Después de un mes de haber sido derribada la estatua de Sebastián de Belalcázar, en la ciudad se empieza a tejer el debate en torno a lo que podría ocurrir tanto con el monumento como con el mirador donde solía estar.
Hasta el momento, la estatua se encuentra resguardada y a la espera de un proceso de restauración, pues durante su derribamiento sufrió daños en el tobillo y pie derecho, al igual que en el pedestal.
“Al momento del retiro del monumento, la espada se desprendió. Como este es un elemento que puede perderse fácil, ahora se encuentra custodiado, al igual que el pie derecho. No es cierto que la espada esté perdida o en manos de particulares”, aclara el subsecretario de Patrimonio, Leonardo Medina.
De hecho, ayer se realizó la primer evaluación del estado de la estatua por parte de la restauradora quien, preliminarmente, habría advertido que la recuperación podría tardar dos meses y medio.
Medina explica que desde que se dio el derribamiento de la estatua se inició una mesa de trabajo para realizar propuestas en torno a la representación de este mirador, la cual está integrada por miembros de las comunidades indígenas, comunidades afro, la Academia de Historia, la Sociedad de Mejoras Públicas, la Sociedad de Arquitectos, Bellas Artes, las universidades de la ciudad, restauradores e historiadores.
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Aunque dicha mesa de trabajo tenía una agenda que debería concluir en los primeros días de junio, debido al paro solo se han realizado dos reuniones. Hasta el momento, comenta el funcionario, no ha llegado ninguna propuesta de qué debe ocurrir con este espacio o con la estatua de Belalcázar.
“Con el derribamiento hubo una violación a la ley, porque este es un patrimonio de la comunidad caleña, es una obra de arte y está instalada ahí por una orden del Concejo. Sin embargo, nosotros no podemos ser ajenos a las solicitudes expresadas en torno a la estatua, porque si somos ciegos ante ello al volver a instalar el monumento, seguramente, a los días se puede dar un nuevo derribamiento y esto se tornaría en una pelea de nunca acabar”, advierte Medina.
Así las cosas, hoy es incierto qué sucederá con el monumento de Sebastián de Belalcázar. No obstante, para dilucidar el futuro tanto de la estatua como del mirador, desde ya se evalúa la posibilidad de ampliar la discusión desde un espacio de participación ciudadana que tenga lugar en el Concejo.
“Queremos que haya una participación amplia frente a este tema. Estamos coordinando con el Concejo el mecanismo y el procedimiento para que la gente pueda manifestarse, toda vez que es un tema que no es institucional sino de la ciudad”, explica el Subdirector de Patrimonio del Municipio, quien enfatiza en que en medio del debate se debe poner en valor la solicitud de comunidades indígenas y afro a tener un espacio de reconocimiento.
¿Qué hacer en el mirador y con el monumento?
En medio de la discusión de qué podría suceder en este icónico lugar, desde varios sectores empiezan a surgir ideas que se dividen en torno a dos grupos: quienes quieren ver de vuelta la estatua en su pedestal y quienes prefieren que el mirador de Arboledas tenga otra representación de la ciudad.
El historiador y expresidente de la Sociedad de Mejoras Públicas, Nicolás Ramos, hace hincapié en que el retorno de la estatua de Belalcázar a su pedestal debe ser “inminente. Allí no debe haber otro monumento, porque tanto el Cabildo de Cali como el pueblo pusieron ahí la estatua hace casi 100 años. Este es un patrimonio de la ciudad, un sitio turístico y eso no está sujeto a discusión”.
Por su parte, el concejal Fernando Tamayo indica que en estos momentos es pertinente recurrir a un “hecho de reconciliación. Cali es reconocida por la estatua de Belalcázar, más allá de las implicaciones históricas; este es el mirador de Cali y es emblemático. La estatua puede volver a su sitio y se pueden generar otro tipo de monumentos que hablen de inclusión y la importancia del pueblo indígena y afro”.
El Cabildante añade que la única motivación real para que la estatua no vuelva “sería auscultar el sentir de los caleños y si la gente realmente siente que no les representa, se toma la decisión. Sería lamentable que sea por miedo a que la tumben nuevamente y no por decisión de los caleños que se determine que la estatua no vuelva a su sitio; eso reflejaría el desgobierno y la debilidad institucional en la que hemos vivido”.
Para la concejala Ana Erazo es necesario que se convoque a un espacio abierto de participación ciudadana para definir el futuro del mirador.
“Se debe recoger el sentir de la gente frente a lo que se debe hacer. En mi opinión, este espacio debe resignificarse y la estatua puede trasladarse a un museo, pero no debe volver al mirador. Este espacio debe conectarse más con la lucha ancestral que tuvieron nuestros indígenas en el marco de la colonización”, propone Erazo.