Víctor Escobar pensó morir esta semana. El miércoles 22 de diciembre o, como es su deseo, un viernes: el 24 de diciembre. Su abogado, Luis Giraldo, le preguntó si acaso ese era el recuerdo que quería dejarle a su familia, a su esposa Diana y a su Nieto, que rememoraran su muerte en Navidad. Víctor le dio la razón, y tomó el calendario. Descartó por el mismo motivo el siguiente viernes, 31 de diciembre, así que eligió morir el primer viernes de 2022, 7 de enero.
Tras una decisión judicial, se convertirá en el primer paciente no terminal en recibir la eutanasia en Colombia, después de que la Corte Constitucional extendiera el derecho a morir dignamente para las personas con enfermedades graves así no sean terminales.
También tiene la posibilidad de cambiar de parecer. Si el viernes 7 de enero Víctor decide no morir, lo puede hacer. La eutanasia es decisión exclusiva de quien manifieste querer el procedimiento, no de la familia, ni de los amigos, ni del cura del barrio, ni los abogados o los políticos, o los que ponen el grito en el cielo en Twitter a favor o en contra.
A Víctor lo conocí a mediados de octubre de 2021. Había citado a los reporteros de Cali a su apartamento en el barrio Mojica para contar su historia. Su intención es que su testimonio se tenga en cuenta para que en Colombia, el Congreso regule la eutanasia. Lleva dos años esperándola.
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Todo comenzó en una tarde, cuando sintió que le faltaba el aire. En el hospital le diagnosticaron Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, Epoc. Causa la obstrucción del flujo del aire de los pulmones, lo que disminuye la cantidad de aire que se puede inhalar y exhalar.
Pero no es lo único. Víctor tiene secuelas de un accidente cerebro vascular, hemiplejía izquierda (parálisis de la parte izquierda del cuerpo), diabetes, artrosis severa, movilidad reducida, depresión.
En la sala de su apartamento, aquella mañana en que citó a los periodistas, el dolor no lo dejaba terminar una sola frase. Cuando iba por la mitad de una idea se retorcía. Es un dolor en el pecho que jamás se va, decía. En el sofá intentaba acostarse o sentarse en diferentes posiciones, pero nada servía. Ni siquiera la morfina. Pese a todo, Víctor hizo un enorme esfuerzo.
Contó que nació en Cali el 23 de enero de 1961, y que su infancia transcurrió en los barrios Villanueva y La Unión, y en el taller de mecánica de un tío suyo donde comenzó a trabajar debido a que sus padres no pudieron darle estudios. Mientras engrasaba motores, limpiaba carburadores con gasolina, cambiaba bujías, encontró el trabajo al que se dedicaría de por vida: conductor de tractomulas. Así conoció toda Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú.
Alguna vez trabajó de manera temporal en una fábrica donde manipulaban asbesto, los minerales de origen natural que se usan en materiales de construcción, tejas, frenos de carros, pero que al inhalarlos pueden ser peligrosos para la salud. Víctor decía que tal vez a eso se deba su estado actual. O a que fue fumador. También a las secuelas de un accidente laboral. Un compañero lo aprisionó contra un carro mientras daba reversa.
Sin embargo lo que quería explicar es que su dolor es tan intenso y desesperante, que hacía que la vida fuera una tortura; ni siquiera cuando dormía descansaba. Por eso decidió solicitar la eutanasia.
El 8 de octubre de 2020, en una habitación de la Fundación Valle del Lili, hizo por primera vez la petición. Tras ser evaluada por un comité médico, la rechazaron pues según los especialistas, las patologías no se encontraban en fase terminal, uno de los requisitos que exigía la sentencia T - 970 de 2015 de la Corte Constitucional.
La Corte, sin embargo, determinó este año que son cuatro los requisitos para acceder al procedimiento. El primero es que debe obedecer a la voluntad de la persona, de nadie más; el segundo es ser diagnosticado con una lesión, o una enfermedad grave e incurable, y no necesariamente tener una enfermedad terminal, como le sucede a Víctor; el tercero es considerar que el sufrimiento que se padece es incompatible con la idea de una vida digna, lo que también le sucede. Y el cuarto es que el procedimiento lo haga un médico.
Pese a ello, el deseo de Víctor de someterse a la eutanasia ha tenido resistencia. En los comités médicos que evaluaron su caso hace unas semanas le impidieron estar con su abogado. Y algunos especialistas han dicho que Víctor es un paciente “recuperable”, aunque le han formulado enfermería las 24 horas, terapia respiratoria y física – Víctor es oxígeno dependiente – entre otros tratamientos.
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Finalmente, después de que la juez 17 civil del Circuito de Cali ordenó de nuevo que se reuniera un comité científico para acompañar a Víctor en su voluntad de recibir la eutanasia, él planeó todo para que se realice el viernes 7 de enero de 2022.
Víctor desea recibir la inyección a las 7:00 de la noche. Así les da tiempo a los médicos para que preparen su cuerpo y todo lo que se requiera en el quirófano para donar sus órganos funcionales.
Anhela que ese día, en la mañana, estén sus amigos cercanos y sus vecinos. Desea sentirse acompañado. Saldrá hacia la IPS que va a realizar el procedimiento vestido con la camiseta de su equipo amado, el Deportivo Cali. Y a eso de las 4:30 de la tarde dará una rueda de prensa, porque entre sus deseos está agradecerle a los medios de comunicación que han visibilizado su historia. A su abogado, Luis Giraldo, le pidió que preparara un discurso.
Víctor considera que en Colombia, las grandes decisiones pasan por la política y por la religión. Al hacer mediática su eutanasia, quiere darle un mensaje a los políticos tradicionales, de pensamiento conservador, en el sentido de la importancia de luchar por las libertades, el libre pensamiento, el respeto a las decisiones de los demás.
— Seré un referente para aquellos que buscan su libertad, la libertad de decirle al dolor ya no más.