El ministro de Educación de Colombia, Daniel Rojas, se encuentra en el centro de una polémica tras ser señalado por su comportamiento en el partido entre Millonarios y Atlético Nacional el pasado 29 de noviembre en Bogotá. Según una columna de opinión publicada por Nelson Mariño en La Silla Vacía, Rojas habría participado en cánticos ofensivos dirigidos a un jugador del equipo rival, lo que ha generado cuestionamientos sobre su rol como figura educativa y un líder del Gobierno Nacional.
El columnista Nelson Mariño, es microbiólogo e ingeniero industrial, también columnista de La Silla Vacía, en su espacio relató su experiencia durante el encuentro deportivo, al que asistió como hincha de Millonarios. Según Mariño, el ministro Rojas, ubicado cerca del banco de suplentes del Atlético Nacional, se unió a un cántico que calificaba a un jugador verdolaga como “asesino”. Al confrontar al funcionario, este justificó su actuar afirmando: “Aquí todos somos hinchas”.
Mariño calificó esta respuesta como “pobre e inaceptable”, argumentando que el ministro, en su posición de liderazgo, debería ser un ejemplo de valores y comportamiento ético, más aún en espacios públicos como un estadio de futbol.
El impacto de la violencia en el fútbol
El columnista hizo un llamado a reflexionar sobre el deterioro social que se refleja en los estadios y criticó el uso de estos espacios como escenarios para expresar violencia, ya sea verbal o física.
“Usted, como líder educativo, debería alejarse de cualquier señalamiento y no utilizar el estadio o a un jugador de fútbol como vía de escape para reflejar la violencia que estamos viviendo. Debería ser un ejemplo, y su comportamiento ser una guía a seguir”, señala el columnista.
Mariño subrayó que la presencia de figuras públicas, especialmente de un ministro, contribuye a reforzar comportamientos negativos en lugar de fomentar el respeto y la convivencia.
Además, destacó que los cánticos ofensivos no solo son una falta de respeto hacia los jugadores y el mismo deporte, sino también una muestra preocupante de la normalización de la agresión en la sociedad colombiana.
Mariño concluyó su columna enfatizando que el verdadero cambio en el comportamiento de los aficionados no radica en medidas como la prohibición de hinchas rivales en los estadios, sino en una educación integral que promueva el respeto por las diferencias y fomente valores de convivencia.
“La educación es determinante para lograr el desarrollo. Sin embargo, si la figura líder de este proceso se comporta de manera inaudita como un “barra brava”, el panorama es desalentador. Ojalá judicialicen a los responsables de cualquier tipo de violencia, pero claro que luego no los nombren ‘gestores de convivencia’”, comentó en su columna de opinión.
El incidente ha generado un debate sobre la coherencia entre las acciones del ministro y su rol en la promoción de una educación que forme ciudadanos respetuosos y responsables.