Ayudar a los países y ofrecerles asistencia en la transformación de sistemas agroalimentarios para que sean más sostenibles, más inclusivos, eficientes y más resilientes, es parte de la misión de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, que tuvo una presencia destacada en la agenda de la COP16.
Ejemplo de ello fue el lanzamiento de la Iniciativa de Apoyo AGRI-NBSAPs (National Biodiversity Strategies and Action Plans), presentada el pasado miércoles con los Ministerios de Agricultura y Ambiente, en alianza con el Convenio de Biodiversidad Biológica, CBD. La misma busca ayudar a los países a identificar, integrar e implementar soluciones agroalimentarias respetuosas con la biodiversidad en los procesos nacionales de planificación y presupuestación, como contribución a sus estrategias y planes de acción nacionales sobre la diversidad biológica.
Dicha iniciativa brindará apoyo específico a los gobiernos en sus esfuerzos por identificar e implementar acciones en los sistemas agroalimentarios que les permita cumplir con los compromisos en materia de biodiversidad descritos en sus planes de acción nacionales.
Este apoyo se centra en la capacidad institucional, la coherencia de las políticas, la participación de las partes interesadas, la generación de conocimientos y el acceso a la financiación.
Hasta el momento, la FAO ha brindado apoyo técnico y financiero a más de 40 países en el desarrollo e implementación de sus estrategias y planes de acción nacionales sobre biodiversidad, y sigue recibiendo solicitudes de países para el asesoramiento político, la asistencia técnica y las prácticas de integración en sus Planes Nacionales.
El representante de la FAO en Colombia es Agustín Zimmermann, quien resaltó que los proyectos en el país se enmarcan en cuatro grandes mejoras en cuanto a producción, nutrición, ambiente y calidad de vida.
“Se busca, a través de la asistencia técnica que ofrece la Organización, que estos sistemas agroalimentarios ayuden a alcanzar las metas, sobre todo, de reducir el hambre y la malnutrición, la pobreza y los índices de desigualdad, que son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 1, 2 y 10″, señaló el economista, de nacionalidad argentina.
¿Cuáles son las ventajas para Colombia derivadas de la realización de la COP16 en el país?
Esta ha sido una oportunidad enorme para Colombia, que va más allá de la visibilidad, que por supuesto es importante; le ha permitido al país enseñar muchas experiencias valiosas, todo un andamiaje en materia de políticas públicas y programas que viabilizan la posibilidad de seguir trabajando en la sostenibilidad.
Particularmente, en lo relacionado con la agricultura y la alimentación, esta COP16 ha sido un escenario ideal para presentar los avances que el país ha tenido. Por ejemplo, el reconocimiento del campesinado como sujeto de derechos, el trabajo con las comunidades étnicas y el que desarrolla en materia de reforma agraria, son referentes para otros países.
Estos aspectos fueron evaluados por la FAO y los miembros del Comité Mundial de Seguridad Alimentaria la semana pasada, y por ello Colombia será la sede de la II Conferencia Internacional de Reforma Agraria y Desarrollo Rural en 2026.
Uno de sus énfasis es el trabajo con comunidades rurales, principalmente mujeres y jóvenes. ¿Cuál es el aporte de la mujer rural en Colombia?
Los últimos índices de inseguridad alimentaria muestran brechas muy significativas de género en los sectores urbanos y rurales; es una de las preocupaciones de FAO, y el trabajo se vincula a ese rol que las mujeres tienen en los sistemas agroalimentarios, que es fundamental.
En este aspecto, tenemos áreas en lo que se conoce como ‘economía de cuidado’, y es reconocer el trabajo que las mujeres tienen en sus hogares, que les no remunerados muchas veces, que en el sector rural es fundamental.
Vemos también brechas muy altas de género en lo que es acceso a tierra y a financiamiento, entonces todos los programas de FAO tienen ese énfasis de tratar de cerrar esas brechas tanto de género como intergeneracionales, buscar oportunidades para que los jóvenes puedan quedarse en el sector rural y no sigan emigrando a las ciudades.
Esa migración se da, entre otros motivos, por la falta de incentivos del Gobierno para los campesinos, cuyo trabajo es fundamental para nuestra supervivencia. ¿Qué hace la FAO para visibilizarlos y apoyarlos?
Una de nuestras principales áreas de trabajo es la agricultura familiar y campesina, y cómo vincular de forma más eficiente y directa a la producción de este sector que genera casi el 70% de los alimentos que se consumen con los mercados.
Específicamente, las acciones se encaminan a empujar esquemas de asociatividad más fuertes, mercados locales y promoción de compras locales. Junto con el Ministerio de Agricultura trabajamos con el fin de evitar la altísima intermediación que hay en el sector agrícola, porque los pequeños productores para colocar sus cosechas tienen que caer en intermediarios y eso repercute en precios menores y también en precios mayores para los consumidores.
Entonces, mejorar la logística y distribución de alimentos es una de las áreas centrales en las que trabajamos en Colombia, y los principales actores son las organizaciones de campesinos que están en el territorio.
Cambio climático..
Una de las áreas de trabajo especialmente es la de generar más resiliencia en los sistemas agroalimentarios y allí la inversión de FAO va en ese sentido. De hecho, uno de los trabajos más fuertes que tenemos es en la zona de La Mojana, La Guajira, donde año a año las inundaciones, el efecto primero de La Niña y de El Niño generan esa disrupción en el sector rural, entonces FAO apoyo no solo desde el punto de vista de atender esas emergencias que si lo hacemos, pero sobre todo en generar capacidades para tener acciones anticipatorias y estar preparados para los impactos del cambio climático en Colombia.
Durante la COP 16, Colombia adhirió al Tratado Internacional de Recursos Fitogenéticos para la Alimentación y la Agricultura, TIRFAA. ¿Cuál es la importancia de esta decisión para el país?
Con la ratificación de este Tratado Colombia reafirma su compromiso internacional con la conservación de la biodiversidad y puede implementar una nueva política y marco legal para utilizar de manera sostenible los recursos genéticos de cultivos y especies animales que forman la base de la canasta mundial, y que son indispensables para lograr la seguridad alimentaria mundial y la resiliencia climática.
Colombia, con su rica biodiversidad y experiencia en el manejo de los recursos fitogenéticos, puede asumir un rol de liderazgo en esta área. La membresía fortalecerá la posición de Colombia como un actor clave en la promoción de la seguridad alimentaria mundial y el desarrollo agrícola sostenible.
Como Parte Contratante, Colombia obtiene acceso al Sistema Multilateral de acceso y distribución de beneficios del Tratado Internacional, que actualmente es el mayor mecanismo de intercambio mundial de recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura en el mundo, proporcionando acceso a más de 2,4 millones de muestras de semillas. Además, podrá solicitar subvenciones en el marco del Fondo de distribución de beneficios del Tratado Internacional, que hasta la fecha ha apoyado 108 proyectos en 78 países en desarrollo, beneficiando a más de 1 millón de personas.
¿Cómo enfrentan los estragos derivados de la crisis climática en el agro colombiano?
Una de las áreas de trabajo especialmente es la de generar más resiliencia en los sistemas agroalimentarios y allí la inversión de FAO va en ese sentido. De hecho, uno de los trabajos más fuertes que tenemos es en la zona de La Mojana, donde año a año las inundaciones, el efecto primero del fenómeno de La Niña y de El Niño generan esa disrupción en el sector rural.
Entonces FAO apoya, no solo desde el punto de vista de atender esas emergencias que sí lo hacemos, pero sobre todo en generar capacidades para tener acciones anticipatorias y estar preparados para los impactos del cambio climático en Colombia.