Por más que se intente, jamás existirá una manera de medir el dolor que causa la pérdida de un ser querido. Solitaria, igual que un eco retumbando en el vacío, carcome las fibras del alma. Esa sensación, fría y dura, fue la que volvió a sentir esta semana Jorge Mario Tobón, sargento retirado del Ejército Nacional, que en diez meses padeció el fallecimiento de dos de sus hijos.
El menor, Felipe, era deportista y fue asesinado por unos ladrones el 18 de abril del 2021 mientras hacía actividad física en el Cerro de las Tres Cruces, mientras que este lunes, Julián Andrés, unos años mayor y tecnólogo en electromedicina, perdió la vida en un accidente de tránsito en la vía Cali-Jamundí, luego de perder el control de su motocicleta al intentar esquivar un hueco.
Jorge Mario, notablemente afectado y compungido, habló con El País sobre estos hechos que sacuden a su familia.
¿Qué se puede decir luego de sufrir estas dos grandes pérdidas en menos de un año?
Lo que tengo para decir es que por culpa de la negligencia del estado local perdí a mis hijos. Uno por la inseguridad social y otro por la seguridad vial, esto no tiene perdón de Dios.
Mi hijo Julián Andrés, por esquivar un hueco perdió el control de la moto. El venía de hacer lo que más le gustaba, que era salvar vidas. Necesitaba un equipo de biomedicina urgente que estaba en la finca de Jamundí, había salido desde las seis de la mañana para hacer eso… es todo muy doloroso.
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¿Las autoridades y la administración local lo han contactado?
Vea, de la administración municipal y departamental no he recibido ni siquiera un ‘buenos días’. A ellos pareciera que las vidas no les importa. La realidad es que nadie se ha acercado.
¿Qué medidas legales tomará la familia ante lo ocurrido?
Así como está la acción legal por el caso de Felipe, también se instaurará una con el caso de Julián. Me han llamado varios grupos de abogados muy prestantes a nivel nacional que están muy interesados en tomar el caso sin ningún interés económico. Así están las cosas.
Usted, como padre de familia y sargento retirado del ejército, ¿qué lectura hace de lo que pasa en la ciudad a raíz de estas duras pérdidas?
Lo primero es que estamos en una sociedad en donde se han perdido los valores éticos y morales. Y lo segundo es que la familia también requiere de una asistencia social ante estos casos y eso lo da al estado, pero en este momento no hay ningún programa ni ningún tipo de apoyo.
A esto se le suman los gobiernos locales inertes, nefastos y corruptos, porque esa vía Cali-Jamundí lleva más de cinco años en obras y cada dos años dicen que la van a entregar y cada vez está peor. Es muy fregado que un gobierno local esté haciendo esto con la sociedad caleña.
La inseguridad lamentablemente también se sigue llevando muchas vidas…
Así es. Seamos realistas, en estos momentos la capacidad humana de la Policía está reducida, y eso se podría mejorar con la ayuda del Ejército Nacional. Si la ciudad se militarizara, se garantizaría la seguridad, pero el gobierno local y el Alcalde desafortunadamente prefieren apoyar otras cosas.
¿Cómo va el proceso contra los cuatro criminales capturados por el asesinato de Felipe?
Voy a ser muy sincero. Agradezco a la Fiscalía y al Fiscal 13 especializado, porque vamos por muy buen camino. Sin embargo, yo quiero hacer una petición especial. En el Cerro de las Tres Cruces hay reportados en medios de comunicación unos diez casos iguales o similares a lo que pasó con mi hijo Felipe, pero la gente no ha denunciado. Necesitamos más denuncias para que se les puedan acumular procesos a estos individuos y que puedan ser sancionados penalmente con más severidad.
Al Cerro subimos miles de caleños, ¿y nos vamos a dejar amilanar por cuatro personas?, no, eso no puede ser posible. Tenemos que denunciar.
Tras el asesinato de Felipe la familia decidió irse de Cali. ¿Qué piensan hacer ahora?
Nosotros nos fuimos de mi ciudad, pero regresamos el 5 de enero, justamente porque se tenía preparada otra audiencia contra esos individuos que mataron a mi hijo y se necesitaba de mi presencia. Pero con esta situación nos vemos de nuevo obligados a irnos de mi país.
¿A qué se aferra en estos momentos tan complicados?
Mi nieto de tres años, mi esposa y los dos hijos que me quedan. También nuestro creador. Es Dios quien me da fortaleza para seguir en esta lucha.