoro como soy

Yo soy Adriana, María, Julieta,

Amparo, Manuela, Ema, Margarita

Me valoro como soy

Soy mis palabras

Mis pensamientos

Yo soy mi cuerpo

Y así me quiero

Me valoro como soy (...)

Cuenta el compositor que “me demoré harto escribiendo las canciones, porque es un tema muy denso y serio, teniendo en cuenta que en Colombia, según las estadísticas, 50 menores son abusadas al día, y enterándome de historias tan aterradoras como la de Sofía hace unos días, tenía que lograr letras que apelarán a esta realidad, pero en un lenguaje infantil, que tenga juego y que genere conciencia en las niñas y en quienes las escuchen, que ellas con su cantar denuncien y exijan respeto, a su nombre, a su cuerpo, a su futuro y al mundo que les estamos dejando”.

Los maestros Julián Rodríguez y María Orleyda Bizcaíno León, trabajan juntos en la Red de Coros Infantiles de Cali. | Foto: El País

Todas las niñas, al empezar el proceso en la Coral del Valle y Cauca, recibieron un cancionero con 11 temas infantiles de Julián Rodríguez, entre ellas, las 3 dedicadas a la apropiación de los derechos de las mujeres y la autoconfianza. Las otras son de enfoque más ecologista, pero como aclara Julián, “la Madre Tierra y la mujer se complementan, porque son generadoras de vida, hablamos entonces de ecofeminismo”.

El cancionero, que también es un libro para colorear, sirvió como medio para transmitir el mensaje a las familias de cada niña, sensibilizando principalmente a los padres. “Nuestro trabajo no solo consistió en enseñar a las niñas que cantaran las letras con la afinación correcta y que las memorizaran, también tenían que comprender el sentido de lo que cantaban, por eso hablamos mucho con ellas, con afecto y respeto para que comprendieran, pidiéndoles que las practicaran mucho en sus hogares, que se las cantaran a sus familias”, afirma la profe Orly.

El programa de la Coral del Valle y Cauca, después de la COP16, termina su primera etapa en noviembre con las presentaciones de cada coro en sus municipios de origen, familias y escuelas esperan que el proceso continúe.

La madre de Danna Sofía evidenció todo el proceso, porque la niña siempre está cantando en la casa y, poco a poco, escuchándola, ella misma fue captando el mensaje de las canciones. “Enseñan sobre el respeto a la mujer y valorarse a sí mismas, a cuidarse y cuidar la naturaleza”, comenta.

Solo hasta el pasado domingo, 20 de octubre, lograron reunir a las 300 niñas en Cali, para una acople con todas sus voces que solo puede calificarse como angelical. Una evidencia del gran trabajo de las profesoras, comprometido y cariñoso, estructurado a partir de una metodología que busca, como dice Julián Rodríguez, no que sean grandes artistas, “pero sí grandes seres humanos”.

De los 10 municipios llegarán entre hoy domingo y mañana lunes, todas las integrantes de la Coral de Niñas del Valle y Cauca, invitadas especiales para entonar su cantar por la paz con la naturaleza y la vida en igualdad para todas las mujeres. En el marco de la COP16, confían que no las dejarán esperando como a la salida de la escuela, porque el mundo vino a Cali para escucharlas.