En los salones de la Zona Azul de la Cumbre de Biodiversidad se viene discutiendo cómo lograr las metas de la agenda 2030. A los métodos científicos, los retos de la financiación y la voluntad de los Estados se ha incorporado un nuevo pilar, que es la voz de los pueblos indígenas, afrodescendientes y los campesinos, quienes han cuidado la naturaleza desde hace un buen tiempo, mucho antes que el resto del mundo ‘despertara’.
Desde el primer día de la COP, los protagonistas principales han reconocido la importancia de estas comunidades. El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, aseveró que es imprescindible restablecer las relaciones con la Tierra y sus ecosistemas, algo en lo que estos pueblos son especialistas.
“Esta COP debe implicar a toda la sociedad como la COP de la gente, y debe reforzar el papel de los pueblos indígenas y las comunidades locales. Los pueblos indígenas son los grandes guardianes de la biodiversidad del mundo, luminarias del uso sostenible. Y su conocimiento y custodia deben estar en el centro de la acción sobre biodiversidad a todos los niveles”, sentenció el líder de la ONU.
En la COP15, realizada hace dos años en Montreal, Canadá, las Partes acordaron crear un nuevo programa de trabajo en el que estuviera garantizada la plena participación de estos grupos humanos en el logro de los objetivos del Marco Mundial de Kunming-Montreal. El propósito de la cita que hoy reúne al mundo en Cali, específicamente en este punto, urge que se adopten decisiones definitivas sobre los mecanismos institucionales para alcanzar ese objetivo de participación.
La ministra de Ambiente de Colombia y presidente de la Decimosexta Cumbre, Susana Muhamad, ha asegurado no pocas veces que está liderando unas conversaciones que deben ser una plataforma en la que se sientan representados todos los sectores, estos pueblos incluidos.
“No reconocer el aporte histórico de las comunidades a la biodiversidad es obviar una de las riquezas culturales y políticas más importantes”, y refrenda que sin ellos “no podríamos lograr el 30x30 del Marco Kunming-Montreal”.
¿Qué reclaman los pueblos?
Desde 1972 fue creado el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), dedicado a la protección del planeta. Sin embargo, este trabajo viene siendo realizado de tiempo atrás por indígenas, afros y el campesinado, ya que la conexión con la naturaleza hace parte íntima de sus modos de vida.
De ahí la importancia reconocer esa experiencia y conocimiento para la conservación de los mares, suelos y bosques.
Por un lado, los pueblos indígenas demandan el respeto por su espiritualidad y saberes ancestrales. También están solicitando que se garantice la protección de sus territorios, el acceso a recursos para la conservación y la participación efectiva en los escenarios de toma de decisiones.
“Nosotros lo hemos hecho por nuestra vida, todo este ejercicio de protección de la madre tierra. Estos 130.000 guardias indígenas que somos en el país, que defendemos el territorio lo hacemos desde el corazón, pero estamos solicitando que haya un reconocimiento a los pueblos, a los verdaderos cuidanderos de parte de los gobiernos del mundo para también ayudar en las situaciones que se presentan”, comentó Luis Acosta, coordinador nacional de las guardias indígenas de la ONIC - Organización Nacional Indígena de Colombia.
Con la consecución de recursos u otros apoyos se lograría la producción de alimentos; establecer todo un sistema de protección de los ríos, las aguas y los territorios; mejorar la parte tecnológica y de herramientas de protección y monitoreo territorial, y ayudar en la producción de artesanías y manualidades que les sirven para su sustento. “Eso es fundamental para el trabajo que estamos haciendo”, dijo.
También habló de una aparente invisibilización que vienen sufriendo. “Necesitamos que esta COP declare como cuidanderos legítimos de la biodiversidad a los guardias indígenas y los pueblos, y necesitamos que se conozca nuestro trabajo a nivel mundial”.
Por el lado de las comunidades negras se debe destacar que estas habitan ecosistemas estratégicos para el mundo, tanto en zonas costeras, selváticas como desérticas, donde se concentra el 40 % de la biodiversidad global.
Sus procesos de protección natural han estado acompañados de dinámicas de ecoturismo, no obstante, este no es depredador, por lo que estas comunidades han pedido que se permita la continuidad de sus actividades “bioculturales”, pero con acompañamiento.
“Las comunidades en África y en otros territorios también están aportándole a la conservación del planeta, el asunto ahora es de cómo se les reconoce, en el marco del Convenio de Diversidad Biológica, el papel que están jugando en materia de protección. Somos actores claves en la práctica, pero en el reconocimiento de esos derechos las comunidades no han estado”, manifestó Santiago Valencia, líder ambiental y comunitario en el Archipiélago de La Plata - Bahía Málaga y uno de los representantes de la Convergencia del Pacífico en la COP16.
Añadió que su rol como protectores hace rato está instaurado, reconociendo la urgencia que tiene el mundo del cuidado medioambiental, pero recalcó de nuevo que no pueden quedar apartados de todo el sistema de gobiernos y recursos que se reúnen en la COP. “Que los procesos de gestión ambientales lleguen a nuestros territorios, esos programas internacionales, la institucionalidad, los países fuertes a acompañarnos a las comunidades para que no quedemos solos”, sostuvo.
Ya hay algunas cosas concretas. Este 24 de octubre se realizó el Foro Internacional Afrodescendiente como un encuentro oficial de la COP, atrayendo a líderes y activistas afro de los diferentes continentes del mundo para hablar sobre sus implicaciones en el proceso. Otros avances se han dado en el contexto local, invitando a su implicación en todos los países.
Por ejemplo, el Gobierno de Colombia se comprometió a proteger a los pueblos indígenas en aislamiento, es decir, aquellos que no sostienen ninguna conexión con el resto de la humanidad y que dependen exclusivamente de los recursos naturales para su supervivencia.
“Esos ecosistemas hoy están resguardados, sobre todo en la Amazonía, por pueblos de una profunda sabiduría y conexión milenaria con una forma de vida a través de la selva. Y son estas formas de conocimiento con las que han sostenido un ecosistema que es vital para todos, por lo tanto, es fundamental que los pueblos en aislamiento se mantengan”, indicó Susana Muhamad, en calidad de ministra.
El otro avance consistió en una declaratoria conjunta entre campesinos, indígenas y afrodescendientes, reafirmando su compromiso con la defensa de la biodiversidad.
Estos acuerdos preliminares no solo tendrán que ser considerados durante la segunda semana de la Cumbre, sino que deben quedar claras las formas en las que Naciones Unidas, los gobiernos del mundo, la banca multilateral y los demás sectores van a articular esfuerzos y recursos con estas comunidades para su manutención, así como la difusión de su conocimiento y prácticas para que ese cuidado de la biodiversidad se replique en el planeta.
¿Cómo se está abordando?
Al finalizar la COP15, los Estados del mundo se comprometieron a incluir a las comunidades indígenas, afro y campesinas en la toma de decisiones de primer nivel.
En ese encuentro pusieron algunas opciones sobre la mesa. Una de ellas consiste en la creación de un órgano subsidiario permanente, que se encargue de trabajar de la mano con los pueblos y entregar recursos para su sostenimiento en continuidad al trabajo medioambiental que realizan.
Otra posibilidad es seguir con el Grupo de Trabajo existente, aunque con un mandato revisado para elevar la gobernanza al interior de las comunidades y el rol protagónico ante el mundo.
Esto es, en parte, lo que se ha venido conversando durante las primera semana de COP. “Sea cual sea la decisión, está claro que los pueblos indígenas y las comunidades locales deben desempeñar un papel central en la gobernanza de la biodiversidad”, manifestó el CDB.